Racing llegó a la recta final del Clausura con la reserva de su tanque de combustible, justo cuando ganar se volvió una necesidad impostergable para aspirar a clasificarse a los playoffs. En el parejo grupo A, en el que la irregularidad se convirtió en una característica que comprimió al pelotón de equipos que luchan por seguir adelante, la Academia venció 1-0 a Defensa y Justicia, con gol de Duván Vergara, y transitoriamente se ubicó entre los ocho que jugarían los octavos de final, a una fecha del cierre de la fase regular.
Al equipo de Gustavo Costas no le sobra nada, pero logró una victoria que se erigía obligatoria para respaldar la esperanza de meterse en los mata-mata que definirán al próximo campeón del fútbol doméstico. Sin el respaldo de su público, ya que las puertas del Cilindro estuvieron cerradas debido a la sanción de tres fechas impuesta por APreViDe (por haber arrojado pirotecnia ante Flamengo, en la Copa Libertadores), Racing golpeó a un rival directo en la pelea por la clasificación.
En la previa, ambos equipos llegaban al duelo con 19 puntos, pero con una mejor diferencia de gol para la Academia (+1) respecto al Halcón (-2), cuya prestación en Avellaneda fue muy floja. Más allá de las carencias que Racing exhibe desde el juego a lo largo de la temporada, ya que es muy frecuente que se muestre sin claridad cuando tiene la pelota y termine distintas acciones con pelotazos sin destino claro, desde el vamos marcó una diferencia actitudinal respecto de su timorato rival.
Además de plantarse rápidamente en terreno de Defensa, el equipo de Costas se impuso permanentemente en las jugadas surgidas de balón detenido: por esa vía, después de sendos tiros de esquina, los cabezazos de Marcos Rojo estuvieron cerca de quebrar la paridad. Cuando Luciano Vietto logró conectar con sus compañeros, el equipo de Costas tuvo sus mejores construcciones. Sin embargo, el 10 se marcharía luego del primer tiempo por una nueva lesión (presuntamente en el sóleo).
Paradójicamente, la apertura del marcador no resultó producto del intento de agobio de Racing sobre Defensa y Justicia, ya que surgió de un saque largo de Facundo Cambeses: el arquero remató con potencia y puso a correr a Duván Vergara, quien soportó el embate de su marcador, se fue mano a mano con Enrique Bologna, lo gambeteó y tocó suavemente a la red. Cambeses, que por séptimo partido seguido selló su arco en el torneo doméstico, fue saludado por todos los integrantes del plantel, ya que su lectura del momento para sacar buscando a Vergara resultó clave en la génesis del gol.
Algo parecido había sucedido con Hugo Gatti en 1981, luego de un gol de Perotti a Estudiantes, en la Bombonera. La acción fue bien diferente: el arquero de Boca había salido a cortar como líbero y llegó hasta la mitad de la cancha antes de darle el pase a Perotti. Lo de Cambeses fue más directo, vertical. Pero encuentran la similitud con relación a cuando los arqueros reciben más abrazos y felicitaciones que los futbolistas que lo convierten.
El tanto del colombiano, quien por primera vez anotó en Avellaneda (sus anteriores conquistas habían sido de visitante), resultó más acorde al trámite de los 45 minutos iniciales. Por supuesto que el gol resultó vital, pero Vergara continúa en el sinuoso camino de elegir equivocadamente en varias jugadas o se demora en soltar el balón. El ex América de Cali sí se sacrificó para colaborar en la marca cuando Defensa y Justicia, obligado por la necesidad, trató de internarse en el territorio académico.
Sin Gabriel Rojas, ausente por lesión, Agustín García Basso ocupó el lateral izquierdo, se ofreció como salida y hasta pisó el área rival, pese a que no es su característica más saliente. Además del defensor, otro de muy buen partido fue Bruno Zuculini, cuyo característico despliegue le permitió a Racing imponerse en el corazón del campo de juego, donde además volvió a mostrar aplomo Alan Forneris.
Cambeses respondió satisfactoriamente cuando Defensa intentó inquietarlo y, además, tuvo un guiño del palo cuando un remate de Aaron Molinas tenía destino de red. Adrián Martínez, muy solo en el ataque, está lejos de su mejor versión y también sufre de la anemia ofensiva del equipo, que le genera muy pocas situaciones propicias para intentar convertir.
Lo mejor del partido
Sin Santiago Sosa, sin Rojas, sin Juan Nardoni –entre otros-, el equipo de Costas se acostumbró a convivir con los inconvenientes y, pese a estar lejos de su mejor versión, ganó un duelo que puede resultar vital para sus aspiraciones de luchar por otro título.
