Robert Hernández: “MacGyver fue mi primera escuela de innovación”

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Cuando Robert Hernández habla de innovación en periodismo, no se refiere solo a herramientas. Para él, innovar es una actitud, una forma de pensar, una necesidad urgente en un ecosistema mediático marcado por la disrupción constante. Profesor de Práctica Profesional en la Escuela de Comunicación y Periodismo Annenbergv de la Universidad del Sur de California (USC), es uno de los pioneros en experimentar con tecnologías emergentes como la realidad virtual (VR), la realidad aumentada (AR) y la inteligencia artificial (IA) aplicadas al relato periodístico de los hechos.

De su laboratorio JOVRNALISM™ -creado junto con estudiantes- nacieron piezas inmersivas en colaboración con medios como The New York Times, NPR, ProPublica y The Texas Tribune. Desde simular una ola de 30 pies hasta acompañar en primera persona a personas deportadas en la frontera entre México y Estados Unidos, sus proyectos desafían las formas tradicionales de contar y de conectar con el público. Pero, más allá del impacto tecnológico, Hernández insiste: el periodismo sigue siendo el de siempre: decir la verdad, rendir cuentas y estar al servicio de la comunidad.

En esta entrevista con LA NACION, el periodista y educador nacido en El Salvador -y criado en California- reflexiona sobre cómo surgió su perfil de “hackademic” (una mezcla entre hacker y académico), por qué cree que los anteojos serán la próxima gran interfaz de consumo informativo y qué rol deben tener los periodistas frente al avance acelerado de la IA. Su lema: no se trata de correr detrás de la tecnología, sino de moldearla con valores.

A lo largo de la conversación, también repasa sus primeros pasos en medios digitales, la evolución del vínculo entre tecnología y ética profesional, y el impacto de iniciativas que promovió para diversificar la industria. Con una visión crítica pero entusiasta, Hernández representa a una generación que no teme experimentar y que entiende que, para transformar el periodismo, a veces hay que pensar como MacGyver.

– ¿Cómo surgió el concepto de “hackademic” y cómo influyó en su forma de enseñar y de ejercer el periodismo?

– Como chico de los 80, me influenció mucho la serie de televisión MacGyver, por la forma en que resolvía problemas creativamente con lo que tenía a mano. No recuerdo quién acuñó originalmente el término “hackademic”, pero cuando lo escuché, supe que reflejaba mi forma de “hackear” cosas para resolver problemas y producir periodismo digital moderno. Quise transmitir ese espíritu a mis estudiantes.

Hernández incentiva a los estudiantes a experimentar con tecnologías emergentes a la hora de narrar

– En sus clases, como las del proyecto JOVRNALISM, integra tecnologías emergentes como la realidad virtual (VR) y la realidad aumentada (AR). ¿Qué desafíos y oportunidades encontró al incorporar estas herramientas al relato periodístico?

– El mayor desafío y también la mayor oportunidad es que nadie hizo antes estos nuevos tipos de periodismo. No hay ejemplos previos y la mayoría de la gente ni siquiera entiende estas tecnologías emergentes. Así que cuando mis estudiantes y yo creamos los primeros borradores de estos formatos narrativos, tenemos que ayudar a que la gente vea lo que imaginamos y, muchas veces, convencerlos de que se arriesguen con nosotros -ya sea socios mediáticos o incluso nuestras fuentes-. Para mis estudiantes y para mí, el hecho de que estemos “inventando” estas nuevas formas de hacer periodismo es increíblemente emocionante.

– El proyecto The Deported ofrece una mirada inmersiva sobre la vida de personas deportadas en México. ¿Qué aprendió liderando ese trabajo y cómo cree que impactó en la percepción pública?

– Fue un proyecto clave para nosotros. Aunque hicimos mucha planificación y preproducción, fue una historia en desarrollo que nos llevó por caminos inesperados una vez que llegamos a Tijuana para producir las piezas. Incluso en la etapa de postproducción se nos ocurrió la idea de usar acuarelas para hacer la transición hacia la crudeza de la realidad. Uno de los mejores comentarios que recibimos fue que la tecnología no distrajo ni interfirió, sino que realmente ayudó a contar la historia. Si sacás la parte tecnológica e innovadora, el objetivo era bastante simple: permitir que los participantes experimentaran en persona la frontera real y a las personas realmente deportadas. Estar con ellas y en esos lugares físicos -dos cosas que usualmente sólo vemos en titulares- fue algo muy poderoso y efectivo.

