Poner cáscaras de mandarina en los bordes de puertas y ventanas es una costumbre tradicional que resurgió en muchos hogares de Argentina gracias a sus múltiples beneficios. Esta técnica natural no solo ayuda a mantener alejados a los insectos, sino que también deja un aroma agradable en los espacios, sin recurrir a productos químicos.
La piel de esta fruta contiene aceites esenciales con propiedades que actúan como repelente natural. Gracias a estos compuestos, es posible alejar mosquitos, hormigas y otros insectos que suelen aparecer en los hogares. Para tener la casa limpia es vital mantener a cualquier tipo de plaga lejos.
Por otra parte, los restos de la mandarina pueden utilizarse como un desodorante de ambiente ecológico, ya que el característico olor cítrico genera una sensación de frescura en las habitaciones. El procedimiento es muy simple: se colocan cáscaras frescas en pequeños recipientes o platitos cerca de las aberturas, lo que permite que el aire disperse su fragancia. Incluso cuando se secan, todavía liberan su aroma por varios días.
Ventajas de usar cáscara de mandarina
- Funciona como repelente natural de insectos
- Aporta fragancia sin productos industriales
- Permite reutilizar un residuo que usualmente se desecha
- Es una opción ecológica, económica y accesible
En Argentina, la época de mandarinas se extiende principalmente entre los meses de abril y agosto, y son junio y julio los meses de mayor abundancia y mejor calidad. Durante estos meses es fácil encontrarla fresca, sabrosa y a buen precio en mercados y verdulerías. Por eso, esta técnica puede empezar a implementarse ahora cuando la fruta es más accesible.
Los beneficios de comer mandarina
La mandarina es una fruta deliciosa que aporta numerosos beneficios para la salud. Uno de sus principales aportes es su alto contenido de vitamina C, lo que la convierte en una gran aliada para reforzar el sistema inmunológico. Consumirla regularmente ayuda a prevenir resfríos, gripes e infecciones y fortalece las defensas naturales del cuerpo.
Otro de sus puntos fuertes es su capacidad para mejorar la salud de la piel. Rica en antioxidantes como los flavonoides y la vitamina C, estimula la producción de colágeno, lo que favorece una piel más firme, luminosa y saludable.
Además, la mandarina ayuda en la digestión gracias a su contenido de fibra, especialmente presente en sus gajos y en la parte blanca que los recubre. Este compuesto colabora en el buen funcionamiento del sistema intestinal y previene problemas como el estreñimiento.
Su alto contenido de agua y su bajo aporte calórico hacen que sea una fruta ideal para quienes buscan mantenerse hidratados y cuidar su alimentación. La mandarina es considerada un snack saludable por los nutricionistas.
En cuanto a la salud cardiovascular, la mandarina colabora al reducir los niveles de colesterol malo (LDL) y favorecer una mejor circulación, gracias a sus nutrientes y antioxidantes, contribuyendo así al cuidado del corazón.
Por último, esta fruta aporta ácido fólico, un nutriente esencial para la formación de glóbulos rojos y especialmente importante durante el embarazo, ya que participa en el desarrollo del sistema nervioso del bebé.
En resumen, la mandarina es mucho más que una fruta sabrosa, es un alimento funcional que cuida distintos aspectos de la salud y es una gran aliada en el hogar para usar sus cáscaras para espantar plagas y aromatizar ambientes.