En La fila de medianoche, la vigésimo segunda novela de la saga creada por el escritor inglés Lee Child (Conventry, 1954), Reacher acaba de ser dejado por una amante y atraviesa Wisconsin en un micro. Otro recorrido sin rumbo, esta vez por esa civilización subterránea entre Los Ángeles y Nueva York llamada “el Estados Unidos profundo”. Mayor retirado del Ejército, los puños de Reacher, “del tamaño de un pollo de supermercado, dedos largos y gruesos con nudillos como nueces, viejas marcas y cortes ya cicatrizados y blancos contra su bronceado estival”, son una carta precisa de presentación. Cuando algo le interesa, Reacher no tiene miedo de preguntar. Y cuando nadie responde, tampoco tiene miedo de forzar un poco las cosas.
Lo que llama la atención de Reacher es un anillo de graduación de la Academia Militar de West Point. No está en el dedo de nadie, sino en la vidriera de una “casa de empeños” en medio de la nada. Lo cual suscita preguntas. ¿Quién vendería algo que representa cuatro años de sacrificio para convertirse en una eficiente máquina de matar? ¿En qué circunstancias uno de sus colegas, una mujer, a juzgar por el diámetro del anillo, se desprendería de esa marca de pertenencia?
Reacher se adentra así en el submundo de los mercados informales y sus vínculos con todo tipo de mercancías alejadas de los ciclos de oferta y demanda más decentes. Las preguntas de Reacher a veces son incómodas, aunque su política es simple: quien no responde y termina con las manos, las piernas, los pulmones, los riñones o el cuello destrozados, solo se “autoinflinge” un castigo. Y como ni en nuestro mundo ni en el de Reacher existe la verdadera justicia, está bien que él, al menos, ajuste el curso de la historia con algo de violencia en favor de los débiles, los pobres y los olvidados.
Pero La fila de medianoche empieza con una amante perdida y, de a poco, se redirecciona hacia una nueva amante. A través de esta línea, Child demora la acción entre los paisajes de Dakota del Sur y Wyoming para ofrecernos al Reacher caballeresco que, a pesar de “creer fervientemente en la sorpresa y la conmoción y en la fuerza de choque abrumadora”, sabe cómo tratar a una dama. En especial cuando las circunstancias la dotan de sus propios recursos para conmocionar.¿Es esta una historia acerca de lo que un hombre es capaz de hacer por una mujer para olvidarse de otra? Child, que suele retratar la sexualidad humana con unos estándares de sensatez demasiado elevados para la realidad, encuentra esta vez una misión sexual a la altura de su héroe, que en la batalla de los géneros reconocerá una inversión de una de sus reglas de combate: “Quieres matar a un hombre y no lo logras, y luego alzas la vista y lo ves. ¿Ahora es tu amo?”.
La fila de medianoche
Por Lee Child
Blatt & Ríos. Trad: Aldo Giacometti
429 páginas, $ 37.700
