La imagen publicada por Lionel Messi en su cuenta de Instagram, pisando nuevamente el césped del Camp Nou, provocó un terremoto emocional en Cataluña y en el mundo del fútbol. “Anoche volví a un lugar que extraño con el alma”, escribió el capitán argentino junto a una foto en la que se lo ve contemplando las obras del estadio que fue su casa durante más de dos décadas. Y agregó: “Ojalá algún día pueda volver, y no solo para despedirme como jugador”, agregó.
Esa última frase, más que un gesto nostálgico, activó una pregunta que por estas horas se vuelve inevitable: ¿es realmente posible que Messi vuelva a vestir la camiseta de Barcelona?
A simple vista, parece improbable. Messi acaba de renovar su contrato con Inter Miami hasta el final de la temporada 2028 y es el eje de un proyecto que gira a su alrededor, con una academia en expansión, acuerdos comerciales multimillonarios y un plantel moldeado a su gusto.
“Me pone muy feliz quedarme aquí y seguir con este proyecto que, además de ser un sueño, se ha convertido en una hermosa realidad: jugar en este estadio, en el Miami Freedom Park. Desde que llegué a Miami, fui muy feliz, así que realmente estoy contento de continuar acá“, declaró el crack rosarino en el comunicado de prensa oficial.
Pero el fútbol —y sobre todo Messi— suele moverse en territorios donde lo imposible se vuelve posible. Sobre todo cuando hay algo que le moviliza sus fibras más íntimas, como es la posibilidad de volver a ponerse la casaca blaugrana.

El foco político
Detrás de esa foto que este lunes al mediodía de la Argentina llevaba más de 11 millones de likes, desde Barcelona afirman que hay algo más allá de la emoción. Messi conserva parte de su familia viviendo en la ciudad y sigue de cerca la vida institucional del club.
En ese contexto, según reveló el programa La Posesión, que emite Sport TV (del diario deportivo Sport), el argentino podría tener un rol activo en las elecciones presidenciales del Barça, previstas para mediados de 2026. “Messi va a estar pendiente de las elecciones del Barcelona. A quién le quiera hablar, le escucha. Está muy pendiente de los movimientos electorales”, explicaron.
Incluso, ese medio deslizó que el ídolo no descarta apoyar abiertamente a un candidato opositor a Joan Laporta, actual presidente y aspirante a la reelección. “No hay relación entre Messi y Laporta”, añadieron. Esa distancia es conocida. Desde su salida forzada en 2021, provocada por los límites salariales de LaLiga, el vínculo entre ambos quedó roto.

De hecho, según consigna el diario catalán Mundo Deportivo desde la dirigencia del club se mostraron sorprendidos por la visita fugaz de La Pulga al Camp Nou, algo que, según dijeron, ellos no sabían que iba a suceder.
Sin embargo, Laporta se mostró en los últimos días dispuesto a recomponer ese vínculo. Durante el entrenamiento público que marcó la reapertura del Camp Nou, el dirigente dejó abierta la posibilidad de un homenaje gigantesco a Messi cuando el estadio esté completamente terminado, algo previsto para 2026.
“Sería una forma hermosa de inaugurar el estadio, con un homenaje a Leo Messi y el estadio lleno”, dijo Laporta, visiblemente emocionado. Y enseguida aclaró: “Dependerá de que él quiera, pero me encantaría hacerlo si sigo como presidente”.

La puerta que abre la MLS
Más allá de la política, existe un argumento deportivo que sostiene la ilusión de los hinchas culés: la Major League Soccer permite cesiones temporales durante su receso.
El calendario estadounidense (que concluye en diciembre y se reanuda recién en marzo) abre una ventana que ya fue aprovechada por varias estrellas para jugar en Europa durante algunos meses. El caso más recordado es el de David Beckham, casualmente uno de los propietarios de Inter Miami y pieza fundamental para que Messi se ponga la 10 rosa. El inglés fue cedido en 2009 y 2010 por Los Angeles Galaxy a Milan para mantener su nivel competitivo antes del Mundial de Sudáfrica, aunque una lesión en el tendón de Aquiles le impidió jugar ese torneo.

También Landon Donovan tuvo breves etapas en Europa. Como futbolista de LA Galaxy a comienzos de 2008 fue cedido a Bayern Munich, mientras que en 2010 y 2012 jugó para Everton, de la Premier League.
En tanto, Thierry Henry, durante su etapa en New York Red Bulls, entrenó y jugó amistosos con Arsenal, club donde es ídolo. Incluso el sueco Zlatan Ibrahimović mantuvo contacto con Milan durante su paso por la MLS.
En ese contexto, una cesión corta de Messi al Barcelona no sería imposible, sobre todo si coincidiera con una eventual inauguración del nuevo Camp Nou o con un homenaje oficial. Todo dependería de la voluntad del jugador y del visto bueno de Inter Miami, algo que se descarta porque Beckham conoce perfectamente lo que implica una operación de ese tipo.

Y un plus: de concretarse ese préstamo, Messi podría consolidar su preparación de cara a su sexto y último mundial con la selección argentina con el roce de alto nivel que le da la competencia europea. Sobre todo ahora, que hace unos días ratificó (sin decirlo) que dirá presente en la gran cita del año próximo en México, Estados Unidos y Canadá. El mensaje llegó a través de su protagonismo en el video y las imágenes de presentación de la camiseta que vestirá el campeón del mundo en su defensa de la corona.
La última vez que Messi jugó en el Camp Nou fue el 15 de mayo de 2021, en una derrota 2 a 1 ante Celta de Vigo, por la Liga de ese año, y sin saber que sería su despedida.
Dos meses después lloró su salida en una conferencia que aún emociona al barcelonismo. Desde entonces, el club intentó, sin éxito, reparar aquella herida: primero con homenajes simbólicos, y más tarde con la promesa de un partido de despedida que aun no se concretó.
Por ahora, en Miami aseguran que no hay ninguna negociación en curso. Pero si algo dejó en evidencia la carrera de Messi es que los imposibles pueden transformarse en realidad cuando el deseo y el amor empuja más que lo material.
