Para Racing y San Lorenzo, los protagonistas de uno de los cruces más atractivos de la octava fecha del Torneo Clausura, el partido tenía una valía que iba más allá de lo que representa jugar un clásico. En la Academia, que el martes afrontará el duelo de ida de los cuartos de final de la Libertadores ante Vélez, romper una serie de cinco derrotas al hilo en el Cilindro (por torneos domésticos) era una obligación. A su vez, por la proximidad del compromiso internacional ante el Fortín, Gustavo Costas apeló al armado de un mix entre titulares y suplentes.
El primer protagonista en la planilla de esa formación albiceleste fue Facundo Cambeses, quien se ilusionaba con adueñarse del arco. Esa expectativa del exBanfield se originó por los flojos desempeños de Gabriel Arias, capitán y baluarte que levantó seis trofeos en sus siete años en la Academia, pero que este año protagonizó varias malas salidas que terminaron con conquistas rivales.
La decisión final que tome Costas, ya que no se descarta la presencia de Arias ante Vélez, resulta muy sensible por el contexto en el que se da: en menos de 30 días, su plantel afrontará la serie de la Libertadores, el clásico con Independiente, por el torneo, y el cruce ante River, por los cuartos de final de la Copa Argentina.
Para San Lorenzo, en cambio, la preocupación principal pasa por su gravísima crisis institucional. Marcelo Moretti, el presidente que tiene el aval de la AFA pero no puede ni pisar el Nuevo Gasómetro, estuvo en Avellaneda con la delegación visitante. Para sumar otro capítulo escandaloso, el secretario del Ciclón, Martín Cigna, denunció que le adulteraron la firma con la que se elaboró la planilla de quienes concurrirían al Cilindro.
Sin embargo, los días de Moretti como mandamás azulgrana estarían contados: el martes, en el palco del estadio (a puertas cerradas), habrá una reunión de comisión directiva en la que podrían darse renuncias masivas. Si eso ocurre, San Lorenzo quedará en un escenario de acefalía que propicie –más adelante– un llamado a elecciones. En la cancha, Damián Ayude le da su voto de confianza a pibes que tuvieron que crecer de golpe.
“Lo más importante es lo mental, es lo que nos está faltando más allá de la táctica”, había analizado –en TyC Sports– el entrenador de Racing, pese a las evidentes señales de alarma que entregó su equipo este año, tanto en la falta de creación como en la fragilidad a la hora de ser atacado. Pese a aquella declaración previa al partido, el técnico modificó el dibujo (pasó del 5-2-3 al 4-3-3) y le dio minutos a Matías Zaracho, cuyo último partido había sido el 29 de mayo. La falta de ritmo del exAtlético Mineiro, producto de distintas lesiones, quedó en evidencia, mientras que en ofensiva fue intrascendente la figura de Tomás Conechny, refuerzo que aún no puede pesar en un equipo que carece de creatividad.
Con titulares o suplentes, a Racing le cuesta muchísimo armar circuitos de juego. Y al San Lorenzo de los pibes, pese a la voluntad de todos, también. Así, ambos equipos no lograban agredirse, por lo que la pelota parada o algún error se imponían como las únicas formas de romper el cero. A los 37 minutos del primer tiempo, Almendra ejecutó un tiro de esquina, Santiago Solari peinó y Nazareno Colombo, sin marcas, empujó para el 1-0 antes de irse al descanso.
Pese a que San Lorenzo salió con otro ímpetu en el segundo tiempo, Racing le dio otro golpe: Colombo envió un pelotazo desde campo propio, Ezequiel Herrera perdió la posición con Santiago Solari, Orlando Gill salió apurado –hasta la puerta del área– y el delantero académico tocó al gol con el arco vacío. El Ciclón sólo tuvo un remate de Alexis Cuello –exRacing– que dio en el travesaño, pero luego prácticamente no pudo inquietar a Cambeses, de buenas respuestas en el juego aéreo y en un remate de Ladstatter sobre el cierre.
Lo mejor de Racing 2 vs. San Lorenzo 0
Con el 2-0 final, el equipo de Costas cortó la sangría de derrotas en el Cilindro por el torneo (no ganaba desde la última fecha del Apertura allí), ratificó su paternidad sobre el Ciclón y, pese a no destacarse por la generación de juego, ya piensa en su máximo sueño: la Copa Libertadores.