El mundo avanza tan rápido como las tendencias, o al menos eso parece cuando uno se mete en las redes sociales para observar los nuevos paradigmas o hábitos que adoptan las generaciones más jóvenes. Una de las más populares, que ganó terreno en los últimos años, es el conocido “matrimonio lavanda”, que propone una convivencia con otra persona sin que eso implique tener relaciones sexuales o proyectar la crianza de hijos.
Los matrimonios lavanda surgieron hace casi dos siglos, pero gracias a la visibilización que existe en las redes, muchos jóvenes — especialmente en Estados Unidos y Europa — recurrieron a este modo de vincularse afectivamente. Enterate por qué está en auge y qué secreto social esconde.
Matrimonios lavanda: la tendencia de moda que le hace frente a una profunda crisis social
La generación Z — o centennials — abarca a quienes nacieron entre 1997 y 2012; es decir, actualmente tienen entre 13 y 28 años. Quienes ya alcanzaron la mayoría de edad optan por construir relaciones de pareja que no siempre siguen la norma establecida y, en particular, escapan a los parámetros que sostuvieron los baby boomers, por ejemplo.
La idea de los matrimonios lavanda surgió en el siglo XIX, según explicó el medio periodístico VICE, de la mano de hombres y mujeres homosexuales a quienes no se les permitía convivir por las leyes y normas morales de la época. Por eso, decidieron compartir un hogar y construir un vínculo sólido basado en otras cuestiones.
Con el correr de las décadas, ese concepto fue adoptado por personas heterosexuales y, en particular, ganó preponderancia en la segunda mitad del siglo XXI frente a diferentes aspectos sociales que modificaron el statu quo.
De acuerdo con lo que indica el medio citado anteriormente, el matrimonio lavanda tomó fuerza por la crisis económica que atraviesan los jóvenes para poder pagar un alquiler, las expensas e incluso acceder a un préstamo hipotecario. Además, el surgimiento de las aplicaciones de citas implantó la idea de conocer y enamorarse a través de una pantalla, lo que generó desgano y una fragmentación en los vínculos humanos naturales.
Edward Reese, experto en género y sexualidad de Taimi, señaló en VICE: “Muchos centennials y miembros de la generación Z no pueden afrontar el costo de vida por sí soles. Hay muchos chistes que dicen que el auge del poliamor también es una respuesta a la crisis económica. En estas circunstancias, el matrimonio lavanda puede brindar importantes beneficios financieros, como exenciones fiscales, gastos compartidos y protección legal”.
Y agregó: “Ya sea que alguien viva en un país donde no se reconoce el matrimonio entre personas del mismo sexo, o simplemente no esté dispuesto o no pueda esperar a que su verdadero amor le garantice cierta estabilidad financiera, el matrimonio lavanda podría ser la única forma disponible de obtener algunos de los beneficios económicos que históricamente se asocian con el matrimonio heterosexual”.
Gracias a esto, en TikTok creció el hashtag “#lavendermarriage” (matrimonio lavanda). Es simple: quienes no encuentran a su verdadero amor, quienes no pueden vivir en pareja por su orientación sexual o porque las cuestiones económicas les agobian, prefieren construir un lazo afectivo con personas que compartan sus intereses, deseos y proyectos de vida. A largo plazo, se espera que pueda surgir un interés sexoafectivo y, tal vez, formar una familia con niños.
En 2024, The New York Times publicó el caso de Samantha Greenstone y Jacob Hoff: ella heterosexual y él homosexual, decidieron casarse por afecto mutuo, porque sentían que eran almas gemelas y que podían construir un proyecto de vida teniendo relaciones sexuales por fuera del matrimonio. Además, los beneficios económicos, el cuidado de la salud y los momentos especiales, como los viajes, serían compartidos por ambos.
Pese al auge, desde Psychology Today, expertos en salud mental aseguran que entregar plenamente un modelo de vida y sostener una convivencia donde el interés económico y social sea lo prioritario, podría dañar la psiquis de la persona. Señalan que es necesario ser prudentes y, en los casos donde se conciba como una alternativa viable, llevarla adelante con los recaudos necesarios. Ante cualquier duda o próximo paso, lo mejor es consultarlo con un terapeuta.
Esta nueva manera de vincularse que propone el matrimonio lavanda — casi como un matrimonio platónico — esconde una realidad profunda: la situación económica de quienes tienen menos de 30 años, que no logran acceder a trabajos estables con un salario acorde que les permita vivir de forma confortable.
Asimismo, la ‘hiper-virtualización’ de la comunicación elimina aquello que hace única a la experiencia humana: la capacidad de interactuar físicamente, entablar una charla, encontrarse y compartir gestos que fomenten relaciones estables desde lo personal, y no desde una mera construcción basada en las redes sociales.