A primera vista suena contraintuitivo: pese a la aparente liberación de los tabúes sexuales, así como la creciente aceptación social del uso de apps de citas, los veinteañeros y treintañeros tienen cada vez menos relaciones sexuales.
La evidencia científica internacional de la que parte esta afirmación da cuenta de una tendencia que afecta, en verdad, a todos los grupos etarios, pero que se ve llamativamente exacerbada entre los más jóvenes. Esto lleva a los investigadores a concluir que hoy las personas que rondan los 40 tienen más sexo que las de 30, algo impensado décadas atrás.
Es un fenómeno se viene acentuando por lo menos desde 2010 y se ha estudiado tanto en Estados Unidos y Europa como también en parte de Asia y Oceanía -hay investigaciones con resultados similares en Japón, Corea y Australia-. En la Argentina, los estudios de comportamiento sexual son pocos y de mediano alcance, pero confirman la tendencia internacional. A los datos duros se suma la observación clínica.
“La mayoría de las consultas que me llegan de chicos de 30 años o menos son por falta de deseo”, sintetiza la psicóloga y sexóloga Olga Tallone, con décadas de experiencia en consultorio. La mayoría de quienes le consultan hoy, dice, son hombres. “Llegan muchos casos de varones con disfunción eréctil o eyaculación precoz, y de mujeres con anorgasmia”, detalla.
Los especialistas argentinos encuentran en sus consultorios situaciones que les llaman la atención: chicas y chicos frustrados en torno a su vida amorosa y sexual. El intercambio por redes sociales y apps de citas, destacan, muchas veces muere después del primer encuentro cara a cara o incluso antes de que este se dé. Frente al espacio vacío que dejan las citas y los encuentros ocasionales, el consumo de pornografía ocupa un lugar más preponderante.
“Hay menos espacios de encuentros presenciales, y al mismo tiempo hay mucha más oferta para que las personas se autoeroticen y se autocomplazcan. Hay también mucho entretenimiento digital que genera satisfacción inmediata: las series, el scrolleo en el celular. Uno puede conseguir de manera instantánea dopamina, placer, que es muy diferente a las relaciones sexuales, que conllevan exponerse frente a un otro y requieren una construcción”, detalla la ginecóloga y sexóloga Florencia Salort.
“En consultorio yo veo muchísima más gente que no tiene pareja estable, que salta de un lado a otro, pimponeando, y que está mucho tiempo sola”, destaca la doctora, conocida en redes sociales como @flordegineco.
El fenómeno lleva distintas carátulas según a quién se le pregunte. Se habla de “fatiga social o amorosa” y de “recesión sexual”. Aunque sumamente importante, la sobredependencia a la tecnología no explica el total del fenómeno, destacan especialistas, quienes abren el abanico a un conjunto de hipótesis explicativas que incluyen desde un aumento de trastornos de la salud mental y estrés, hasta cambios culturales y sociales.
En números
En Estados Unidos, la baja en la frecuencia de las relaciones sexuales marca un récord histórico, advierten los investigadores detrás del estudio The Sex Recession, que analiza longitudinalmente los resultados de comportamiento sexual de la Encuesta Social General (GSS, por sus siglas en inglés) de la Universidad de Chicago.
En 1990, destacan, el 55% de los adultos de entre 18 y 64 años declararon tener relaciones sexuales todas las semanas. Con el cambio de milenio, esa cifra comenzó a disminuir: para 2010, menos de la mitad declaró tener relaciones sexuales semanalmente, y para 2024, esa cifra se había reducido al 37%.
Este fenómeno, destacan los investigadores, es más contundente entre los jóvenes adultos, tendencia que ya había sido reportada por la Universidad de Indiana en sus encuestas de alcance nacional sobre comportamiento sexual. En la última (2022) se pudo ver que el 15 % de los jóvenes de entre 20 y 24 años declararon no haber tenido parejas sexuales desde los 18 años, porcentaje que una década antes, había sido del 6%.
Hay un indicador del estudio llamado “Sexlessless”, que mide el porcentaje de entrevistados que no tuvieron sexo en el último año. Entre los adultos jóvenes, el mayor cambio en este indicador se produce después de 2010. Mientras que antes de ese año la proporción de veinteañeros que declararon no haber tenido encuentros sexuales en el último año se mantenía estable, en torno al 15%, entre 2010 y 2024, esta proporción se duplicó, pasando del 12% al 24%, respectivamente. Es decir que, en 2024, 1 de cada 4 adultos jóvenes norteamericanos declaró no haber tenido relaciones sexuales en el último año.
“En teoría, las aplicaciones de citas en línea deberían ayudar a los millennials a encontrar parejas sexuales con mayor facilidad. Sin embargo, la tecnología podría tener el efecto contrario si los jóvenes pasan tanto tiempo frente a la pantalla que interactúan menos en persona y, por lo tanto, no tienen relaciones sexuales”, sintetizó Jean Twenge, referente mundial en el estudio de cambios generacionales, tras la publicación de su último estudio sobre comportamiento sexual, de 2022.
Desde la Argentina, Salort suma el impacto del estrés y de la ansiedad ante los encuentros presenciales con un otro hasta entonces virtual. “En las redes es todo muy fugaz. En las aplicaciones, la gente puede elegir o descartar personas sin muchos fundamentos. Pero cuando van al encuentro ya es otra cosa, porque hay que dar el cuerpo, hay que dar la cara. Y ahí se da, no diría una fobia social, pero sí que hay mucha ansiedad. Hoy hay muchos más trastornos de ansiedad y trastornos mentales que hacen que estos momentos de encuentro sean anticipatorios y uno los evite”, sostiene.
