Producciones fastuosas, costos exorbitantes, millones de dólares en entradas; por qué Broadway dejó de ser negocio

admin

Ninguno de los 18 musicales que se estrenaron en Broadway este año ha dado ganancias hasta el momento. Algunos todavía podrían repuntar, pero varios han sido estrepitosos fracasos. Llevar al escenario los nuevos musicales Tammy Faye, Boop! y Smash costó al menos 20 millones de dólares por cada uno, y los tres bajaron de cartel a menos de cuatro meses de haber sido estrenados: los productores perdieron absolutamente toda su inversión.

Y los fastuosos revivals de musicales clásicos que todo el mundo adora también están haciendo agua. Hace dos semanas, el nuevo montaje de Cabaret —que costó 26 millones de dólares, incluida la carísima transformación de un teatro de Broadway en un una especie de club nocturno—, terminó tirando la toalla, y la nueva puesta en escena de Gypsy, estelarizada por Audra McDonald —que costó 19,5 millones de dólares y tuvo excelentes críticas—, bajó de cartel el mes pasado sin haber recuperado la inversión. Ni la muy comentada producción de Sunset Boulevard, que este año ganó el premio Tony al mejor revival de musical, logró recuperar los costos de montaje.

Pero los más amenazados con los musicales nuevos. Desde la pandemia del coronavirus, en Broadway se estrenaron 46 musicales nuevos, con un costo de producción total aproximado de 800 millones de dólares, según documentos presentados ante la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC). De esos 46 estrenos, hasta la fecha, solo tres dieron ganancias. No alcanzó ni con las buenas críticas, ni con el boca a boca, y en algunos casos ni con los premios Tony. Y la nueva oferta musical de este otoño boreal es escasa: solo hay dos musicales nuevos, y uno de ellos tiene apenas dos personas en escena.

Christian Borle y Katie Brayben en el musical Tammy Faye, en el Palace Theater de Nueva York, el 18 de octubre de 2024

“Broadway dejó de ser negocio”, declaró en una entrevista Andrew Lloyd Webber, el legendario compositor de El Fantasma de la Ópera, Cats, Evita y Sunset Boulevard. “Los números son alarmantes, estoy muy preocupado. Analizo las cifras y la situación me parece directamente insostenible”.

Los productores atribuyen el alto porcentaje de fracasos a varios factores. Para empezar, en los últimos años el precio de las entradas para los musicales se ha mantenido relativamente estable, pero el costo de montar un espectáculo de canto y baile en Broadway se disparó. Además, la asistencia de público sigue levemente por debajo de los niveles de prepandemia. Jason Laks, presidente de la Liga de Broadway, estima que actualmente solo un 10% de los musicales de Broadway son rentables: aproximadamente la mitad del promedio histórico.

Lorna Courtney, en el centro, en una escena de & Juliet, en el Teatro Stephen Sondheim de Nueva York; la producción incluye canciones pop del sueco Max Martin

Las grandes producciones clásicas de Broadway siguen siendo populares, y muchos prefieren no jugarse por propuestas más recientes. Wicked viene aprovechando la publicidad que le generó su adaptación a la pantalla grande. Hamilton, por su parte, acaba de darle nuevamente la bienvenida a Leslie Odom Jr., que ganó un Tony por interpretar el papel original de Aaron Burr, y es nuevamente un boom: la entrada más cara, que al inicio de su temporada costaba 1200 dólares, al final de temporada aumentó a 1500 dólares, un nuevo récord para Broadway. El Rey León y Aladdin, de Disney, siguen siendo grandes éxitos, y el regreso Mamma Mia! atrae a miles de fans de ABBA.

Sueños frustrados

Sin embargo, los administradores de los teatros están profundamente preocupados por las perspectivas que enfrentan las obras nuevas, vitales para mantener un ecosistema teatral saludable. “Se trabaja durante años en estos nuevos musicales, y cuando finalmente llegan a Broadway, por más que vendan un millón de dólares en entradas por semana no logran sobrevivir, y la verdad que es desgarrador”, confiesa Tom Kirdahy, productor de Broadway —Hadestown, The Inheritance— y ganador de varios premios Tony. “Eso implica que hay gente que se queda sin trabajo y ve frustrados sus sueños, y me preocupa que eso termine disuadiendo la creación de musicales nuevos”.

