ROMA.- Durante el funeral de Francisco, las espectaculares imágenes desde arriba, creadas también gracias al uso sin precedentes de drones, transformaron la Plaza de San Pedro en un gigantesco tablero de ajedrez del equilibrio mundial: de un lado el rojo de los hábitos cardenalicios, del otro el negro de los hábitos de los jefes de Estado y consortes sabiamente distribuidos según su rol y peso internacional.
Siguiendo, en una especie de matiz cromático, el blanco de los concelebrantes y los trajes multicolores de las decenas de miles de fieles.
En primera fila se situaron las delegaciones italiana y argentina, a las que se unieron, con una pequeña desviación del ceremonial que exigía una disposición en orden alfabético francés, las de los principales gobiernos europeos y del mundo, desde Francia hasta Estados Unidos, pasando por España y Ucrania.
El único traje azul, en lugar del tradicional negro, fue el del presidente estadounidense, Donald Trump, quien, en primera fila, estaba entre Felipe de España y Emmanuel Macron. Por un día, Zelensky se quitó la camiseta y los pantalones verde militar para vestir de negro.
Luego las primeras damas de ayer y de hoy y los nobles con la cabeza cubierta por un velo negro, desde Melania Trump a Jill Biden, desde Silvia de Suecia a Letizia de España.
Victoria Starmer, sin embargo, prefería un sombrero con velo. La hija del presidente Mattarella, Laura, también lleva la cabeza cubierta. Giorgia Meloni, Ursula Von der Leyen y Brigitte Macron no han renunciado al estilo riguroso pero sin velo.
La austeridad de la celebración en la Plaza de San Pedro dio paso después a las rosas blancas con las que los pobres y los emigrantes acogieron el féretro de Francisco en Santa María la Mayor, tal como él lo hubiera deseado.