“La verdad es que no tengo muchas ganas de hablar, y menos del partido. Los chicos dejaron todo, con ellos voy a la guerra. Les estoy muy agradecido a los jugadores y a la gente. Estuvimos a un paso, muy cerca, pero no lo logramos. Defraudé a mi gente”. La frase de Gustavo Costas, pocos minutos después de la eliminación de Racing de la Copa Libertadores a manos del poderoso Flamengo, generó impacto. La reacción fue unánime en el mundo de la Academia: si hay alguien que jamás defraudó en Avellaneda es el entrenador, ex jugador y hasta mascota que acompañó al club literalmente en las buenas, las malas y, también, las peores.
El día después del final del máximo sueño de Racing, motorizado justamente por la figura trascendental de Costas, conjugó la tristeza de ya no estar en carrera con la gratitud de un público que se sintió absolutamente representado por el equipo. El plantel, que llegó con muchísimas dificultades físicas a la serie de semifinales, tuvo libre el día para asimilar el golpe y tomar un poco de aire con miras a lo que viene, las tres fechas finales del torneo Clausura.

La conferencia de prensa de Costas duró apenas cino minutos, debido al lógico dolor que transitaba el DT por no haber obtenido el boleto a la final que se jugará en Lima. Pero dejó frases contundentes que plantean interrogantes más allá de los siguientes tres partidos (Central Córdoba, Defensa y Justicia y Newell’s): “Desde hacía muchos años Racing no estaba tan unido como lo estuvo esta semana. Y hay que seguir así. Esté quien esté, tenemos que seguir así, porque es la mejor manera. Y hubo momentos en que cuando no estuvimos juntos, nos fue para la m…”, manifestó el entrenador.

Algunas de sus reflexiones sugieren que su ciclo puede no continuar, algo que implicaría un cimbronazo en el ánimo tanto de jugadores como de hinchas, que se encolumnaron detrás de su anhelo de darle trofeos internacionales al club. Para la dirigencia, que encabeza Diego Milito, en tanto, lo que acontezca en los próximos encuentros determinará buena parte de la proyección de la temporada 2026.
“Volvimos a ser protagonistas de América después de mucho tiempo. Sé que la ilusión era inmensa, la de todos nosotros. Como dijo Gustavo, hace mucho que Racing no estaba tan unido y así tenemos que seguir. Yo se los prometo, voy a dejar todo para que Racing continúe en lo más alto. ¡Más juntos que nunca!”, publicó Milito en una historia de Instagram en la jornada posterior a la eliminación.

El ex delantero y ahora dirigente se hizo eco de un pedido de Costas, cuya renovación para la presente temporada fue su primera decisión fuerte como presidente de la Academia. Aquella fue una determinación cargada de pragmatismo, ya que Milito y Sebastián Saja, a quien había designado como director deportivo del fútbol profesional, originalmente tenían en mente a otro tipo de director técnico como el ideal para dirigir al equipo. Aunque desde ambas partes lo negaron, cuando Milito se candidateó para la elección tenía como prioridad ofrecerle el cargo a Guillermo Barros Schelotto, actual entrenador de Vélez.
Con los matices de cada caso, el perfil del mellizo encajaba en el historial de entrenadores con los que Milito había trabajado en Racing cuando fue el director deportivo del club: Eduardo Coudet (elegido por el presidente Víctor Blanco) y Sebastián Beccacece. Además, antes de elegir y confirmar a Beccacece para la temporada 2020, el actual mandamás racinguista había tenido reuniones con Jorge Sampaoli, en aquel momento estratega de Santos, de Brasil.

Costas, el máximo emblema de un ciclo que incluye la conquista de la Copa Sudamericana, la Recopa y una semifinal de Copa Libertadores tras 28 años tiene contrato hasta fin de 2025. Y cuenta con el amor del público y el apoyo de un plantel que, producto de los logros, también proyecta a algunas figuras como posibles objetivos de mercado de instituciones del exterior.
En lo inmediato, el objetivo de Racing es clasificarse para los playoffs del Clausura, algo que le permitiría seguir aspirando a ir a acceder a la próxima Libertadores: hoy, la única esperanza de disputarla es consagrarse en el torneo doméstico. Sexto en la tabla anual, con 46 puntos en 29 partidos que reflejaron sus altibajos (ganó 14, perdió 11 y empató 4), el equipo está en zona de pase a la Copa Sudamericana.

“Hay que llegar a casa y pasar esto, que nos duele muchísimo. Estábamos muy ilusionados, como toda la gente. ¿Cómo se sigue? Primero hay que salir de acá y mañana ya empezar otra etapa”, dijo Costas luego del 0-0 con Flamengo, a sabiendas de que este lunes visitará a Central Córdoba, líder del grupo A del Clausura con 21 puntos. Racing, que está noveno por diferencia de goles, acumula 18 unidades.
En ese encuentro probablemente Racing no disponga de varios futbolistas que afrontaron la serie de la Libertadores sin estar en plenitud: Gabriel Rojas jugó desgarrado, Juan Nardoni también lidió con problemas musculares y Matías Zaracho se lesionó al ingresar (pero continuó hasta el cierre del encuentro en Avellaneda). A ellos se suman las bajas de Franco Pardo (desgarro) y Santiago Sosa (fractura del malar derecho) e interrogantes sobre otros jugadores, que dependerán de cómo respondan en los próximos entrenamientos, debido al esfuerzo mayúsculo que hicieron en la Copa.
Racing protagoniza certámenes internacionales de manera consecutiva desde 2012. Por haber ganado la Sudamericana y protagonizado casi hasta el final la Libertadores, los desafíos de fronteras afuera ya no son una alternativa: representan una obligación. Para Milito, cuyo lema de campaña fue “dar el salto de calidad”, dar un paso atrás en 2026 abriría espacio para que crecieran las críticas de sus detractores.
Chicanas políticas al margen, el Racing de Costas intentará levantarse de un golpe y volver a llenarse de energía después de dar todo en pos de un anhelo que estuvo cerca de cumplirse pero quedó trunco. El 2026, al menos hoy, resulta demasiado lejano.

