El 24 de junio no es un día cualquiera para los argentinos. La alegría por los nacimientos de Juan Manuel Fangio y Lionel Messi se mezcla con la tristeza por los aniversarios de las muertes de dos ídolos populares: Carlos Gardel y Rodrigo Bueno. El Potro cordobés tenía nada más que 27 años, un hijo de casi tres, un disco por editar y hasta una película con producción de Palito Ortega y guion de Jorge Guinzburg cuando un fatal accidente en la autopista Buenos Aires–La Plata acabó con su vida y con la de Fernando Olmedo, el hijo del “Negro”, a quien el músico había conocido esa noche en El Corralón e invitó a acompañarlo a su show. Patricia Pacheco y Ramiro Bueno, expareja e hijo del cuartelero respectivamente, viajaban en el asiento delantero del vehículo y milagrosamente salieron ilesos.
A 25 años de aquel sábado lluvioso, Ramiro, que hoy tiene la misma edad que su papá cuando falleció, se da cuenta que Rodrigo era muy joven y tenía mucha vida por delante. En diálogo con LA NACIÓN, lamenta no tener prácticamente recuerdos junto a su padre ya que era demasiado chico, pero asegura que consigue conectar con él a través de la música y de las cosas que la gente le cuenta sobre cómo vivió al Potro: “Te llenan el corazón y es un gran combustible, no solo para el 24 de junio sino para enfrentar la vida; me siento bendecido por eso”.
—¿Cómo te preparás para el nuevo aniversario de la partida de tu papá?
—Los 24 de junio son momentos difíciles, son fechas particulares. No voy a hacer nada en especial porque es día de semana y hay que seguir la rutina; ahora terminé de cursar. Tal vez con la energía más abajo, pero manteniendo la rutina y buscando fuerza para transmitirla a toda mi familia y contenernos. Es un día particular y está bueno estar mutuamente con un saludo, un mensaje y cariño y contar con eso es un punto a favor para sobrepasar el día.
—¿Tenés contacto actualmente con tu familia paterna?
—Sí, tengo contacto. Agradezco tenerlo sobre todo con mi abuela Bety (Olave), nos mandamos mensajes por las redes. Por temas de distancia, yo laburo de lunes a viernes, tengo un trabajo fijo, estudio y se complica. Viajé a Córdoba el año pasado, que tuve una gira y toqué por primera vez allá en un show rapero. Mi familia había venido a Buenos Aires y nos desencontramos, pero ya nos volveremos a encontrar.
—¿Escuchás la música de tu papá?
—Lo escucho, no porque sea mi viejo sino porque me gusta su música, me genera alegría, me genera cosas positivas y veo los videos de sus shows. Siento como una conexión para poder disfrutar de él y no sentir una pena o una tristeza, verlo hacer lo que más amaba en la vida y verlo disfrutar tanto arriba del escenario es muy lindo para mí. Era feliz interactuando con la gente. En eso era único y me conecto bastante con papá por ese lado. Soy bastante fanático de “El Potro” en ese sentido.
—Pasan los años y sigue vigente. ¿Te encontrás con gente que te habla de él?
—Sí. Cuando la gente me habla de él es hermoso, porque cada uno me muestra un Rodrigo diferente. Hay un millón de Rodrigos que marcaron distintas cosas en diferentes personas y lo disfruto porque te cuentan cosas desde el lado del amor, del cariño y lo que significa para ellos. Me llena de alegría y de orgullo porque dicen cosas muy lindas de mi papá y de cómo lo vivieron ellos, cómo lo sintieron, lo fueron a ver; gente de todos lados que me cuenta cosas y las recibo de la mejor forma porque te llenan el corazón y es un gran combustible, no solo para el 24 de junio sino para enfrentar la vida. Me siento bendecido por eso.
—Una forma de mantenerlo vivo y también de armar tu recuerdo, porque eras muy chico cuando él murió. ¿Recordás algo de él?
—Lamentablemente, cuando tuvimos el accidente estaba a una semana de cumplir tres años, era muy chico. Por suerte cuento con material audiovisual que está colgado en redes y tengo una fortuna de poder verlo y la gente lo sigue queriendo. Tuve un flashback de haber estado ahí cuando hace un par de años estuve en la parte de atrás del Luna Park. Llegué y dije: “Acá estuve”. Sentí esa energía muy fuerte. Pero son muy pocos los recuerdos.
—Ahora tenés 27, la misma edad que él cuando fue el accidente. ¿Cómo ves las cosas?
—Ahora tengo la misma edad que tenía cuando falleció y es saber marcar la diferencia entre quién es Ramiro y quién fue Rodrigo. Pero pienso: “Qué lástima que se fue tan joven”, porque yo con 27 me siento joven, siento que tengo un montón de vida por delante y caer en esa realidad y entender que mi papá se fue con esa edad es muy loco. No parecía tampoco de 27, parecía más grande. Es increíble y lo he pensado mucho el tema de los 27. Estoy a poco de cumplir 28 y entiendo que la vida y el camino de Rodrigo van por un lado, conectado con la mía, pero siempre prioricé mi camino y mi historia sabiendo de dónde vengo y a dónde voy.
—Contanos sobre tu presente…
—Estoy en la música, estoy en el arte, lo disfruto mucho y me fascina subir a un escenario. No me encasillo en un género, me considero más rapero porque estoy más cerca de la cultura del hip hop y lo que significa esa cultura. Me gusta toda la música, tengo un tema de cumbia, un video cantando cuarteto. Soy una persona que disfruta la música y le encanta hacer de todo, compartir los momentos con el público.
—Además estudiás y trabajás durante la semana, ¿no?
—Estoy trabajando como auxiliar administrativo en Educación, me encargo de recompilar datos en los sistemas e informar si hay alguna incongruencia para que todos los docentes puedan cobrar sin problemas. Antes había estado trabajando en atención al cliente en los vacunatorios. Además, estoy haciendo la licenciatura en Comunicación Audiovisual en la Universidad de San Martín. Es el posgrado de mi anterior carrera: me recibí de Técnico en Periodismo Deportivo. Me quedan pocas materias, así que pronto me podrán decir licenciado.
—Hace 30 años, cuando la carrera de tu papá explotó, el mundo era otro, los medios eran diferentes y no había redes…
—¡Lo que podría haber sido mi viejo con las redes! En contacto con la gente un tipo tan carismático, la hubiese roto.
—Hoy Luck Ra es uno de los mayores exponentes del cuarteto. Hace un tiempo tenía el pelo de colores y en los medios llegaron a compararlo con tu papá. ¿Lo seguís, te gusta?
—A Luck Ra lo conocí escuchando trap y después encontró su camino en el cuarteto. Si él se siente cómodo con el pelo de colores y la gente lo relaciona, está bien. Mientras se mantenga presente en el recuerdo mi papá, yo siempre estaré agradecido. Es un artista que venía siguiendo desde antes del cuarteto y me gustaban sus temas. ¡Una máquina el Luck!
—Hay un furor por las biopics. Hace siete años salió la de tu papá con tu aval (El Potro, con dirección de Lorena Muñoz). Hubo algunas polémicas. ¿Qué balance hacés hoy?
—La peli quedó atrás, no me quedo pensando en lo que fue. Si me quedo pensando en cosas del pasado me quedo enroscado y hay que seguir la vida. La peli fue parte de lo que me tocó vivir y ahora estoy contento con el presente.
—¿Cómo describirías a tu papá?
–Una persona angelical, con mucho carisma y un corazón de oro, inigualable. Pero elijo una palabra de cuatro letras que vale por todo: papá.