Si alguna vez te has acercado a la pantalla de una sala de cine, quizá hayas notado algo curioso: hay miles de diminutos agujeros repartidos por toda su superficie. No son un defecto ni un detalle estético. Se trata de una tecnología fundamental para que el sonido de las películas llegue al público de la forma más natural posible. Las pantallas microperforadas son el secreto —o ya no tanto— detrás de las experiencias cinematográficas.
Así lo ha explicado cineasta y creador de contenido Ismael Sepúlveda a través de la cuenta de TikTok de la ECAM (Escuela de Cinematografía y del Audiovisual de la Comunidad de Madrid): “Seguro que no te habías fijado nunca que las pantallas de cine, si nos acercamos, tienen unos microagujeritos. Esto se llama pantalla microperforada y la tienen todos los cines del mundo. Pues estos agujeros son imprescindibles para que la película se escuche bien”.
Desde el punto de la imagen donde ocurre la acción
A primera vista, cuesta entender qué relación puede tener una superficie blanca con la calidad del sonido. Pero Sepúlveda lo aclara: “Detrás de la pantalla, justo detrás, están los altavoces principales, que son tres normalmente. ¿Y por qué están ahí detrás? Pues para que el sonido siempre venga desde donde vemos la acción”.
Es decir, las voces de los personajes o, por ejemplo, los efectos de una explosión salen directamente desde el punto de la imagen donde ocurren, logrando coherencia total entre lo que se ve y lo que se oye. “Al fin y al cabo es lo más natural posible: tú estás viendo la pantalla y el sonido te viene de la pantalla. Si los pusiéramos en el techo o por las paredes, escucharíamos la voz desde ahí, y sería mucho más antinatural”.
Sin embargo, colocar los altavoces detrás del lienzo plantea un problema: una pantalla opaca bloquearía o distorsionaría el sonido. De ahí la necesidad de esos diminutos agujeros, casi invisibles para el espectador. “Si esta fuera completamente lisa, sin los agujeritos, el sonido que sale por los altavoces se distorsionaría, se bloquearía un poco por la pantalla y se escucharía todo fatal”, explica Sepúlveda.
Las microperforaciones permiten que el sonido atraviese la tela sin interferir con la calidad de la imagen proyectada. Son tan pequeñas y están tan uniformemente distribuidas que el ojo humano no las percibe, pero el oído sí nota la diferencia. Gracias a ellas, la voz de un actor parece provenir exactamente de su boca, y los efectos de sonido mantienen su direccionalidad original.
Este fenómeno tiene incluso nombre propio: difracción del sonido. Sepúlveda lo resume así: “Si el sonido se encuentra con un obstáculo en su camino, es capaz de adaptarse para seguir propagándose”. Es un principio físico que aprovechan las pantallas microperforadas para garantizar que las ondas sonoras pasen sin obstáculos, mientras la imagen permanece nítida y brillante.