Roberto Moldavsky: la charla imaginaria entre Tato Bores y Javier Milei, la relación con sus hijos y el traspié con su novia

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“Es la octava temporada en el Teatro Apolo y muchas veces Gustavo Yankelevich (su productor) me dice que no tomo dimensión”, cuenta Roberto Moldavsky durante una charla con LA NACION.

En la intimidad de su casa, recostado en un sillón cómodo de espaldar alto que eligió porque puede apoyar la cabeza, el humorista habla de su nuevo espectáculo, Salud, Moldavsky y amor. También da detalles sobre su relación con Micaela, de la que se habló mucho cuando se olvidó de agradecerle en su discurso, tras ganar un Martín Fierro, y de cómo lo afectó que su hijo Eial fuera el blanco de haters por algunas desafortunadas frases que dijo en el streaming de Olga. Finalmente, reflexiona sobre la actualidad en Israel, país en el que vivió más de diez años y donde está parte de su familia.

-¿Qué tiene de diferente Salud, Moldavsky y amor a tus otros espectáculos?

-Hay una vieja canción que dice que “tres cosas tiene la vida, salud dinero y amor”. No es que hayamos reemplazado Moldavsky por dinero, sino que es un comodín. Salud y amor necesitamos, pero Moldavsky es el comodín y cada uno le pone lo que quiere. La idea es que si tenés salud y amor y vas a ver a Moldavsky, estás bastante bien (risas). Los textos obviamente van variando y la música también. Si bien estoy en el rubro del stand up y este año gané un Martín Fierro, yo presento un show de humor con música y sketchs. Le hago un homenaje a Tato Bores, que es uno de mis ídolos, y me pregunto todo lo que se está perdiendo, y trato de emular una llamada de Tato a Milei, no emulándolo sino pensando juntos en cómo hubiera sido.

En uno de sus sketches, Roberto Moldavsky imagina una charla telefónica entre Tato Bores y Javier Milei

-¿Qué le diría Tato Bores a Milei?

-Le hablaría de los perros, por ejemplo; o comentarían sobre lo mal que estuvieron los periodistas con el tema de [la estafa cripto] Libra, y de la deuda. Tato tenía un estilo único. Primero los criticaba y después trataba de arreglarlo, pero en esas preguntas ingenuas estaba la gracia. Le diría que claro que no promovió la estafa de Libra sino que la difundió y le pediría que la próxima vez le avise para difundir juntos (risas). O hablaría del cambio de Fátima a Yuyito y qué tiene pensado para la próxima, porque viene subiendo de a veinte años. Va variando todas las semanas el llamado, depende de lo que suceda. Y también hablarían de su acercamiento a la colectividad judía y entonces le sugeriría que le falta algo, pero que seguro le entiende porque él hace recortes (risas).

–Es todo un homenaje…

–Es un homenaje con mucha humildad que cierra la parte de humor político. En otra parte pensamos cómo van a ser las canciones infantiles en un futuro, mezcla de María Elena Walsh y reggaetón y es muy divertido. Mantengo una estructura de show que me divierte, con una parte de humor político y actualidad, otra de la vida y otra más de las relaciones personales. Me gusta improvisar.

–¿Y cuando hablás de relaciones personales, lo hacés desde tu experiencia?

–Claro. Me acuerdo que mi viejo cuando me acostaba me decía que no llorara porque no iba a ir nadie, y en cambio los padres de ahora tienen ese walkie talkie y saben si el nene tuvo hipo o no. El otro día nos acordábamos con mi hermana que mi mamá nos daba una cucharada de Benadryl sin ningún motivo y claro, estábamos falopeados y mi mamá se vanagloriaba diciendo que dormíamos toda la noche (risas). ¡De pedo nos levantábamos! O me pregunto quién te iba a hacer una milanesa al horno cuando éramos chicos. Sobrevivimos sin disyuntor ni cinturón de seguridad. Si no estudiabas te mandaban a la habitación y no podías salir y ahora van a la psicopedagoga para ver por qué está desmotivado. ¡Es un vago! Y también hablo de las relaciones nuevas de la gente de mi edad que no quiere desnudarse delante del otro sino tener sexo de otra manera y no se sincera; o de las mañas que tenemos y la locura extrema por el físico.

