A cuatro días de definir su futuro en la Copa Libertadores, Marcelo Gallardo decidió que la quinta fecha del Clausura era un momento propicio para combinar el descanso para la mayoría de los titulares y la experimentación con una formación que difícilmente se vuelva a ver. Abrió un espacio para los que venían con pocos minutos (Ledesma, Bustos, Casco), alguno que necesita retomar ritmo de alta competencia tras la lesión (Driussi), recientes incorporaciones (Portillo, Rivero, Juanfer Quintero) y el debut del delantero juvenil que tiene una cláusula de rescisión de 100 millones de euros (Dadín). Respecto de la formación inicial que volvió de Asunción con un 0-0 ante Libertad por los octavos de final, solo se mantuvo Castaño, y en una posición diferente, ya que se ubicó de volante central.
De ese tubo de ensayo salió un River entusiasta y ambicioso, con futbolistas que tenían ganas de mostrarse, pero frágil y descompensado en lo colectivo. Tan propenso a hacer goles como a recibirlos. Audaz y temerario. Las ventajas de las ideas ofensivas que pregona Gallardo, cualesquiera sean los intérpretes, y los riesgos asumidos con un equipo poco trabajado, con escasos automatismos y sin recuperación en el medio campo.
Salió favorecido el espectáculo, con cinco goles en el primer tiempo, en un constante ida y vuelta, que tenía a los hinchas tan ilusionados como preocupados. A los 3 minutos marcó Driussi con un estupendo remate combado. Con Borja en horas bajas, la presencia de Driussi se hace indispensable; su vuelta al gol tras la lesión no hizo más que demostrar cuánto lo extrañó River. No solo por la eficacia, sino también por su capacidad para asociarse con el toque en la construcción de los ataques.
La rápida apertura del marcador dio paso a un partido de lo más vivaz y abierto, porque iba al frente y se descuidaba atrás, consecuencia lógica de una alineación con un perfil netamente ofensivo, sin el respaldo de una defensa que no pudo disimular la improvisación y la falta de entendimiento. Como Bustos se proyectaba rápido y retrocedía lento, al debutante Portillo le tocó sufrir con la velocidad del juvenil Andino, que lo desbordó para tirar el centro en el 1-1 de Auzmendi, un segundo más rápido que el cierre de Rivero. Portillo puede ser central, lateral o volante, pero antes que su polifuncionalidad será necesario se adapte y retome un ritmo futbolístico que adeuda desde que llegó desde Talleres con una tendinitis.
Entre Nacho Fernández y Quintero se repartían los pases largos, mientras Galoppo aparecía para el juego en corto por adentro. Tenía variantes River y consiguió el 2-1 en un avance que reunió a Nacho, Bustos, Driussi, Dadín -Petroli le tapó la definición- y Galoppo, que volvió a ratificar su condición de volante llegador para relacionarse periódicamente con el gol.
Estaba goloso River con la pelota, todos se animaban y algunos se equivocaban, como el pase de Castaño que fue interceptado y dio origen a un contraataque que terminó con el penal de Rivero a Altamira, el wing izquierdo del Tomba, que también le daba dolores de cabeza a la defensa. Auzmendi marcó el 2-2 en un encuentro en el que había novedades a cada rato; algunas negativas, como la salida de Bustos tras doblarse el tobillo izquierdo. Entró Acuña y enseguida lo sufrió a Altamira, que le provocó una amonestación cuando se le escapaba.
No hubo cambios de planes en River. Castaño parecía olvidar que esta vez era un volante de recuperación y podía aparecer en la media luna para filtrar un pase como si fuera un N° 10. E incurrir en más pérdidas que condicionaban a una defensa prendida por alfileres. Dentro de este estilo de River marcadamente ofensivo, y hasta cierto punto despreocupado por lo que pasaba a sus espaldas, Galoppo fue construyendo su mejor partido desde que llegó. Criterioso con la pelota e intuitivo en el área. Un oportunismo que River agradeció mucho porque le permitió irse al descanso 3-2 con un cabezazo en el minuto 49, tras un córner de Quintero.
«HAREMOS TODO LO POSIBLE PARA PASAR DE RONDA»
El mensaje de Sebastián Driussi a los hinchas de River en la previa al partido de vuelta frente a Libertad por los octavos de final de la Libertadores #LPFxTNTSports pic.twitter.com/joJyl5jZlx
— TNT Sports Argentina (@TNTSportsAR) August 17, 2025
Driussi había marcado a los tres del primer tiempo y repitió en el mismo minuto del segundo, tras aprovechar un nudo de la defensa de Godoy Cruz, que le competía a la de River en los despistes. La diferencia de dos goles golpeó al Tomba y Gallardo vio margen para hacer cambios y continuar con la rotación. Una oportunidad para que el juvenil Juan Meza siga demostrando que sabe con la pelota, mientras Borja continúa negado con el gol, aun en un partido generoso en ocasiones.
River no había marcado goles en los dos cotejos anteriores del Clausura (San Lorenzo e Independiente) y tampoco en la Libertadores (Libertad). Tampoco había recibido tantos en los últimos cinco partidos. Todo eso fue con los titulares. Demasiado serio. La unidad B jugó con espíritu de potrero, vamos al frente y vemos cómo defendemos. Le salió bien.