Titivillus, el título de esta breve antología de poemas traducidos por la escritora y filósofa Leonor Silvestri (Buenos Aires, 1976), que corona un ensayo, refiere al nombre del demonio que se ocupaba de inducir errores en la tarea de los copistas medievales (o de recopilarlos, en vista de un filológico Juicio Final). La traducción, sostiene la autora, si bien se ocupa de conservar y transmitir el original, no es una fotocopia y podría alcanzar el estatus de un género literario. “Traducir es incorporar y transformar el trabajo de otro y establecer relaciones de parentesco y contigüidad con figuras y formas que son propias de otras configuraciones históricas”, afirma.
Pero antes están los poemas –la mayoría de autores de la tradición clásica, como Catulo y Safo– que Silvestri traduce del griego y el latín, no sin adaptarlos al contexto del siglo XXI, en la Argentina (“MMXXV, Villa Giardino”, informa el colofón). “Tandem venit amor”, de Sulpicia, pasa a titularse “Cupido”, y del célebre “Odi et amo”, de Catulo, se ofrecen dos versiones. También hay traducciones del inglés de “The Flea”, de John Donne, y “The Tyger”, de William Blake (“Alto gato”). Los poemas originales aparecen después de las traducciones.
Entre los poemas y a modo de puentes (metáfora clásica de la traducción), una serie de citas de Susan Sontag, Roman Jakobson, Walter Benjamin y Sylvia Molloy enriquece el envite de la autora/traductora. Sobresale una de Octavio Paz: “Cada poesía es una lectura de la realidad, esta lectura es una traducción que transforma la poesía del poeta en la poesía del lector”.
Titivillus
Por Leonor Silvestri
Queen Ludd
60 páginas, $ 30.000