La creciente presencia de carpinchos en San Isidro plantea nuevos desafíos de convivencia entre la fauna silvestre y los vecinos del Club Náutico local. Lo que comenzó como un avistamiento ocasional se transformó en una situación constante y generó preocupación entre los vecinos.
¿Qué pasó con los carpinchos en San Isidro?
Considerados los roedores más grandes del mundo, siempre habitaron la zona ribereña del Río Luján y el Río de la Plata. La expansión urbanística de las últimas décadas los desplazó, pero ahora, impulsados por la disponibilidad de recursos y la falta de depredadores, volvieron a aparecer por San Isidro.
Andrew Milanowski, socio del Club Náutico San Isidro, confirma el aumento: “Hay muchos más que en el verano. De hecho, esta semana fui al amanecer y vi un lote de unos 10, entre adultos y crías”. Desde la administración del club también reconocen el crecimiento “exponencial” de la población de carpinchos en los últimos meses.
¿Por qué aparecieron carpinchos en San Isidro?
El hábitat natural de los carpinchos es el agua. Pueden permanecer sumergidos hasta diez minutos y se reproducen en ella. Los clubes náuticos y barrios cercanos al río ofrecen un entorno ideal para su supervivencia. Además, la abundancia de vegetación les proporciona alimento constante.
Rubén Quintana, investigador del Conicet y director del Instituto de Investigación de Ingeniería Ambiental Conicet-Unsam, explica: “Históricamente, la especie llegaba hasta Buenos Aires, hasta la zona del río Quequén”. La urbanización y la cacería fueron los principales factores de su desaparición. “Y de hace unos años para acá, volvieron”, asegura.
¿Son peligrosos los carpinchos?
Si bien su tamaño puede intimidar, los carpinchos son animales herbívoros y generalmente pacíficos. No obstante, pueden volverse agresivos si se sienten amenazados, especialmente si hay crías cerca.
Quintana aclara: “Te puedo decir que los animales que me consta que fueron atacados por carpinchos son los perros que se meten con alguna cría. Ahí puede ser peligroso, pero es lo único”.
Esta es una de las principales preocupaciones de los vecinos. Sin embargo, según Quintana, no hay evidencia de que los carpinchos sean vectores de enfermedades en Argentina. “Mucho de lo que plantean es común en los roedores. Y calculo que como el carpincho es un roedor, sospechan lo peor. Pero no hay registro en el país de que los carpinchos hayan sido vectores de enfermedades”, afirma.
¿Qué dice la ley sobre los carpinchos?
Desde la Dirección de Flora y Fauna de la provincia de Buenos Aires no recibieron notificaciones sobre la situación en San Isidro. A pesar de ello, aclaran que la especie está protegida y tanto su caza como agresión está penada. La ley nacional de flora y fauna estipula penas de entre uno y tres años por cazar animales prohibidos.
El artículo 265 del Código Rural Ley-Decreto 1081/83 de la provincia de Buenos Aires define la caza como “todo arte o técnica que tiende a buscar, perseguir, acosar, apresar o matar los animales silvestres, así como la recolección de productos derivados de aquellos”.
¿Qué se está haciendo para controlar la población de carpinchos?
Por el momento, no se tomaron medidas específicas en San Isidro. En Nordelta, el gobierno de la provincia de Buenos Aires implementó un plan de manejo que incluye la esterilización temporal de los animales mediante una vacuna llamada GonaCon.
Desde el Gobierno provincial detallaron: “Es una vacuna que los esteriliza de manera temporal, solo por un año”. Antes de tomar la decisión, se hicieron estudios en conjunto con el Inti, el Conicet y otras instituciones científicas.
Marcelo Cantón, secretario de comunicación institucional de Nordelta, aseguró que la población de carpinchos creció un 100% durante el año pasado.
¿Cuál es el futuro de la convivencia entre humanos y carpinchos?
La adaptación de los carpinchos a entornos urbanos plantea desafíos y oportunidades. Germán Hansen, licenciado en Información Ambiental y Especialista en Conservación en el Programa Delta del Paraná de Fundación Temaikèn, explica: “Los carpinchos tienen una capacidad natural para adaptarse, en especial por su ecología generalista y su comportamiento gregario. La disponibilidad de recursos facilita su establecimiento en zonas urbanas o semiurbanas”.
Este contenido fue producido por un equipo de LA NACION con la asistencia de la IA.