-¿Vas a hacer giras también?

-La temporada termina a finales de agosto y después tenemos tres presentaciones en Córdoba, Mendoza y Rosario. Y hay propuestas para ir a España y a Latinoamérica, pero me volví un poco haragán con los viajes. El año pasado veía un avión y lloraba. La verdad es que estoy grande y me cuesta. Si no viajamos este año, lo haremos el próximo. Estamos regulando mucho más mi laburo porque tengo que vivir también. Me interesa mi vida fuera del teatro, tengo mis hijos, mi pareja, mis amigos. Quiero cuidar mi vida social. Lo hablamos con Yankelevich y no es el productor que te dice “dale dale”, sino que es un tipo que se ocupa de lo que le pasa al artista. “Paremos acá y andate de viaje con tus amigos”, me dice.

–¿Hacés viajes con tus amigos todos los años?

–Tengo una banda de amigos desde la adolescencia y viajamos cada dos años por algún lugar del mundo, porque estamos dispersos por Argentina, España e Israel. Vivimos juntos en el kibutz en Israel, y es como una sociedad cooperativa. Ahora somos nueve y no todos pueden pagar el viaje, pero no se hace si no vamos todos, entonces hay un tesorero que arma la estructura económica. Compramos el pasaje y el que puede, puede, y sino se le compra el pasaje lo mismo. Alquilamos una casa grande y autos que manejamos dos de nosotros, y tenemos un cocinero que cocina a la noche. Ponemos plata y con eso vivimos. Tenemos una caja y solamente uno sabe lo que ponen los demás. Ya hemos ido a Croacia, a la Costa Amalfitana, a Israel, a Portugal y este año nos toca Albania. Incluso tuve una buena propuesta para televisión, algo que me gustaba, y dije que no por este viaje.

-¿Y con tu novia viajás también?

–Si, todos los años.

–¿Cuánto hace que están juntos?

-Somos pospandemia. Desde 2021, creo. Soy malísimo para las fechas. La conocí gracias a Gerardo Rozín, porque Mica era su asistente. Ahora labura en redes, con una socia y lleva cuentas de muchas empresas. A mí me ayudó un montón también y dupliqué mis seguidores.

Roberto Moldavsky y su novia Micaela

-¿Cómo es la experiencia de enamorarse después de un matrimonio largo y cuando ya creías que eso no era para vos?

-Muy lindo. Tuve una relación posterior a mi separación y después dije: “Listo, yo al amor le di todo lo que tenía para darle y me despido”. En ese momento pensaba así, que iba a terminar la vida solo. En realidad, no solo porque no lo estoy. Y además era una soledad por elección, porque la soledad más triste es la que no elegís y te lleva a las peores decisiones. Es uno de los males de nuestros tiempos. Me acuerdo que en pandemia les propuse a mis hijos pasarla juntos y siempre digo que peor que el odio es la indiferencia, porque ni me respondieron (risas). Estoy seguro de que entre ellos dijeron: “Este está loco, se cree que vamos a ir a vivir con él” (risas). También tengo que decir que tenemos una muy linda relación con Galia y Eial, nos queremos mucho, nos vemos, nos consultamos todo.

–¿Cómo viviste lo que le sucedió a Eial hace unos meses, cuando lo criticaron en redes porque supuestamente contó una intimidad que habría vivido con Lali?

