Qué quiere decir que una persona se calle para esquivar los conflictos, según la psicología

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En muchas situaciones cotidianas, por más que una persona tenga un carácter tranquilo, conciliador o incluso evite las confrontaciones de manera consciente, hay momentos en los que el conflicto se vuelve inevitable. En la vida, no siempre se puede prever cuándo aparecerá una conversación incómoda o una discusión con alguien cercano, ya sea un amigo, la pareja o un compañero del trabajo. Y aunque a simple vista puedan parecer negativas, este tipo de situaciones también pueden ser necesarias, ya que permiten poner en palabras lo que molesta, lo que duele o lo que no se puede seguir sosteniendo en silencio, y en ese ejercicio es donde empiezan a construirse vínculos más sinceros, fuertes y sanos. De todas formas, son muchos lo que sienten la necesidad de evitar cualquier tipo de confrontación.

Por qué algunas personas evitan el conflicto

Las razones por las que algunas personas temen al conflicto son múltiples y complejas, y muchas veces tienen que ver con experiencias previas marcadas por gritos, juicios de valor, silencios prolongados o reacciones desmedidas. Para quienes vivieron discusiones cargadas de tensión o aprendieron que expresar lo que sienten puede traer consecuencias negativas, la sola idea de confrontar se vuelve angustiante.

En otros casos, el miedo se alimenta de una necesidad de agradar, de no decepcionar o de mantener la armonía a cualquier precio, incluso si eso implica callar lo que duele. Lo cierto es que no todas las personas entienden la confrontación como una oportunidad de diálogo o de crecimiento, sino como un campo de batalla donde algo puede romperse para siempre.

Desde en la pareja hasta entre compañeros de trabajo, las situaciones de conflicto pueden presentarse, y no siempre son negativas

Qué dice la psicología al respecto

En relación con esto, la psicoterapeuta Babita Spinelli, en una publicación de Psych Central, explicó que evitar del conflicto es una forma de comportamiento complaciente que surge de un profundo temor a molestar o enfadar a los demás. Por ende, las personas con esta tendencia suelen anticipar reacciones negativas, y por eso eligen callar, adaptarse o retirarse incluso de interacciones que podrían ser saludables. Según la experta, esta actitud no solo impide resolver desacuerdos, sino que también erosiona lentamente la autenticidad en los vínculos.

Además, investigaciones recientes también respaldan esta mirada desde un enfoque más científico. Un estudio publicado en la revista Personality and Individual Differences encontró que ciertos rasgos de personalidad, como el neuroticismo y la amabilidad, están positivamente relacionados con estilos de resolución de conflictos evitativos. Esto sugiere que el temor a confrontar no siempre está relacionado con una falta de carácter, sino con una estructura de personalidad sensible, que prioriza la estabilidad emocional y la aprobación social.

Muchas personas eligen callar antes que confrontar por miedo y también cuestiones de la personalidad

Por todo lo antes mencionado, se puede decir que el miedo al conflicto es más complejo de lo que parece, y a menudo está relacionado con una combinación de factores emocionales, personales y sociales. Mientras que algunos pueden pensar que se trata solo de evitar incomodidades momentáneas, en realidad esta conducta puede tener un impacto profundo en las relaciones, tanto personales como laborales. A largo plazo, la evitación de conflictos puede generar resentimiento, incomodidad o malentendidos, dificultando el establecimiento de relaciones auténticas y saludables.

Por lo tanto, entender los motivos detrás de este tipo de conducta es esencial para poder abordarlo de manera efectiva. A continuación, algunas de las razones más habituales:

  • Miedo al rechazo o desaprobación: La necesidad de ser aceptado puede llevar a evitar situaciones en las que se percibe que se podría desagradar a otros.
  • Baja autoestima: Las personas que no se sienten seguras de sí mismas suelen evitar conflictos por temor a ser vistas como vulnerables o incapaces de manejar la situación.
  • Experiencias pasadas: Haber vivido confrontaciones dolorosas o mal manejadas en el pasado puede hacer que se busque evitar nuevos conflictos.
  • Temor al cambio: A veces, los conflictos traen consigo el riesgo de cambios o ajustes incómodos, lo que lleva a algunas personas a preferir la estabilidad, incluso si esto significa mantener una falsa paz.
  • Desconocimiento de habilidades de resolución de conflictos: No todos tienen las herramientas emocionales o prácticas para manejar conflictos de manera constructiva, lo que puede llevar a la evitación.

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