Desde la pandemia, solo tres musicales nuevos lograron recuperar su inversión. Dos son musicales “jukebox” —que como banda sonora utilizan exitosas canciones preexistentes—: MJ, con canciones de Michael Jackson, y & Juliet, que incluye las canciones del exitoso sueco Max Martin. El tercero, Six, propone reimaginar a las desafortunadas esposas del rey Enrique VIII como estrellas actuales del pop.

Las tres producciones recibieron ayuda estatal. Six y MJ recibieron 10 millones de dólares cada una en forma de subvenciones del gobierno nacional pensadas para ayudar a la recuperación de las artes escénicas después del confinamiento pandémico. Y & Juliet se benefició de un crédito fiscal de tres millones de dólares a través de un programa de postpandemia del estado de Nueva York. El programa del gobierno nacional ya finalizó, y el programa estatal, que en los últimos años contribuyó al estreno de casi todos los espectáculos de Broadway, finalizará este otoño boreal, a menos que sea renovado.

Leslie Odom Jr. acepta el Premio Tony al Mejor Actor en un Musical por su interpretación de Aaron Burr en Hamilton!, en 2016

Es probable que en los próximos meses, al menos uno de los nuevos musicales de la temporada pasada alcance el punto de “rentabilidad” y empiece a dar ganancias: Just in Time, un bio-musical de Bobby Darin protagonizado por Jonathan Groff, y The Outsiders, basada en un libro y una película muy exitosos y ganadora del Tony al mejor musical del año pasado. Y hay un par de musicales más que podrían, eventualmente, llegar a ser rentables.

Pero todo indica que el 90% de los musicales nuevos de la era postpandemia terminarán su temporada en Broadway habiendo perdido parte o la totalidad del dinero de sus inversores.

“Les escapo a todos esos espectáculos”, señala Eric M. Gardiner, un frecuente inversor y coproductor de Broadway que triunfó con Jersey Boys y Dear Evan Hansen, pero que últimamente ha rechazado ofertas para invertir en musicales nuevos porque los presupuestos que le presentan son tan elevados que no cree que los espectáculos puedan recuperar los costos de inversión.

Obras de texto

Al igual que otros inversores y productores, ahora Gardiner ha centrado su atención en las obras de teatro de texto.

A las obras de teatro, que en Broadway solían verse eclipsadas por los musicales, ahora les va mejor que a estos. Siete de las obras que se estrenaron la temporada pasada en Broadway resultaron rentables. Además, el desarrollo y producción de las obras de teatro es más barato, y al mismo tiempo han podido ponerles un precio elevado a las entradas gracias a la incorporación de celebridades en sus elencos, y porque tienen un número limitado de funciones y se presentan en teatros más chicos, con menor capacidad. La temporada pasada, tanto Good Night, and Good Luck, protagonizada por George Clooney, como Otelo, protagonizada por Denzel Washington y Jake Gyllenhaal, batieron récords de boletería.

Pero Laks, de la Liga de Broadway, señala que la industria no solo vive de las obras de teatro: “Nos encantan las obras que están pocos meses en cartel —tienen una fuerza y ​​un arte increíbles—, pero el pan de cada día de Broadway son los musicales, que siguen en cartel y le dan trabajo a la gente durante años”.

George Clooney en el escenario, durante el saludo final de Good Night, and Good Luck, la obra que en abril de este año estrenó en Broadway, con rotundo éxito

Productores y directores por igual aseguran que, en los últimos años, todos los componentes de las producciones musicales se encarecieron: los sueldos —a actores, músicos, técnicos y equipos creativos—, los materiales —la madera y el acero, así como la tecnología que se utiliza en las escenografías—, el alquiler de los teatros y los honorarios de la amplia variedad de proveedores que necesita un espectáculo de esas características.

