Olvidar el nombre de una persona en el momento menos oportuno es una experiencia que toda persona vive al menos una vez en la vida. Lejos de ser una falla grave de la memoria, este “bloqueo” tiene una explicación psicológica: los nombres propios se almacenan de forma diferente a otro tipo de información y suelen ser más difíciles de recuperar. Según el psicólogo David Ludden, de Georgia Gwinnett College, “la memoria de los nombres funciona de manera distinta”. Por eso, incluso personas con excelente memoria, pueden olvidarlos con facilidad.
En el artículo publicado en el portal especializado en psicología, Psychology Today,el profesional explicó las cuatro razones por las que los nombres de las personas son de los conceptos más difíciles de adquirir para un individuo.
1. Los nombres son arbitrarios
A diferencia de palabras comunes que tienen un significado claro y predecible, los nombres no transmiten información específica. Si alguien dice “manzana”, podemos imaginar un objeto concreto. Pero si alguien dice “Brad”, ese nombre no nos dice nada sobre cómo es esa persona. La falta de asociaciones lógicas hace que sean más difíciles de recordar.
2. No tienen sinónimos
Cuando olvidamos una palabra común, solemos recurrir a sinónimos para continuar sin que nadie lo note. Con los nombres, eso no es posible porque no hay un sustituto si no lo recordamos. Este bloqueo puede aumentar la sensación de frustración y ansiedad social.
3. Son combinaciones complejas
En muchas culturas, las personas tienen más de un nombre y apellido, lo que aumenta la dificultad de recordarlos completos. Por ejemplo, si en una conversación queremos mencionar al actor Tom Hanks y solo recordamos “Tom” pero olvidamos “Hanks”, las demás personas no podrán identificar con precisión de quién hablamos.
4. Son palabras consideradas de “baja frecuencia”
Según estudios de la psicología cognitiva, los lapsus de memoria ocurren con mayor frecuencia en palabras poco usadas. Los nombres propios, aunque son muy comunes en la interacción social, son de “baja frecuencia” lingüística, es decir, no los utilizamos tanto como otras palabras cotidianas, por lo que dificulta su retención.
Cómo lograr recordar los nombres de una persona
Muchas personas sienten culpa o piensan que olvidar un nombre es una señal de desinterés o una falta de respeto. Pero en realidad, se trata de un proceso natural de cómo funciona la memoria humana. Los nombres no siempre quedan “perdidos”, sino que requieren de un estímulo adicional para ser recuperados. Algunas estrategias que recomiendan los expertos para recordarlos mejor son:
- Asociar el nombre con algo visual o significativo: por ejemplo, vincular “Tom” con un personaje famoso.
- Relacionar el nombre con una característica particular de la persona (lugar de encuentro, contexto o profesión).
- Reforzarlo en la conversación: volver a usar el nombre mientras se habla con esa persona. Por ejemplo: “Encantado, Ana. ¿Y hace cuánto vivís acá?”.
- Usar la técnica de visualización: imaginar el nombre escrito sobre la cara de la persona o vincularlo con una imagen mental.
- Relacionarlo con otra persona que se conozca con el mismo nombre: esto ayuda a generar un “ancla” mental.