El panorama económico de Colombia en 2025 se perfila como un escenario de avances moderados y desafíos persistentes, según el más reciente informe de la Fundación para la Educación Superior y el Desarrollo (Fedesarrollo). El documento, titulado “Prospectiva Económica” examina los principales indicadores del año y presenta proyecciones para el corto y mediano plazo al abordar variables como el crecimiento, la inflación, el sector externo y la situación fiscal.
El análisis destaca la interacción entre factores internacionales y domésticos, así como los retos coyunturales y estructurales que enfrenta la economía nacional.
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A nivel internacional, dice que la tasa de cambio en Colombia se proyecta para 2025 en un promedio de $4.062 a $4.109, con una mediana de $4.084. La cifra representa una depreciación del 0,2% respecto al promedio de 2024, que fue de $4.074.
Según el mismo, “la evolución del peso colombiano responde a una mayor prima de riesgo, influida tanto por factores externos, como la incertidumbre derivada de la guerra comercial y su impacto en la inflación global, como por elementos internos, entre los que se encuentran la sostenibilidad de las finanzas públicas y la caída en los precios de los productos básicos, especialmente el petróleo y el carbón”.
No obstante, anotó que la debilidad del dólar, la ampliación del diferencial de tasas de interés entre la Reserva Federal (FED) y el Banco de la República, y el aumento en el flujo de remesas hacia Colombia, ejercerían presión para una apreciación del peso, lo que puede contrarrestar así los factores de depreciación.
Crecimiento económico
En cuanto al crecimiento económico, la proyección para 2025 se mantiene en 2,6%. Desde la perspectiva de la oferta, el crecimiento se explica principalmente por el dinamismo de las actividades comerciales, artísticas y de administración pública, mientras que la construcción y la minería experimentarían caídas anuales.
Por el lado de la demanda, dice el informe que “el consumo privado se consolidaría como el principal motor del crecimiento, en un contexto de reducción de las presiones inflacionarias y una política monetaria más flexible en comparación con el año anterior”. En contraste, la inversión crecería a un ritmo inferior al de la economía, lo que reflejaría la debilidad de los sectores más intensivos en capital, en especial, la construcción de edificaciones.
Para el mercado laboral se proyecta una tasa de desempleo de 9,2% para 2025. El informe señala que, hasta agosto, la tasa de desempleo registrada fue de 9,1%.
Déficit de cuenta corriente
El sector externo muestra señales de presión. Fedesarrollo revisó al alza la proyección del déficit de cuenta corriente, que pasaría de 2,5% a 2,6% del PIB en 2025. El resultado implica un aumento de 0,9 puntos porcentuales respecto al déficit observado en 2024, que fue de 1,7% del PIB.
De acuerdo con la entidad que lidera Luis Fernando Mejía, el incremento se asocia a un mayor déficit comercial de bienes, vinculado al aumento de las importaciones en un contexto de mayor dinamismo económico.
“La persistente caída de los precios internacionales de los productos básicos reduciría las exportaciones tradicionales, aunque este efecto se vería parcialmente compensado por una disminución en el déficit de renta factorial y un mayor superávit de transferencias corrientes. En este último rubro, las remesas se consolidan como la principal fuente de divisas para la economía colombiana”, explicó.
Inflación y tasas de interés
Sobre la inflación y política monetaria, septiembre de 2025 cerró con una inflación anual de 5,18%, según el Dane, lo que representa un aumento de 0,08 puntos porcentuales respecto a agosto (5,10%) y una leve reducción frente al 5,20% registrado en diciembre de 2024. Fedesarrollo proyecta que la inflación cierre el año en 5,01%, lo que supone un incremento de 0,29 puntos porcentuales respecto a la edición anterior del informe, que estimaba 4,72%.
Y sobre la política monetaria, se espera que el Banco de la República retome la senda de recortes en la tasa de interés de intervención únicamente en el último mes del año, lo que haría que 2025 cierre en 9,00%, es decir, 50 puntos básicos por encima de la proyección anterior (8,50%).
Mayor presión fiscal
Asimismo, el análisis fiscal revela un panorama de mayor presión. Fedesarrollo estima que el déficit fiscal se ampliará de 6,7% del PIB en 2024 a 7,5% en 2025. Según la entidad, los altos déficits previstos para 2025 y 2026 generarían una trayectoria creciente de la deuda en el mediano plazo, lo que requeriría medidas de ajuste orientadas a preservar la sostenibilidad fiscal.
Además, el paquete de medidas propuesto combina una reducción de la tarifa de renta para personas jurídicas y la eliminación del impuesto al patrimonio, compensadas por una ampliación de las bases del IVA (impuesto al valor agregado), del impuesto de renta para personas naturales y de las contribuciones a salud, junto con una política de control del gasto público.
Según el informe, “estas medidas permitirían un ajuste cercano a 3% del PIB y fortalecerían la credibilidad de la política fiscal”. Además, se destaca que la liquidez del Tesoro Nacional se encuentra en niveles mínimos históricos, lo que ha incidido en el comportamiento reciente de la curva de rendimientos de los bonos del Gobierno.
Desempeñó regional
El desempeño regional muestra diferencias marcadas. En el primer trimestre de 2025, el crecimiento nacional, medido por el Índice Trimestral de Actividad Económica Departamental, estuvo impulsado por
- Bogotá: 3,7%.
- Región Pacífica: 3,0%.
- Regrión Central: 2,8%.
Mientras que la Oriental (2,1%), Caribe (2,0%) y Amazonía–Orinoquía (-2,1%) crecieron por debajo del promedio nacional (2,3%).
Para el conjunto del año, se estima que el crecimiento regional será liderado por
- Bogotá (3,0%): impulsada principalmente por el dinamismo de las actividades comerciales y artísticas.
- Regiones Central (2,9%) y Pacífica (2,5%): favorecidas por el buen desempeño del comercio, el sector agropecuario y la recuperación de la industria.
En contraste, las regiones Oriental (2,2%), Caribe (1,7%) y Amazonía–Orinoquía (1,6%) registrarían crecimientos por debajo del promedio nacional, afectadas por la contracción del sector minero.