Con un estilo entusiasta y vertiginoso, en El pequeño Gatsby. Apuntes para la teoría de una gran novela, Rodrigo Fresán realza aún más la jerarquía de El Gran Gatsby, clásico de Francis Scott Fitzgerald publicado cien años atrás. Los personajes, el ambiente y la época (al inicio de la década de 1920, en Long Island) que rodean al misterioso Jay Gatsby, así como su historia, narrada “con obsesión de voyeur y ardiente frialdad científica” por Nick Carraway, ocupan al autor en un ensayo que se despliega en digresiones, notas al pie, asociaciones pop y referencias eruditas que van de Edith Wharton a Leonardo DiCaprio (que interpretó a Gatsby en la película de Baz Luhrmann).
“No me parece exagerado y sí muy pertinente afirmar de entrada que El Gran Gatsby es una novela perfecta o todo lo perfecta que puede llegar a ser una novela (más allá de alguna encantadora imperfección)”, sostiene Fresán. Sus apuntes, despachados con un frenesí que imita el de las “litúrgicas” fiestas del personaje creado por Fitzgerald, oficia como una invitación a la lectura o la relectura.
Para el escritor argentino, Gatsby es “un melancólico que parece alimentarse de una euforia ajena que no comprende del todo”; Daisy Buchanan, “una madonnesca material girl”, enamorada de que se enamoren de ella, y Nick, un testigo privilegiado y a la vez poco confiable, “guardián de secretos y celestino un tanto patológico”. El non plus ultra de la literatura estadounidense, que resultó ser casi una nouvelle, se celebra a toda vela en el arremolinado español rioplatense de Fresán.
El pequeño Gatsby
Por Rodrigo Fresán
Debate
180 páginas, $ 15.999