Cada 7 de agosto, la Iglesia Católica conmemora el Día de San Cayetano. Este jueves, miles de fieles se congregarán en el santuario del barrio de Liniers, en Buenos Aires, y en iglesias de todo el país para pedir y agradecer. La fecha recuerda el fallecimiento del santo en 1547, pero la razón de su patronazgo sobre el empleo tiene una historia ligada a la Argentina.
Por qué San Cayetano es el patrono del pan y el trabajo
La fecha de la celebración, el 7 de agosto, corresponde al día del fallecimiento de Cayetano de Thiene. Su designación como intercesor para las necesidades laborales se originó en la Argentina.
En la década de 1930, el país sufría las consecuencias del desempleo por la crisis financiera de 1929. En ese contexto, el párroco Domingo Falgioni, director espiritual de los Círculos de Obreros Católicos, impulsó una pastoral para venerar al santo como facilitador de empleo.
Falgioni fue el responsable de la creación de una estampa de San Cayetano con el niño Jesús y una espiga de trigo. Esa imagen consolidó su condición de patrono del pan y del trabajo. Los favores atribuidos a la oración a Cayetano en esa época expandieron con rapidez la confianza en su intercesión divina entre los sectores más necesitados.
Quién fue Cayetano de Thiene
Cayetano de Thiene fue un presbítero que nació el 1° de octubre de 1480 en Vicenza, una ciudad del noroeste de Italia. Pertenecía a una familia de buena posición económica. Inició sus estudios formales en Derecho en la Universidad de Padua. A los veintiséis años se mudó a Roma para comenzar su carrera religiosa.
Allí ocupó el cargo de secretario privado del papa Julio II. Tras la muerte del Sumo Pontífice, decidió convertirse en sacerdote y recibió la instrucción para ello en 1516. Como presbítero, fundó la sociedad Oratorio del Amor Divino y la Orden de Clérigos Regulares Teatinos. Esta organización religiosa promovía la oración y una vida santa con costumbres austeras. Una de sus premisas principales era la renuncia a los bienes individuales.
Fiel a sus ideales, Cayetano donó todo su dinero y se mantuvo alejado de las limosnas. Con estos principios instruyó a otros sacerdotes. Es recordado por sus esfuerzos para asistir a personas pobres y enfermos. También creó asociaciones con este fin, como los Montes de Piedad. Durante la Reforma Protestante, declaró: “Lo primero que hay que hacer para reformar a la Iglesia es reformarse uno a sí mismo”.
San Cayetano falleció el 7 de agosto de 1547 a los 66 años, tras padecer una enfermedad. Se negó a descansar sobre un colchón a pesar de su estado. Su imagen bondadosa y desinteresada fue recordada por muchos. Poco tiempo después, se reportaron diferentes milagros por medio de su intercesión. El papa Urbano VIII lo beatificó el 8 de octubre de 1629. El papa Clemente X lo canonizó el 12 de abril de 1671.
Dónde se encuentra el santuario en Buenos Aires
El principal centro de devoción en la Argentina es el Santuario de San Cayetano. Se ubica en la calle Cuzco 150, en el barrio de Liniers, Ciudad Autónoma de Buenos Aires. La iglesia, fundada en 1875 por la Sociedad Hijas del divino Salvador, se convirtió en el epicentro de las peregrinaciones.
Cada año, miles de personas de toda la Argentina y de países limítrofes acuden a este templo para pedir por pan y trabajo. Las puertas del santuario abren para celebrar este día y rendir honor al santo.
Qué oración se reza para pedir su ayuda
La Agencia Católica de Informaciones difunde una oración específica para pedir a San Cayetano por cualquier necesidad. El texto es el siguiente:
¡Oh glorioso San Cayetano! Aclamado por todas las Naciones; Padre de Providencia, porque con portentosos milagros socorres a cuantos te invocan con fe en sus necesidades. Te suplico me obtengas del Señor oportuno Socorro en las angustias presentes y sea ello prueba de la bienaventuranza eterna. Amén.
Santísima Trinidad, ¡oh Divina Providencia! Concédeme tu clemencia, por tu infinita bondad, arrodillado a tus plantas, a Ti portento de toda caridad, te pido por los míos casa, vestido y sustento.
Concédenos la salud, llévanos por buen camino, que sea siempre la virtud que guie nuestro destino. Tú eres toda mi esperanza, eres el consuelo mío, en Ti creo, en Ti confío. Que tu Divina Providencia se extienda a cada momento para que nunca nos falte casa, vestido, sustento y los Santos Sacramentos en el último momento.
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