El laboratorio nacional Richmond recibió la autorización de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) para su planta biotecnológica VIDA, enfocada en la producción de medicamentos y vacunas. Se trata del paso previo a su inauguración y puesta en marcha, prevista para “el corto plazo”, según indicaron desde la empresa a LA NACION.
Ubicada en el Parque Industrial de Pilar, en la provincia de Buenos Aires, la planta es resultado de un proyecto financiado por el fideicomiso denominado “Proyecto Vida” (Vacuna de Inmunización para el Desarrollo Argentino). La iniciativa reunió a más de 60 inversores públicos y privados, incluyendo bancos, compañías del sector salud y otros actores institucionales, que desembolsaron un total equivalente en pesos a US$85 millones.
El directorio del laboratorio Richmond aprobó la constitución del fideicomiso para la construcción de la planta en abril de 2021, en medio de la pandemia. Y cobró relevancia, en ese entonces, por la posibilidad que representaba para producir a gran escala la vacuna Sputnik V contra el coronavirus, mediante un acuerdo con el gobierno ruso. No obstante, el proyecto cambió.
Montada sobre una superficie de 11.000 metros cuadrados, VIDA fue diseñada para producir vacunas multiplataforma y medicamentos biotecnológicos como anticuerpos monoclonales. Tiene capacidad para producir hasta 80 millones de viales y 28 millones de jeringas al año.
El objetivo es fabricar productos propios y desarrollos en asociación con empresas internacionales. Tal es el caso de la firma china CanSinoBIO, la cual -finalizado el convenio con el gobierno ruso- cerró un acuerdo para producir y comercializar en el país distintas vacunas que a futuro también podrían exportarse, como Convidecia, aprobada por la OMS contra el Covid-19.
En paralelo, el complejo VIDA alberga también una planta piloto que permitirá a científicos argentinos desarrollar tecnologías propias y transferir conocimiento desde la investigación hasta la producción industrial.
“Este proyecto es único en la región y abre nuevos horizontes para la salud en la Argentina por su capacidad y también porque cuenta con una planta piloto para que nuestros científicos puedan desarrollar, escalar y transferir tecnología con proyección internacional”, señaló Marcelo Figueiras, presidente de Richmond.