Una ciudadana peruana de 33 años fue procesada con prisión preventiva por un intento de exportación de estupefacientes. La mujer detenida el viernes pasado en el aeropuerto de Ezeiza intentaba abordar un vuelo a Francia con nueve kilos de cocaína escondidos en su equipaje. Su destino final era Florencia, en Italia.
Quién es Liliana Aguilar Bahamonde y qué hacía en la Argentina
La persona imputada fue identificada como Liliana Isabel Aguilar Bahamonde, una ciudadana peruana de 33 años que, hasta su viaje a la Argentina, se dedicaba a la venta de pollo frito en un puesto playero en su país natal. Se trataba de su primera visita a Europa.

Aguilar Bahamonde ingresó al país el 31 de octubre pasado para una estadía planificada de una semana. Se hospedaba en un hotel ubicado en la calle Suipacha al 700, en el barrio porteño de San Nicolás. El viernes pasado, un taxi la trasladó desde allí hasta el aeropuerto internacional de Ezeiza para tomar el vuelo AF411 de la compañía Air France.
Cómo fue el operativo que descubrió la droga
El procedimiento, denominado por la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) como Operativo Supergranola, se inició durante controles preventivos en la Terminal B del aeropuerto. Agentes de la PSA y de la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA) entrevistaron a Aguilar Bahamonde en los mostradores de la aerolínea. El expediente judicial indica que la pasajera ofreció respuestas incongruentes, lo que despertó las sospechas de las autoridades.
A raíz de ello, fue trasladada a una sala de requisa del organismo recaudador. Durante la inspección de sus pertenencias, los oficiales revisaron una valija tipo carry on de color gris. En su interior encontraron varios paquetes que aparentaban ser de avena. La cocaína estaba distribuida en 18 de estos envases, que presentaban irregularidades en su textura y peso, con un total de nueve kilos. Una prueba de campo confirmó la naturaleza del estupefaciente.

Cuál es la situación judicial de la acusada
El juez en lo penal económico Marcelo Aguinsky dictó el procesamiento con prisión preventiva de Aguilar Bahamonde el lunes último. La carátula del caso es tentativa de contrabando de exportación de estupefacientes.
Durante su declaración indagatoria, la acusada se negó a declarar sobre los hechos. Únicamente manifestó que tiene quistes en los ovarios y en los senos. De forma voluntaria, proporcionó la clave de su teléfono celular para que los investigadores pudieran analizarlo.
En su resolución, el juez Aguinsky calificó el hecho en grado de tentativa porque la sustancia no alcanzó su destino final debido a la intervención oportuna del personal de seguridad. El magistrado consideró que el delito no se consumó por razones ajenas a la voluntad de la autora.

Qué hipótesis manejan los investigadores
El análisis del teléfono celular secuestrado no arrojó información que permita identificar a otros integrantes de la organización criminal. Los investigadores se sorprendieron por la cantidad de droga incautada, ya que nueve kilos es una cifra elevada para un viaje de prueba. Una fuente ligada al caso explicó a LA NACION que la banda pudo tener un exceso de confianza o que algún detalle del plan falló.
El juez Aguinsky fundamentó su decisión en que el rol de la imputada representa un eslabón estratégico dentro de la estructura delictiva. Sostuvo que el modo en que se acondicionó la sustancia demuestra una clara intención de ocultarla al control del servicio aduanero.
“La vinculación con el hecho ilícito se verifica con base en el análisis en conjunto de los elementos de prueba, los cuales permiten arribar a la convicción con el grado de certeza requerido para esta etapa procesal de la participación de la nombrada en aquel hecho en calidad de autora”, afirmó el juez en su escrito.
Este contenido fue producido por un equipo de LA NACION con la asistencia de la IA a partir de un artículo firmado por Gabriel Di Nicola.
