Pro, frente a su hora más difícil

admin

Luego de dos décadas en las que fue protagonista fundamental de la vida política de la ciudad de Buenos Aires, Pro parece haber entrado en una etapa crítica que podría derivar en una virtual desaparición o, al menos, en una pérdida dramática de relevancia. No solo salió derrotado en las elecciones distritales de mayo pasado, sino que negoció una “lista conjunta” con LLA en la que cedió su identidad política y sus colores históricos (en la rueda cromática, el violeta y el amarillo son opuestos). Asimismo, relegó sus hasta ahora lógicas aspiraciones, admitiendo una marcada asimetría con el oficialismo nacional al resignar candidatos propios al Senado y conformarse con dos lugares (5º y 6º) en la lista de diputados.

El debilitamiento de Pro arrancó antes de la derrota electoral de 2019, cuando comenzó a diluirse la expectativa sobre su capacidad para producir un cambio efectivo y duradero en la sociedad argentina. Tal vez el punto de inflexión o las jornadas claves del inicio de su decadencia hayan sido las semanas posteriores al triunfo en las elecciones de mitad de mandato, el 22 de octubre del 2017, cuando Macri y sus colaboradores desperdiciaron una oportunidad ideal para conformar una coalición política amplia y versátil que respaldara un plan de reformas estructurales, incluyendo a muchos gobernadores peronistas que “se habían pintado de amarillo” luego de la derrota de CFK en la provincia de Buenos Aires en manos de Estaban Bullrich.

Los operadores financieros, por su parte, consideran que el “principio del fin” de Pro/Cambiemos fue la fatídica conferencia de prensa del 28 de diciembre de ese mismo año, cuando un panel integrado por Marcos Peña (jefe de Gabinete), Nicolás Dujovne (ministro de Economía), Luis “Toto” Caputo (ministro de Finanzas) y Federico Sturzenegger (titular del BCRA) anunció un sorpresivo cambio en la política de metas de inflación que distendía los objetivos entonces vigentes, lo que se interpretó (correctamente) como un triunfo del “ala política” del gobierno que vulneraba la “independencia” de la autoridad monetaria y relajaba las relativamente laxas metas en materia fiscal.

La durísima derrota en las elecciones primarias del 11 de agosto de 2019 generó un golpe mortal para las pretensiones de lo que entonces era Juntos por el Cambio, en especial para el propio Mauricio Macri. A pesar de que poco tiempo después se emocionó hasta las lágrimas por la demostración de cariño y confianza de un nutrido grupo de simpatizantes en la Plaza de Mayo y de que desarrolló un encomiable esfuerzo para intentar el milagro de llegar a una segunda vuelta, nunca se recuperó del impacto psicológico y de la debilidad política fruto de la estrepitosa caída en el valor de todos los activos financieros y la corrida cambiaria que derivó en la imposición de los controles de capitales (el benemérito cepo, ya con Hernán Lacunza al frente del Palacio de Hacienda) y en una nueva devaluación de la moneda.

La derrota en primera vuelta de la fórmula Macri-Pichetto (de forma tardía, los estrategas electorales de JxC habían admitido la necesidad de incorporar una “pata peronista”) definió un nuevo equilibrio del poder en el que, si bien el peronismo retomaba el control tanto de la presidencia como de la provincia de Buenos Aires, dejaba constituida una oposición muy significativa que superaba el 40% del electorado. En perspectiva, se trataba de una base para nada despreciable a los efectos de elaborar una estrategia orientada a volver a conformar una oferta electoral competitiva.

Las elecciones de mitad de mandato de 2021 parecían confirmar esa hipótesis. JxC había tenido una excelente performance, incluso más allá de los distritos donde históricamente había evidenciado fortalezas relativas, dado el profundo desgaste y el creciente desprestigio que mostraba el gobierno de Alberto Fernández. Un tal Javier Milei, hasta entonces un marginal personaje de los medios, había irrumpido en los comicios porteños logrando dos bancas en la Cámara de Diputados (la otra la obtuvo Victoria Villarruel).

¿Qué pasó con Pro y con el país para que en apenas cuatro años tengamos un escenario tan distinto?

