La disputa interna entre el gobernador Axel Kicillof y Cristina Kirchner vuelve a colarse en la Legislatura bonaerense, donde estaba pedida para hoy una sesión especial con el fin de tratar el dictamen de comisión del kirchnerismo tendiente a garantizar que diputados, senadores, concejales y consejeros escolares, que tienen vedado volver a presentarse a elecciones por haber cumplido dos mandatos consecutivos, puedan volver a candidatearse de manera indefinida.
Es decir, el objetivo era -y sigue siendo a pesar de haber caído anoche la sesión por falta de acuerdo entre los propios cristinistas- establecer un nuevo y nefasto subterfugio legal para darles la chance de eternizarse en el poder. Esa habilitación es impulsada principalmente por los acólitos de la expresidenta, quienes adrede habían dejado afuera de la maniobra a los intendentes bonaerenses que también aspiran a atornillarse a los cargos, pero a quienes no corre tanto el tiempo, ya que sus mandatos vencen en 2027, mientras que los legisladores, concejales y consejeros deberán pasar por las urnas este año.
Décadas de peronismo en la provincia de Buenos Aires no han servido para atender cuestiones tan elementales como la necesaria obra pública para evitar las pérdidas de vidas humanas y de bienes como durante las últimas inundaciones
Kicillof, a quien los intendentes venían reclamando con insistencia formar parte de ese grupo aspiracional de permanencia perenne, había deslizado hace poco entre los suyos que no pagaría el costo político de incluir esa opción en estos momentos. Sin embargo, pocas horas antes de que la sesión especial fuera convocada, una legisladora que le responde y que rompió lanzas con el kirchnerismo –pertenecía a La Cámpora– presentó un nuevo proyecto para que se incluya a los intendentes en la maniobra. Se trata de Ayelén Durán, que sigue formando parte del bloque Unión por la Patria. En los fundamentos de su iniciativa sostiene la absurda interpretación de que limitar los mandatos coarta los derechos de la dirigencia política y los del electorado que, a su juicio, se ve impedido de elegir a quien quiera, las veces que quiera. Es un absurdo que repiten hasta el hartazgo quienes desearían eliminar de un plumazo la sana alternancia democrática, quienes prefieren sostener a toda costa sistemas feudales opresivos sin derechos de ningún tipo para los representados por esos caciques solo dedicados a satisfacer sus egos manejando la plata de todos los contribuyentes y garantizando continuidad e impunidad a sus amanuenses.
En cuanto a Kicillof, más allá de esta nefasta iniciativa introducida a último momento como parte del enfrentamiento interno que mantiene con el kirchnerismo, cabe preguntarse si no tomó nota de los resultados del domingo último en la ciudad de Buenos Aires, donde la mitad del padrón se desentendió de ir a votar, cansado de los siniestros tejes y manejes de la política, además de haber perdido el candidato kirchnerista.
De haberse concretado hoy la sesión hubiera quedado inscripta como otro nefasto mojón en la serie de disparates que priorizan los dirigentes, preocupados como están por sus intereses personales, desplazando sin ruborizarse los de la ciudadanía. Décadas de peronismo en la provincia de Buenos Aires no han servido para dar respuesta a cuestiones tan elementales como la necesaria obra pública para evitar que miles de personas hayan vuelto a vivir una de las peores inundaciones de las que se tenga memoria, en la que hubo muertos y miles de evacuados en 21 municipios.
Decenas de legisladores, concejales, consejeros e intendentes de casi todos los partidos políticos –no solo del kirchnerismo– están expectantes ante la posibilidad de que se apruebe esta ley en sesiones venideras. De ser sancionada, más de cien intendentes, legisladores, concejales y consejeros bonaerenses podrían aspirar a continuar en el cargo sin limitaciones de ningún tipo. Muchos han decidido obturar la posibilidad de participación y crecimiento de nuevos dirigentes, negando el necesario recambio generacional y entendiendo vilmente que los cargos les pertenecen. Habrá que estar muy atentos al momento de observar en qué lugar de la vereda se ubica cada legislador. Es hora de recordarles que no son mandamases, sino representantes de los ciudadanos y que solo están de paso en la función pública.