Después de años de incertidumbre y especulación, un equipo de científicos logró resolver uno de los enigmas más llamativos del fondo marino: los llamados “barriles con halos” sumergidos frente a la costa del sur de California. Estos objetos fueron detectados en 2021 en la Cuenca de San Pedro, cerca de Los Ángeles, y presentaban un fenómeno visual extraño: cada barril parecía estar rodeado por un anillo blanco.
Si bien se sospechaba que los barriles podrían contener DDT, un pesticida altamente tóxico prohibido en Estados Unidos en 1972, nuevas investigaciones arrojaron una conclusión diferente, y aún más preocupante. Los halos no fueron causados por ese químico, sino por residuos cáusticos alcalinos, producto de que durante décadas este líquido sea arrojado por las empresas a las aguas de forma recurrente y sin control.
El estudio publicado en la revista científica PNAS Nexus fue liderado por la doctora Johanna Gutleben, investigadora del Instituto Scripps de Oceanografía en la Universidad de California en San Diego. Su equipo utilizó un vehículo submarino operado remotamente (ROV), llamado SuBastian, para explorar el área, recolectar sedimentos y analizar la composición química del entorno alrededor de los barriles.
“Si los barriles hubieran contenido DDT, los sedimentos deberían haber sido ácidos. Pero encontramos lo contrario: eran altamente alcalinos”, explicó Gutleben. Este detalle fue clave para identificar el verdadero origen de los halos, ya que la alcalinidad intensa del entorno modificó no solo el suelo marino, sino también el ecosistema biológico a su alrededor.
Lejos de contener únicamente residuos del pesticida DDT, los investigadores descubrieron que los barriles almacenaban una mezcla de desechos industriales cáusticos, cuya composición exacta aún no pudo ser determinada. Lo que sí se sabe es que los vertidos datan de entre las décadas de 1930 y 1970, cuando miles de objetos y materiales contaminantes fueron arrojados en al menos 14 lugares diferentes frente a la costa del sur de California.
Según la Agencia de Protección Ambiental (EPA), estos desechos incluían “residuos de refinería, tortas de filtración, desechos de perforación petrolera, químicos industriales, explosivos militares y materiales radiactivos”. Aunque el DDT también estuvo presente en esos vertidos, el fenómeno visual de los halos se debe a la filtración de sustancias altamente alcalinas, no al pesticida.
¿Cuál es el impacto ecológico de estos residuos en el océano?
Uno de los descubrimientos más preocupantes del estudio fue el cambio en la biodiversidad microbiana alrededor de los barriles. En los sectores rodeados por halos, los investigadores identificaron que solo sobrevivían bacterias “extremófilas”, organismos capaces de soportar condiciones químicas extremas. Este fenómeno confirma que el impacto ambiental de los residuos arrojados sigue vigente más de medio siglo después.
“El hecho de que aún hoy, más de 50 años después, podamos ver y medir estos efectos, es un llamado de atención”, advirtió el Dr. Paul Jensen, coautor del estudio. Y agregó: “Todavía no sabemos cuántos barriles con halos hay ni cuál es su distribución exacta, pero sí sabemos que están generando un impacto localizado en el ecosistema marino”. Por otra parte, los investigadores destacan que, hasta ahora, los esfuerzos de monitoreo se centraron en detectar DDT, lo que podría haber dejado fuera de foco otros residuos igual o más peligrosos.