Ante la renuencia de Mauricio Macri a ejercer un liderazgo claro y contundente, siguiendo los parámetros tradicionales de la política, el espacio fue ocupado por quienes fueron los contendientes en las PASO de 2023, Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta, ambos con probadas fortalezas y marcadas debilidades. La confrontación operó de manera inesperada: una parte muy importante de una sociedad que desesperadamente buscaba una transformación profunda del país, sobre todo respecto del combate a la inflación y la inseguridad, prefirió la oferta extrema de Milei a la señal de falta de coordinación y hasta de egoísmo que se exhibió durante esa elección interna. El hecho de que el peronismo hubiera apoyado política, logística y financieramente a los candidatos de LLA para dividir a la oposición y complicarle el panorama a JxC de ninguna manera se convirtió en un lastre para Milei, que afianzó sus chances gracias al rápido realineamiento y el entusiasta soporte tanto de Macri como de Bullrich, lo que facilitó el apoyo de la mayoría de sus votantes.

Si hasta ese momento las señales de Macri habían sido erráticas y sinuosas, a partir del triunfo del candidato libertario su situación se volvió muchísimo más incómoda. Milei ejecutaba las políticas en las que Macri siempre había creído, pero que por diferentes motivos había desechado como presidente. Más aún, con Bullrich convertida en una figura clave del nuevo gobierno y Rodríguez Larreta corrido a un rol de opositor, aunque asumiera por primera vez la titularidad de su partido, Macri se rodeó de un núcleo pequeño de colaboradores leales, pero no recuperó el atractivo de poder convertirse en candidato para recuperar el poder. Sin ese incentivo selectivo, Pro comenzó a sufrir la fuga, formal o real, de sus principales dirigentes, incluyendo figuras claves como la propia Bullrich, Cristian Ritondo, Diego Santilli, Guillermo Montenegro o Diego Valenzuela.

Por eso, Pro llegó a esta negociación tan debilitado. Su escasa cosecha refleja que su rápido eclipse podría convertirse en algo mucho peor: muchas potenciales “opciones” al bipartidismo terminaron desapareciendo o subsumidas en proyectos con nítida vocación hegemónica: el Partido Federal, el Intransigente, la UCeDé, el Frepaso, Acción para la República y hasta el Frente Renovador.

De todas formas, su aporte para que LLA se convierta en primera minoría puede ser significativo: aportará capacidad de fiscalización y logística (fundamentalmente en la provincia de Buenos Aires, donde se votará con el viejo sistema de las boletas partidarias) y tendrá voceros experimentados para apuntalar el discurso oficial. A eso se le suma un volumen electoral para nada despreciable: según el Índice de Preferencias Políticas que elaboran D’Alessio-IROL/Berensztein, Pro sigue siendo una identidad relevante y decisiva, con el apoyo de un 15% del electorado. Si dos tercios acompañaran a LLA, quedaría de este modo asegurado un triunfo oficialista en este turno.

Finalmente, Pro evitó quedar como responsable de un eventual traspié de LLA en caso de que se hubiera desperdigado el voto de centroderecha y afín a las reformas promercado. Milei hubiera responsabilizado a Macri y los suyos del potencial retorno del populismo fiscalmente irresponsable, con riesgos en materia de gobernabilidad y mayor polarización de cara a 2027.

Los políticos rara vez hacen lo que quieren: en general se concentran en lo que pueden. Y casi siempre tratan de evitar los peores escenarios. Tal vez Macri nunca se sintió tan cercano a los dilemas estratégicos que enfrentó Raúl Alfonsín cuando concedió firmar el Pacto de Olivos, hace más de tres décadas.

Deja un comentario

Next Post

La pregunta incómoda que hay que hacer antes de una primera cita para lograr una conexión real

Jay Shetty es un autor, orador motivacional, coach emocional y exmonje hindú británico que ganó popularidad a través de sus videos en redes sociales, donde comparte enseñanzas inspiradas en la sabiduría antigua y la aplica a la vida moderna. Recientemente, reveló cuál es la pregunta incómoda que hay que hacer […]
La pregunta incómoda que hay que hacer antes de una primera cita para lograr una conexión real

NOTICIAS RELACIONADAS

error: Content is protected !!