A medida que nos acercamos a la cosecha de trigo en la región núcleo de la pampa húmeda, las consultas por parte de los productores sobre el devenir de los precios se acrecientan. Y esas consultas que, finalmente, se transforman en dudas no parecieran ser un tema menor. Sobre todo, después de las numerosas estimaciones que parecen ser cada vez más voluminosas respecto de la cosecha. En este sentido, la Bolsa de Comercio de Rosario estima la producción en 24,5 millones de toneladas, al tiempo que la Bolsa de Cereales de Buenos Aires proyecta 24 millones. En ambos casos, los guarismos estimados son niveles de productividad récord.
En condiciones normales, ¿qué podemos esperar de los precios cuando la cosecha se generalice? La respuesta pareciera relativamente sencilla si el mercado internacional permaneciera constante. Con estos volúmenes de producción, el saldo exportable debiera ubicarse en torno a los 15/16 millones de toneladas. Teniendo en cuenta que Brasil podría importar unos 6 millones desde nuestro país, las colocaciones extra-Mercosur ascenderían a 9/10 millones de toneladas. Actualmente, la exportación tiene adquiridas algo más de 5,5 millones y estamos a pocos días que la recolección se extienda rápidamente. Por otro lado, parece relativamente bajo el nivel de ventas de los productores, pero altas las necesidades financieras.
Es, en ese contexto, que los riesgos se incrementan para aquellos que quieran ir a descubrir las cotizaciones en pleno momento estacional de oferta, teniendo en cuenta, además, que los exportadores tienen más cantidad de trigo comprado que lo declarado para vender al exterior. Pero mercados son mercados y hay que aprender a respetarlos.
Todavía estamos con precios que se ubican dentro de la capacidad teórica de pago (CTP) y eso es una buena señal. La eventual recuperación de las cotizaciones dependerá, exclusivamente, de tres variables. La más sencilla es una suba del precio internacional, que estará íntimamente ligado a lo que ocurra con el esquema de oferta y demanda mundial de la campaña 2026/27. La otra, más compleja de analizar, estribará en cuán rápido logremos “colocar” el saldo exportable extra Mercosur. Y, en este sentido, cuánto más competitivos nos pongamos en los primeros meses del año más velozmente podremos observar una recuperación en las cotizaciones. De todas formas, hay que exportar una cantidad de trigo nunca antes vista, razón por la cual la “eventual” recuperación no resulta segura. Finalmente, pero no por ello menos importante, la posibilidad que el Gobierno vuelva a reducir los derechos de exportación existentes actualmente. Pero esa es una decisión política muy atada al equilibrio o superávit fiscal.
El trigo, sin lugar a dudas, es el mercado que posee el escenario más complejo y desafiante de los tres principales granos. Prueba de ello es que los precios internacionales en términos reales muestran que a este producto es al que más le cuesta recuperar valor. El maíz -y sobre todo la soja- evidencian una mejora sustancial respecto del trigo. Quizá, si los precios de los cultivos de verano continúan mejorando en un futuro, podrían “ayudar” a sostener o impulsar al cereal. Pero, claramente, en este caso no dependería de sus propios fundamentos.
El autor es socio de Nóvitas SA
