En los últimos años, el turismo itinerante ganó terreno en la Argentina como una alternativa cada vez más valorada por quienes buscan libertad de movimiento, contacto con la naturaleza y la posibilidad de viajar sin depender de reservas ni estructuras fijas. En ese contexto, términos como motorhome y casa rodante se volvieron habituales en las conversaciones sobre vacaciones sobre ruedas, a pesar de que no son lo mismo.
Tanto el motorhome como la casa rodante forman parte de lo que se conoce como vehículos recreativos (VR), una categoría que también incluye a las camionetas camper, los remolques tipo quinta rueda, las mini rodantes y las carpas de techo. Todos permiten viajar con comodidades habitacionales, pero su configuración técnica y forma de uso varían notablemente.
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El motorhome es un vehículo motorizado que integra la cabina de conducción con un espacio habitable. Se trata de una unidad autónoma: puede desplazarse sin necesidad de otro vehículo y generalmente incluye cocina, baño, ducha, cama, aire acondicionado y tanques de agua potable y residuales. Además, existen distintas clases:
- Clase A: los más grandes y lujosos, con dimensiones similares a las de un colectivo; incluyen módulos desplegables y múltiples ambientes.
- Clase B: más compactos, basados en furgones tipo van, con menor capacidad pero mayor maniobrabilidad.
- Clase C: montados sobre chasis de camionetas, combinan tamaño intermedio con buena autonomía.
Por otro lado, la casa rodante es un remolque habitable que necesita un vehículo tractor para moverse. No tiene motor propio, por lo que requiere ser enganchada a un auto o camioneta para ser transportada. Una vez en destino, puede desacoplarse y quedar instalada de manera fija, lo que permite usar el vehículo tractor de forma independiente. Dentro de las casas rodantes también hay variantes:
- Convencionales: se enganchan al enganche trasero del vehículo.
- De quinta rueda: necesitan un sistema de anclaje sobre la caja de una pickup, lo que ofrece mayor estabilidad en ruta.
La principal ventaja del motorhome es la autonomía: todo el sistema está integrado en un solo vehículo, lo que facilita paradas espontáneas y reduce la logística de armado y desarme. Además, ofrece más potencia y confort en ruta, aunque con mayores dimensiones y costos asociados (combustible, mantenimiento, seguro, estacionamiento).
En cambio, la casa rodante permite desacoplar el habitáculo una vez instalado, liberando el vehículo tractor para otras actividades. Suele ser más económica de adquirir y mantener, aunque también más limitada en su movilidad y maniobrabilidad, especialmente en caminos estrechos o de montaña.
La elección entre uno y otro dependerá del perfil del viajero. Para rutas largas, con tramos extensos y mayor cantidad de días en movimiento, el motorhome suele ser más cómodo. En cambio, para quienes planean instalarse varios días en un solo lugar o alternar con estadías en cabañas o hoteles, la casa rodante puede resultar más práctica y económica.
También influye el tipo de terreno, la cantidad de ocupantes y el nivel de confort deseado. En ambos casos, es importante tener en cuenta que, según la normativa vigente en la Argentina, los vehículos recreativos deben estar debidamente homologados y habilitados para circular, y su permanencia en espacios públicos o Parques Nacionales está sujeta a regulaciones específicas.