Sentir desmotivación en una rutina durante el entrenamiento físico es frecuente, incluso entre quienes suelen mostrar entusiasmo por el deporte. La falta de motivación lleva en ocasiones al abandono, pero expertos citados por Verywell señalan que ajustar la actividad física a los propios rasgos personales incrementa el disfrute, favorece la constancia y contribuye al bienestar.
Aunque el estancamiento suele atribuirse a la desmotivación, Mark Kovacs, doctor en ciencias del rendimiento humano y miembro del Colegio Americano de Medicina del Deporte, sostiene que a menudo el conflicto surge cuando el entrenamiento no se corresponde con las preferencias psicológicas del individuo.
“Tu entrenamiento no debería ir en contra de tu personalidad… Debería reflejarla”, explicó Kovacs, subrayando la importancia de que el autoconocimiento ayuda a evitar el abandono y mantener la motivación.
La relación entre rasgos personales y preferencia por determinadas actividades deportivas fue analizada en el ámbito científico. Domenic Angelino, entrenador personal y científico del ejercicio, sostiene que los rasgos de cada individuo orientan hacia actividades más placenteras y sostenibles. “Tu personalidad puede indicarte qué tipos de ejercicio tienen más probabilidades de serte placenteros”, señaló.
Un estudio publicado en la revista Frontiers in Psychology demostró que quienes eligen rutinas acordes a su temperamento tienden a disfrutar más y a mantener el hábito con mayor facilidad. El modelo de los “Cinco Grandes” rasgos de personalidad, empleado en la investigación, clasifica a las personas según extroversión, amabilidad, franqueza, escrupulosidad y neuroticismo, permitiendo identificar tendencias en la elección de ejercicios.
Por ejemplo, los extrovertidos suelen preferir entrenamientos grupales e intensos, como clases de baile, deportes de equipo o sesiones de CrossFit. Quienes presentan un alto grado de neuroticismo —con tendencia a la ansiedad— escogen actividades privadas y pausas breves, lo que ayuda a reducir el estrés y aumenta el bienestar.
Personalizar la rutina de ejercicio puede marcar la diferencia en la motivación y el estado de ánimo. Para quienes sufren ansiedad, encontrar disfrute en el movimiento físico puede funcionar como alivio del estrés y fomentar la regularidad.
Cómo adecuar el entrenamiento según la personalidad
Los expertos ofrecen sugerencias para adaptar el entrenamiento a los diferentes perfiles. Las personas extrovertidas, por ejemplo, pueden encontrar mayor motivación en actividades sociales como Zumba, bootcamps, clases de HIIT, ciclismo en grupo o deportes de equipo. Angelino aconseja buscar compañeros de entrenamiento con un nivel físico parecido o ligeramente superior para mantener el estímulo al alza.
Por su parte, los introvertidos suelen disfrutar más de ejercicios en solitario: correr, yoga, pilates, natación o entrenar en casa, lo que proporciona un entorno personal y sereno. Entre quienes se consideran muy concienzudos, los programas estructurados —como el entrenamiento con pesas, clases planificadas o el uso de aplicaciones de registro— resultan especialmente atractivos. Planificar y registrar cada sesión ofrece control sobre el proceso y refuerza la motivación.
Las personalidades creativas o abiertas tienden a buscar actividades innovadoras y variadas; la danza, la escalada, las artes marciales o entrenamientos que incluyan componentes lúdicos, como la realidad virtual, ofrecen estímulo y novedad. La variedad en el ejercicio refuerza el interés y la adherencia.
En contraste, quienes puntúan bajo en apertura o amabilidad se sienten más cómodos con rutinas constantes y estructuradas. Cambios frecuentes pueden resultar frustrantes, por lo que se sugiere conservar una base estable y realizar modificaciones graduales únicamente cuando sea necesario.
Para personas sensibles o propensas a la ansiedad, las opciones más recomendadas son ejercicios suaves y sin competencia, como caminatas en la naturaleza, yoga reparador, tai chi o estiramientos. El estudio citado por Verywell destaca que este perfil prefiere entrenamientos privados y de corta duración, lo que contribuye a calmar el sistema nervioso.
Más allá de la personalidad, Angelino destaca que la viabilidad del plan depende también de cuestiones prácticas como el tiempo de traslado, la duración de cada sesión y la frecuencia semanal. “Lo más importante es descubrir qué puedes mantener”, afirmó el entrenador, quien recomienda crear un sistema adaptado incluso para las semanas exigentes.
La personalidad debe entenderse como una brújula orientadora, nunca como límite. Kovacs recuerda que no hay que temer a lo desconocido: experimentar y explorar nuevas posibilidades puede abrir la puerta a experiencias gratificantes, incluso para quienes dudan de sus capacidades iniciales.
De hecho, tanto introvertidos que encuentran valor en las clases grupales como ansiosos que disfrutan de rutinas intensas demuestran que, al probar nuevas disciplinas, la relación con el ejercicio y el bienestar personal puede transformarse de manera positiva. La flexibilidad y la apertura a diferentes actividades resultan claves para alcanzar un bienestar físico y emocional duradero.