– Trabajó en iniciativas como Hell and High Water, en colaboración con ProPublica y The Texas Tribune. ¿Cómo fue la experiencia de combinar periodismo de investigación con tecnologías inmersivas en ese contexto?

– Fue nuestro primer gran proyecto, y no sabíamos qué era posible. No conocíamos los límites de la tecnología ni los de los estudiantes trabajando en el proyecto. De hecho, tuvimos que producir la historia solos porque ProPublica tenía que enfocarse en la cobertura de las elecciones de 2016. Nuestro objetivo principal era ilustrar el desastre que se venía, antes de que ocurriera. El mejor ejemplo fue el aumento del nivel del mar, donde usamos modelos 3D/VR para mostrar cómo se ve y se siente una ola de 30 pies. Todos los datos y palabras del mundo no pueden transmitir la sensación de tener una ola enorme encima tuyo y al lado de tu casa.

Para mis estudiantes y para mí, el hecho de que estemos “inventando” estas nuevas formas de hacer periodismo es increíblemente emocionante

– En una entrevista anterior dijo que el futuro del periodismo es inmersivo. ¿Puede ampliar esa idea y explicar cómo ve la evolución del periodismo en los próximos años?

– Estamos en medio de una nueva serie de grandes cambios y disrupciones. Ya sea con IA, AR o VR, los periodistas necesitamos ser proactivos y abrazar estos cambios para poder impregnar nuestras metas y valores en estas tecnologías. Tenemos que apropiarnos y moldear estas herramientas si queremos seguir siendo relevantes para nuestras comunidades. Una vez que experimentás estas tecnologías, te das cuenta de que no hay vuelta atrás. Pueden ser muy emocionantes o muy aterradoras, pero de cualquier manera están llegando, así que debemos guiarlas activamente en lugar de correr atrás o quedar afuera.

Sus trabajos premiados incluyen AR/VR, wearables y drones

– Exploraste el uso de tecnología vestible (wearable, en inglés), como Google Glass, en el periodismo. ¿Qué potencial ve en estos dispositivos para transformar la forma de recopilar y presentar historias?

– Como con otras tecnologías emergentes, una vez que lo experimentás, lo entendés. Anotá mis palabras: por más loco que suene, en el futuro vas a tener una computadora en la cara en lugar de en la mano, la muñeca o el bolsillo. Los anteojos son una forma natural para eso y van a cambiar cómo interactuamos con las noticias y la información. Pensá en los formatos narrativos que se van a tener que desarrollar cuando tengas una pantalla siempre con vos. Experimenté con “historias para mirar de reojo” y otras cosas. Quizás ahora odies la idea, pero muchos se olvidan de que al principio también odiaban la idea del celular. Hoy, para bien o para mal, no podemos vivir sin nuestros dispositivos.

– En sus espacios de publicación habituales reflexiona sobre el rol del periodista en tiempos de polarización política. ¿Cómo equilibra la objetividad periodística con la responsabilidad social en contextos complejos?

– Es simple: nuestro rol y nuestros valores como periodistas no cambian, sin importar las nuevas tecnologías o dispositivos. Tenemos que decir la verdad y exigir rendición de cuentas a los poderosos. Tenemos que informar a nuestras comunidades y servirles para que sean ciudadanos comprometidos. En mi opinión, hoy estamos fallando en cumplir con estos objetivos, y eso probablemente empeore a medida que estas tecnologías se vuelvan más comunes. Por eso necesitamos reafirmar constantemente nuestro rol y nuestros valores.

– Cofundó #wjchat y el proyecto Diversify Journalism. ¿Qué impacto tuvieron estas iniciativas en la promoción de la diversidad e inclusión en los medios?

– Son proyectos bastante antiguos, pero cumplieron un rol fundamental en abrazar las comunidades en redes sociales y empoderar a periodistas diversos para asumir roles importantes, ya sea en conferencias o en redacciones. Cuando empecé #wjchat, allá por 2009/2010, nunca imaginé la comunidad y los amigos que tendría 15 años después.

Robert Hernández es Profesor de Práctica Profesional en la Escuela de Comunicación y Periodismo de la Universidad del Sur de California (USC Annenberg)

– Su forma de enseñar se basa en la colaboración y la experimentación. ¿Cómo responden sus estudiantes a ese método y qué resultados observó?

