CÓRDOBA.- Glocal nació en la Argentina en 2018 con la premisa de acelerar la transformación del agro a través de la innovación y la sustentabilidad y hace poco recertificó como Empresa B. Su creador, Bernardo Milesy, nació en Leones, la ciudad cordobesa capital nacional del trigo, y lleva gran parte de su vida radicado en Rosario; su padre es productor agropecuario. “Todo eso tiene que ver con mi interés por el campo, con mi profesión y con la decisión de conectar la tecnología con el sector agropecuario”, dice a LA NACION.
La empresa, que sumó como socios a Ivo Sarjanovic, un experto de larga trayectoria en agronegocios y a la uruguaya Beatriz Ponce de León, se convirtió en la primera plataforma de aceleración e innovación AgriFoodTech de América Latina con un enfoque en inversión, desarrollo y escalamiento de startups disruptivas. El creador está convencido de que la innovación “no sucede en aislamiento”, por lo que impulsan programas de innovación abierta junto a empresas y corporaciones, promoviendo la adopción de nuevas tecnologías en el sector.
Milesy estudió Administración de Empresas y, después de un curso en la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) empezó a trabajar en una corredora de granos que era una startup: “Muy embebido en la agroindustria decidí dar el paso porque vi la necesidad de que, tanto en la Argentina como en la región, empezaran a converger el campo con la innovación tecnológica. Yo venía del agro tradicional pero veía oportunidades en la sustentabilidad, en el cambio climático”.
En el 2018 nació la empresa con el objetivo de unir la cadena agroindustrial con el mundo tecnológico, ayudar a las empresas “a adoptar tecnologías que los entendieran a ellos. Recorremos ese camino ayudando a emprendedores que quieren innovar en agroalimentos no solo dándoles capital sino un acompañamiento a cambio de un porcentaje de la empresa”.
Ese porcentaje varía entre 5% y 15% de las acciones, explica Milesy. Glocal, por ejemplo, fue la primera en invertir en Kilimo, la startup cordobesa que opera en toda Latinoamérica y que ayuda a ahorrar agua. “La premisa era que los emprendimientos comprendieran a la industria, a sus costumbres, a sus hábitos -añade-. En ese entonces no existían fondos de capital de riesgo para el sector”.
Entre las primeras que fondearon también están Auravant, que hace agricultura de precisión que mejora la toma de decisiones y aumenta los rindes de manera sustentable y Puna Bio, enfocada en el desarrollo de insumos biológicos que aumentan rendimientos, reducen emisiones de carbono y regeneran suelos degradados.
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Milesy agradece a todos los contactos que fue haciendo en su actividad previa que, después, colaboraron “con ideas, con mentorías, con aportes que sirvieron para crecer”. Cuando comenzaron lo hicieron con recursos propios; ya constituyeron dos fondos, uno que terminó de invertir en 2022 y el otro que está ahora terminando su ciclo. “Ya logramos monetizar y autosustentarnos. Siempre trabajamos con la idea de que lo hacemos tiene que ser negocio”, añade.
Ratifica que se concentran en conectar a las startups “más disruptivas” de la región con productores, empresas y corporaciones que buscan incorporar tecnología para hacer sus procesos más eficientes, sostenibles y productivos. “Colaboramos con emprendedores que están desarrollando soluciones tecnológicas para optimizar el uso de recursos, mejorar la producción y enfrentar los desafíos del cambio climático en el campo”, describe y reitera que, además de financiamiento, aportan asesoramiento y abren posibilidades de alianzas estratégicas.