Durante años, Rose McGowan (51) fue una figura reconocida del cine y la televisión estadounidense; su rostro apareció en revistas, alfombras rojas y películas taquilleras como Hechiceras, Jawbreaker y Planeta terror. Sin embargo, en los últimos años decidió alejarse de Hollywood y comenzar una nueva vida lejos de los reflectores. Desde hace cinco años vive en México, un país que, según ella, le devolvió la alegría.
Su última aparición pública fue durante un panel en el 90 s Con 2025, un evento que celebra la cultura y música de los años 90. Allí se reunió con su excompañera de Charmed, Holly Marie Combs. En su participación, la estrella habló sobre su decisión de mudarse a México en 2020, motivada por el deseo de silencio y desconexión luego de años de exposición mediática. “Quería escuchar más de lo que quería hablar”, explicó. “Mi padre vivió en México durante 35 años y me gusta mucho este país. Es increíble, diverso y tiene tanta alegría”, expresó en un emotivo mensaje que combinó inglés y español.
A pesar de los desafíos idiomáticos y tener que adaptarse a una cultura totalmente distinta a la que estaba acostumbrada, la diva aseguró que encontró en México una gran cantidad de amigos y aceptación. “Es una tierra realmente curativa. Mágica”, sostuvo en el pódcast The Dab Roast, donde también afirmó que no tiene planes de regresar a Estados Unidos.
“Hay color, hay pasión, hay diferencia. Es un lugar donde la gente realmente vive”, describió con emoción, sobre el país que considera su segunda casa. Aunque no dejó del todo la actuación ni su perfil público, ahora prefiere elegir con cautela cuándo y cómo hablar con gente del ambiente. “Después de tantos años siendo la que denuncia, simplemente necesitaba silencio”, explicó.
McGowan se hizo conocida en los años noventa con películas como Scream (1996), Jawbreaker (1999) y The Doom Generation (1995). Su papel como Paige Matthews en Charmed consolidó su popularidad global, manteniéndola en pantalla hasta 2006. A partir de 2017, su figura adquirió un nuevo peso mediático al convertirse en una de las voces más relevantes del movimiento #MeToo.
La actriz fue una de las primeras mujeres en denunciar públicamente al productor Harvey Weinstein por agresión sexual, una experiencia que narró con crudos detalles en sus memorias, Brave, publicadas en 2018. Allí relató el abuso que sufrió en 1997, cuando tenía 23 años, y cómo ese hecho marcó su vida personal y profesional. También denunció el silencio de colegas y ejecutivos de la industria que sabían lo que ocurría y decidieron mirar hacia otro lado.
“Si estás intentando tener sexo con una menor, estás cometiendo un crimen, incluso si la menor no lo sabe. A mí me atraía él, así que pensé que era mi culpa, pero eso no es correcto. No era una adulta”, escribió en su cuenta de X en el año 2020. Y continuó: “Los medios dicen que éramos amigos. No, éramos conocidos de Hollywood. Estoy muy feliz de estar libre del culto de Hollywood. Sin embargo, es más grande que Hollywood, es el sistema”.