El verano es época de insectos. Las altas temperaturas y, en algunas zonas, la humedad, propician la reproducción de estos animales, lo que supone un aumento de su población durante los meses más cálidos del año. En los últimos tiempos, el cambio climático ha ayudado a que especies autóctonas de otras regiones del mundo a Europa y España, como el mosquito tigre, que han generado alertas de salud importantes en el país. En otros casos, ha sido la adaptación del propio invertebrado a un nuevo medio lo que ha logrado su expansión.
Es el caso de la avispa asiática (vespa velutina), una especie procedente del continente asiático que ha sido capaz de adaptarse a un clima subtropical templado, similar al del oeste de Europa. Su tamaño varía según el alimento y las condiciones medioambientales que encuentre, pero suele medir entre 2,5 y 3 centímetros. Tiene un tórax y un abdomen de color negro, su cuarto segmento es de color amarillo y presenta alas oscuras.
Esta avispa se alimenta de otros insectos, especialmente de abejas y otros polinizadores. Pero también puede suponer un problema de salud para los humanos. La picadura de la avispa asiática produce un dolor agudo y un fuerte escozor similar al de una quemadura. Las molestias pueden durar unas 24 horas y, en los peores casos, puede suponer la muerte de la persona afectada. Entre 1999 y 2018, un total de 78 personas murieron en España a causa de picaduras de avispas, avispones y abejas, debido a la fuerte reacción alérgica que producen en algunas personas.
La avispa asiática en España
Se cree que la avispa asiática llegó a Europa de forma accidental, a través del intercambio de mercancías con China hace 20 años. En España, su presencia se centra principalmente en el norte peninsular. Se detectó por primera vez en el año 2010, en la comunidad de Navarra, y continuó extendiéndose por Galicia. Actualmente, puede encontrarse también en el País Vasco, Cantabria, Asturias, Cataluña y Aragón. También se ha detectado en Burgos y La Rioja.
El 80% de su alimentación son larvas de abeja, por lo que su expansión supone un grave impacto en la biodiversidad de insectos nativos y polinizadores, además de daños económicos a la producción de frutas.
Picadura de la avispa asiática: síntomas y tratamiento
La avispa asiática no es como las abejas: puede utilizar su aguijón varias veces y picar a una persona de forma repetida. Produce un dolor agudo e inflamación en la piel, que puede mantenerse durante 24 horas. En el proceso, las avispas asiáticas liberan una feromona que incita al resto de su colmena a atacar, un riesgo añadido para la salud de las personas. Los síntomas ante una reacción alérgica por una picadura de la avispa asiática son:
- Urticaria, picor, ansiedad y malestar.
- Inflamación de las mucosas, dolor abdominal, náuseas, vómito o mareos.
- Dificultad para respirar, tragar o hablar.
- En casos muy graves puede darse hipotensión, colapso, coloración azulada de la piel o pérdida del conocimiento.
Ante una picadura de avispa asiática, es útil aplicarse frío en la zona afectada para reducir la inflamación y el dolor. Un paño con vinagre también puede aliviar los síntomas. En caso de dolores más fuertes, las cremas con corticoides o los antihistamínicos orales son una buena solución. En caso de reacción alérgica, se debe acudir a urgencias inmediatamente.
Ante todo, el mejor tratamiento es la prevención: un buen insecticida para avispas puede ser la solución ante este molesto y letal insecto. Usar ropa protectora o de manga larga, evitar movimientos bruscos cerca de ellas y alejarse de sus nidos son otras formas de prevención que se pueden adoptar.