CÓRDOBA.- Un grupo de científicas argentinas puso en marcha una startup que desarrolla un biomaterial a base de hongos y residuos orgánicos que imita la textura y apariencia del cuero vacuno. La producción de Mycorium Biotech es 100% compostable y carbono neutral. Apunta a escalar y posicionarse como una alternativa competitiva en precio y calidad frente al cuero tradicional y sintético.
Agustín Schiavio Aebi, CEO de la empresa, explicó a LA NACION que el desarrollo viene de hace unos 15 años en el Iprobyq Rosario del Conicet: “Un grupo de científicas trabajó con residuos orgánicos como orujo de uva, pulpas de frutas blandas, bagazo de cerveza o descartes del procesamiento de verduras con los que alimentaban a hongos filamentosos. Eso se transforma en un material flexible, similar al cuero, con mucho potencial”.
Después de renunciar a su trabajo en el sector de las finanzas, Schiavio Aebi se asoció a Diana Romanini (posdoctorado en Ciencias Biológicas, actual Chief Scientific Officer de la empresa), María Rocío Meini (con la misma especialidad, Chief Operations Officer) y Adriana Clementz (posdoctorado en Ingeniería en Alimentos, Chief Technology Officer).
La empresa está ya vendiendo los primeros lotes. “Tenemos un cuello de producción -señala el CEO-, así que comercializamos lotes de diez planchas de 30 x 40. La idea es llevar la medida a la estándar, que es de 1,40 metros. Estamos comercializando a empresas de marroquinería argentinas”.
Con un fondeo de US$500.000 (US$250.000 del fondo de inversión científica SF500) pudieron llegar a esta instancia y, por supuesto, siguen buscando financiamiento. Ahora avanzan con una ronda de inversión para escalar a una planta piloto. “El objetivo es que produzcan otros, no nosotros. Replicar el modelo a fasón de la industria alimentaria”, resume.
Por el momento están comprando los insumos, aunque mantienen la idea de “integrarse hacia atrás, trabajar con quienes generan los residuos orgánicos. Es posible lograrlo”.
Schiavio Aebi repasa que hay curtiembres que están “migrando hacia el negocio de la terminación de cueros, evitando el curtido tradicional por su alto impacto ambiental, por lo que hay oportunidad de mercado”.
El biomaterial que diseñaron permite ser trabajado en plantas de terminación sin que deban hacer adaptaciones de las líneas de producción. “Buscamos ser aliados estratégicos de estas plantas, acompañándolas en la transición hacia una industria más limpia y resiliente”, indica el CEO y subraya que la demanda de materiales sostenibles es creciente.
En el último semestre, la startup cuadruplicó su capacidad de producción y validó su tecnología en programas internacionales como MassChallenge (Estados Unidos), Hello Tomorrow (Francia), Start-Up Chile y Brinc Climate Tech (Hong Kong).
Un mar: hay más de 700.000 hectáreas bajo el agua en el centro oeste bonaerense
El CEO también menciona que hay cambios regulatorios en el mundo que abren la puerta a empresas que aportan “soluciones” como la de Mycorium. Por ejemplo, en junio Chile incorporó los textiles a su Ley de Responsabilidad Extendida del Productor, obligando a los importadores a hacerse cargo del reciclaje y reutilización de más de 123.000 toneladas anuales de ropa. Francia aprobó un ecoimpuesto que llegará hasta 10 euros por prenda para 2030, junto con etiquetas ambientales obligatorias y la prohibición de publicitar plataformas como Shein y Temu.
Schiavio Aebi repasa que la industria de la moda produce más de 100.000 millones de prendas por año, “de las cuales el 60% contiene plástico y el 85% termina en vertederos o incinerado”.