En el último tiempo, muchos psicólogos y psiquiatras, tanto argentinos como extranjeros han enfatizado en el crecimiento de psicopatologías, como trastornos de ansiedad y del ánimo, un fenómeno global con fuerte impacto en la Argentina, especialmente en la última década. Estos trastornos, sumados a un aumento del estrés en los más jóvenes, dicen los sexólogos, tienen un fuerte impacto en la baja del deseo sexual y del interés por los encuentros sexuales.
“Si uno no puede salir de su ser, de su ansiedad, su temor, su enojo o de su desvalorización, uno no se puede encontrar con el otro -explica Salort-. El estrés es enemigo del placer. Si uno está pensando en otra cosa o está con ansiedad, que significa estar un poco en la proyección futura, es muy difícil relajarse en el encuentro. Y en el encuentro uno necesita tener un mínimo bienestar emocional o por lo menos detenerse en el momento para poder conectarse con la otra persona”.
Cambios en la manera de vincularse
En Argentina, la Universidad Argentina de la Empresa (UADE) midió entre la comunidad universitaria -estudiantes de entre 18 y 25 años- el consumo de pornografía y el interés por las citas, entre otras variables, y llegó a datos que, consideran, pueden ayudar a entender ciertas tendencias generales dentro de esta comunidad. El 97% de los estudiantes hombres entrevistados afirmaron consumir pornografía —entre ellos, un 21% dijo consumir una vez por día y un 6%, dos o más veces por día—. Entre mujeres, en tanto, un 47% afirmó hacerlo, de las cuales la gran mayoría dijo que solo lo hacía una vez por mes o incluso menos.
Los investigadores detrás de la encuesta destacan que posiblemente estos datos estén relacionados con el hecho de que, como también se vio en el estudio, un 25% afirmó que prefiere no tener una cita porque conlleva demasiado esfuerzo. También puede tener relación con otro dato: la mitad de los entrevistados (49%) sostuvieron que la pandemia cambió la manera de vincularse. Quienes más estuvieron de acuerdo con esta afirmación fueron los encuestados de 18 años (69%).
“Esto expone un panorama de la actualidad en el cual las personas pueden satisfacer sus necesidades de una manera más individualista”, afirmaron los autores de este estudio. La prevalencia del autoerotismo es un fenómeno que también se ve en los consultorios, y que tiene consecuencias en los vínculos sexuales.
Tanto en la Argentina y en el mundo, los expertos hablan de que, ante el crecimiento de la exposición a la pornografía, especialmente desde edades tempranas, los chicos tienden a imitar comportamientos muchas veces poco naturales y con cierta tendencia a lo violento.
“La pornografía siempre fue letal, pero hoy es más fácil acceder, y esto empeora la situación. El porno crea un modelo sexual genital que no existe en la realidad. Las mujeres no reaccionan así en la vida real; los varones tampoco. Y esto genera lo que se ve hoy en los chicos, que es una tendencia del sexo en ‘modo porno’, buscar replicar en la vida real lo que se ve en las pantallas. Son especialmente los hombres quienes buscan esto, y a las mujeres generalmente les desagrada”, suma Tallone.
Parejas a la baja
La baja en las relaciones sexuales va de la mano, al menos en Estados Unidos, con una disminución general en el tiempo que los jóvenes le dedican a la socialización en persona, y también de la mano con una baja de las relaciones estables de pareja.
The Sex Recession, el último informe de The Family Institute, muestra que el porcentaje de adultos entre 18 y 29 años norteamericanos que conviven con una pareja bajó de 42% en 2014 a 32% en 2024. “Debido a que los adultos con pareja tienen relaciones sexuales más estables y a que cada vez más hombres y mujeres jóvenes no tienen pareja estable, la proporción de adultos jóvenes que tienen relaciones sexuales regulares sigue disminuyendo”, señalan los autores.
Pero la disminución de las parejas estables, destacan, no explica todo el fenómeno, dado que incluso las personas casadas o con pareja estable también están teniendo menos sexo, indican los resultados de su informe.
Esta recesión de la vida sexual y la vida de pareja parece estar englobada dentro de una más general de la vida social, plantean los investigadores. Entre 2010 y 2019, el tiempo promedio que los adultos jóvenes pasaron con amigos cayó casi un 50%, de 12.8 horas por semana a solo 6.5 horas por semana.
“La Gran Reconfiguración”
Los investigadores detrás del estudio The Sex Recession consideran que el aumento del tiempo dedicado a los medios digitales ha llevado a una reducción significativa de la socialización y el desarrollo de habilidades para relaciones románticas. Destacan que la baja en las relaciones sexuales de los adultos jóvenes norteamericanos es muy similar a la baja que describe Jonathan Haidt en los niveles de socialización presencial de este mismo grupo etario.
En su libro La generación ansiosa, Haidt denomina al período de 2010 a 2015 la “Gran Reconfiguración”, y destaca que “los adolescentes que atravesaron la pubertad durante este período estuvieron expuestos a la omnipresencia de los medios digitales” y que, en consecuencia, no estuvieron expuestos a tanta socialización como las generaciones anteriores.
“Están en la zona de confort -detalla Tallone-. En consulta aparece mucho el comentario: “¿Cómo voy a tener pareja, si apenas puedo mantenerme a mí?”. La vida, de alguna manera, siempre fue complicada, pero antes, a pesar de eso, la gente salía igual, tenía pareja, sexo, tenía hijos. Hoy se ve a los chicos quedándose más puertas adentro”.