– Justo recibí las evaluaciones de este semestre. Hay estudiantes a quienes no les gusta mucho el caos que genera la disrupción. Buscan estabilidad y respuestas claras. Pero la mayoría entiende y abraza esta realidad moderna. En mis cursos donde sabemos que vamos a experimentar, los estudiantes se anotan con esa expectativa. En los cursos tradicionales y obligatorios, trato de incorporar ese espíritu experimental y muchas veces tengo que recordarles que tienen libertad para probar y explorar en mis clases. Necesitan ese permiso extra y saber que tienen todo mi apoyo. Cuando lo sienten, se destacan y producen trabajos increíbles.

Quizás ahora odies la idea, pero muchos se olvidan de que al principio también odiaban la idea del celular. Hoy, para bien o para mal, no podemos vivir sin nuestros dispositivos

– Y desde su perspectiva, ¿cómo evolucionó la relación entre el periodismo y la tecnología desde el inicio de su carrera?

– Muchísimo. Pero quienes fuimos cautelosos desde el principio hoy sentimos cierta reivindicación. Me encanta la tecnología, pero no la confío ciegamente. La uso para ayudarme a hacer mi trabajo como periodista y me aseguro de que no comprometa mis valores ni mi ética. Hoy la tecnología está mostrando algunos de sus problemas, incluidos líderes que promueven visiones antidemocráticas y la desinformación. La necesidad de la tecnología no cambió, pero sí la necesidad de estar más atentos y ser más críticos.

– ¿Qué aprendió de las experiencias de trabajo con The New York Times, NPR y ProPublica en términos de innovación periodística?

– Tener muchos recursos no es lo más importante. Lo que más importa es una cultura que apoye la exploración y la experimentación. Incluso si no lo entendían del todo, si un medio confiaba en nosotros, siempre entregábamos un periodismo alineado con los valores y la ética. Y la colaboración debería ser la norma. Todos ganamos cuando compartimos nuestro conocimiento y experiencia.

– ¿Qué consejo les daría a los jóvenes periodistas que quieren integrar tecnologías emergentes a su trabajo sin perder los valores fundamentales del oficio? Escribió en las predicciones del Nieman Lab que los profesionales de la comunicación deben trazar límites éticos claros

– Primero y ante todo, sos periodista. La tecnología -ya sea actual o emergente- es solo una herramienta para ayudarte a hacer tu trabajo. Y ese trabajo es informar a tu comunidad por cualquier medio ético necesario. Ya sea a través de Discord, IA, AR o un diario impreso, hacé todo lo posible por llegar a tu audiencia donde está y escuchá sus necesidades. Eso es clave, más allá de la tecnología.

– Mirando al futuro, ¿qué tendencias tecnológicas tendrán mayor impacto en cómo se produce y consume el periodismo?

– No se puede negar el impacto de la inteligencia artificial. Es increíblemente poderosa pero también increíblemente defectuosa. Mucha gente que impulsa esta tecnología promete demasiado y no entiende los efectos negativos que puede -y va a- generar. Eso no significa que no debamos adoptarla, pero sí que debemos hacerlo con inteligencia. No compres el humo: conocé bien las fortalezas y debilidades de esta tecnología. Asegurate de que mejore tu periodismo, no que lo reemplace. Y eso aplica para todas las nuevas tecnologías que vayan apareciendo.

¿Quién es Robert Hernández?

  • Formación. Obtuvo su Licenciatura en Periodismo en la Universidad Estatal de San Francisco, luego de cursar estudios en Los Angeles Pierce College. Especializado en el uso de tecnologías emergentes aplicadas al periodismo.
  • Carrera. Desde 2009, se desempeña como Profesor de Práctica Profesional en la Escuela de Comunicación y Periodismo Annenberg de la Universidad del Sur de California (USC), donde también fundó el laboratorio JOVRNALISM™, dedicado a la innovación en periodismo inmersivo. Ha trabajado en medios digitales como seattletimes.com, SFGate.com, eXaminer.com y La Prensa Gráfica, y ha liderado proyectos junto a The New York Times, ProPublica y NPR. Además, fue cofundador del hashtag colaborativo #wjchat y del Diversify Journalism Project, iniciativas clave para fomentar la diversidad y la inclusión en el ámbito periodístico.

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