El caso de las bengalas y las tribunas vacías volvió a exponer la facilidad que el fútbol argentino tiene para desviar el eje principal de la atención.
Por ejemplo: si dos hinchadas se cruzan en una ruta y se masacran a cuchillazos y disparos, suele señalarse que el operativo de seguridad fue un fracaso. Se acusa a la policía (con o sin razón) y se omite con naturalidad que los seres humanos no deberían agredirse unos a otros por pertenecer a equipos de fútbol diferentes.
En esta ocasión, el recorrido del razonamiento lleva un peligro y similar destino. Un video promocional de la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol), activó el reclamo de hinchas. “Nos obligan a jugar con la cancha vacía, mientras ellos publicitan y venden el producto con el motivo de la sanción”.
#NoAlRacismo pic.twitter.com/5yZRxep9ND
— River Plate (@RiverPlate) April 7, 2025
Como se dijo. Es probable que no falte la razón en ese argumento. El problema es que los hinchas de River no debieron desplegar un show de fuegos artificiales en la cancha porque está prohibido.
Los videos de las cajas con bengalas pudieron verse en redes sociales. Todo hace suponer que el asunto fue coordinado por gente del club y que contó con la complicidad de las fuerzas de seguridad, porque se supone que los hinchas no pueden ingresar con pólvora en los estadios.
La razón por la que River hizo eso fue porque quería intimidar a un adversario con algún despliegue que fuera más allá de la cancha. Sabía que no podía y lo hizo igual. El resultado estaba por delante.
También sabía muy bien que se exponía a esta sanción. No sólo se gastó una fortuna en la compra de la pirotecnia, sino que se perdió una mucho mayor al no poder contar con la recaudación de un partido de Copa Libertadores.
Por un amistoso con una selección de segunda categoría de México, hace un par de meses, el club se enorgulleció de saber que había recaudado algo más de un millón de dólares. El movimiento de su gente es formidable. Pues bien, a ese número hay que sumarle el estimativo por el mayor valor que las entradas tienen para un encuentro oficial.
El episodio habla de una irresponsabilidad muy grande. Porque no sólo se actuó a consciencia en contra de lo que establecen los reglamentos, sino que ahora se intenta justificar el hecho por el otro grosero error de la Conmebol a la hora de difundir lo que prohíbe.
Por supuesto que nadie quiere ver canchas vacías. Por supuesto que el espectáculo es más disfrutable (incluso para aquellos que lo ven por televisión), con la presencia de la gente. La pasión.
Sin embargo no debería perderse de vista que en este país todavía duele la pérdida de muchísimas vidas jóvenes por la utilización de pirotecnia en eventos de concurrencia masiva. Aunque River no tenga techo como el edificio República de Cromañón, un mal movimiento de las bengalas, una persona quemada, podría provocar una estampida en un estadio que reúne en la actualidad 85.018 almas.
Más prudente sería guardar silencio por lo que se hizo mal y hacer todo lo posible para que no se repita. Aunque la Conmebol siga desplegando sus incoherencias.