Y el precio de las entradas de los musicales no sube lo suficientemente rápido como para compensar ese aumento de los costos. La temporada pasada, el precio promedio de las entradas para un musical fue de 127 dólares, aproximadamente un 3,25% más alto que durante la última temporada antes de la pandemia. Hace una década, la gran comedia musical Something Rotten, con un elenco de 25 personas, costó 14 millones de dólares; Death Becomes Her, otra gran comedia musical de la temporada pasada con un elenco de 20 personas, costó 31,5 millones de dólares. Con esos altos costos de inversión, sumados a los altos costos de funcionamiento, los espectáculos deben mantenerse en cartel durante mucho más tiempo para empezar a generar ganancias.

James L. Walker Jr., que suele invertir en producciones de Broadway, está tan frustrado por la situación actual que llevó su caso ante la Justicia. Tras invertir 50.000 dólares para el reestreno de Cabaret, presentó una demanda por fraude contra los productores de la obra. Walker dice que el espectáculo recaudó casi 90 millones de dólares por venta de entradas, además de lo que haya ganado por la venta de bebidas alcohólicas, comida y productos de merchandising, y que no está dispuesto a aceptar que los inversores que juntaron hasta 26 millones de dólares para financiar el espectáculo no hayan recibido ni un centavo a cambio. “¿Eso es un buen modelo de negocios?”, dispara Walker. Los productores del espectáculo dicen que su demanda “carece de fundamento”, y aunque reconocen que Cabaret ha sido un fracaso total, señalan que “en ningún momento la producción estuvo en condiciones financieras de distribuir nada entre los inversores”.

Acumulación de obras

Algunos productores creen que el número de decepciones financieras ha sido mayor en las últimas dos temporadas debido a un exceso de oferta de musicales nuevos tras el cierre por la pandemia: básicamente, durante el cierre de Broadway se habría producido una acumulación de obras que hizo que se estrenaran más de las que el público podía digerir.

“Cuando todos los teatros de Broadway están ocupados con obras es un motivo para celebrar, pero es lo peor que puede pasar si no hay suficiente público”, apunta Mike Rego, uno de los productores de The Outsiders.

Una imagen de 2021, con Daveed Diggs, Okieriete Onaodowan, Anthony Ramos y Lin-Manuel Miranda en el musical Hamilton, en el Richard Rodgers Theatre de Nueva York

La oferta de musicales, sin embargo, está empezando a disminuir. La temporada pasada, en Broadway se estrenaron 14 musicales nuevos, pero para esta temporada se espera el estreno de aproximadamente la mitad de esa cifra. Los dos musicales de este otoño boreal incluyen The Queen of Versailles, basada en un documental y protagonizada por Kristin Chenoweth, y Two Strangers (Carry a Cake Across New York), una comedia romántica británica con solo dos actores. La programación de la próxima primavera boreal aún no está definida, pero entre los musicales nuevos que se proyectan hay adaptaciones teatrales de las películas The Lost Boys, de Purple Rain de Prince, del libro Midnight in the Garden of Good and Evil y de la serie de streaming Schmigadoon!, así como una obra original, Wanted.

“La situación está muy complicada, y hay pocos espectáculos de éxito, pero eso nunca nos demoró”, señala Marcus Chait, uno de los productores principales del musical Lost Boys, que contará con 19 actores en escena y tendrá un costo de producción de alrededor de 23,5 millones de dólares. “Mentiría si dijera que la cosa está fácil, porque la gente piensa mucho antes de meterse en una inversión que es claramente arriesgada”, agrega Chait, aunque no se deja intimidar. “No hay nada como el teatro a gran escala”, dice. “Tal vez sea un romántico incurable, pero creo que es la mayor forma de arte que existe”.

Por Michael Paulson

(Traducción de Jaime Arrambide)

Deja un comentario

Next Post

El ICE reacciona: la estrategia de la agencia federal tras el ataque a sus oficinas en Dallas

La fiscal general Pam Bondi publicó un memorando para poner fin a la violencia política contra el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés), dirigido a los organismos que conforman el Departamento de Justicia de Estados Unidos (DOJ, por sus siglas en inglés). El […]
El ICE reacciona: la estrategia de la agencia federal tras el ataque a sus oficinas en Dallas

NOTICIAS RELACIONADAS

error: Content is protected !!