–Obviamente me dolió, pero conozco a mi hijo. Y nos dolió más porque la queremos a Lali. Fue en un contexto en que estaban jodiendo por demás; él cometió un error y el entorno colaboró mucho, porque si bien él no la nombraba, pasaban sus canciones. Eial debió haber frenado eso. Las boludeces se hacen en diez segundos porque si lo pensás un poco, no la hacés. Le costó salir de ese lugar por cómo es, le pegaron el doble porque es un buen pibe y tiene valores copados. Ya está. No estuvo bien pero no fue tan grave y no lo van a cancelar por eso. Se equivocó, como todos. Cuando estás cuatro horas al aire no es fácil. Yo un día di la dirección de mi casa y se me escapó. Quise hacer un Habana y Segurola como el Diego [una de la frases más conocidas y repetidas de Diego Maradona: “Te espero en La Habana y Segurola”, originada en un incidente que tuvo con el exfutbolista también ya fallecido hoy, Julio César Toresani), y tiré mi dirección. Vino gente a traerme cosas y los frenaron en la puerta.

Roberto Moldavsky tiene una muy buena relación con sus hijos, Galia y Eial

-¿Galia piensa más las cosas antes de hablar?

-Si, para mi es la mejor de nosotros tres. La más preparada, la que tiene más sentido común. Tiene mecha corta también; los tres la tenemos. A veces se manda macanas y le digo que quizá no estuvo bien. Podemos conversar, tiene mucha empatía. Estoy del lado Galia de la vida. Los tres nos apoyamos mucho y nos gusta juntarnos en mi casa o en la de ellos. Somos un grupo muy fuerte.

–Volviendo a tu amor, ¡qué lío se armó porque no le dedicaste el Martín Fierro! ¿Cómo lo vivieron en la pareja?

–Fue una pavada. Yo quería agradecerle porque la verdad es que me apoya mucho, pero me metí en el tema de Irán, porque uno que había estado antes que yo condenó las bombas que caen en Irán y me tocó dos cables y cambié mi discurso. Y lo peor que podés hacer es cambiar el discurso sobre la marcha. No sabía si iba a ganar pero había preparado unas palabras. Eso me jugó una mala pasada. Pero no pasó nada en la pareja, nosotros estamos bien. Se dijeron muchas pavadas.

-¿Eso te afecta?

-Sí, me afecta. No me gusta esa exposición. Entiendo que es parte del paquete; lo mismo que le paso a Eial. Es como que te dijeran: “vas a hacer lo que ten gusta, a ser conocido y a tener el cariño de la gente, pero también está esto otro”. Lo compré, pero con este nivel de fama me alcanza, no quiero más. Lo importante es que con Mica estábamos bárbaro.

-¿Conviven?

No estamos conviviendo, pero casi. Voy bastante a su casa, más de lo que ella viene a la mía. Se mudó hace un tiempo y vimos esa casa juntos y avanzamos juntos. No es convivencia porque ninguno de los dos todavía quiere estar con el otro 24/7. Convivimos algunos días. Ya tenía el cepillo de dientes y un par de mudas y ahora mudé más ropa (risas). Estamos bien así y valoramos los momentos que podemos quedarnos solos.

-¿Tenés proyectos?

-Los martes y jueves estoy con Fernando Bravo en Bravo por Mitre. Tengo ganas de hacer ficción y algo hay. Y además escribí un capítulo para algo que todavía no puedo contar.

–¿Pensás alguna vez qué hubiera sido de vos si hubieses seguido trabajando en el Once, en el negocio textil?

–Era un trabajo que estaba correcto y me permitía vivir bien, viajar, visitar a mi familia en Israel, tener una casa. No sé si hubiera hecho algo artístico, pero sí algo humanístico. Hacía un curso de filosofía una vez por semana y estaba buenísimo.

–¿Cómo vivís el conflicto de Israel con Hamas en Gaza e Irán?

–Lo vivo muy mal, con miedo y depresión, porque no veo que se vaya a arreglar. Ya recrudeció a lugares de los que es muy difícil deshacer. El odio es muy peligroso. En el ataque anterior de Irán, en septiembre del año pasado, yo estaba en Israel con mis hijos, porque habíamos ido al casamiento de mi sobrina, y tuvimos que ir a un refugio. Creo que Israel tiene que salir de Gaza, ya no tiene ningún sentido seguir ahí y no lo digo yo sino la televisión de Israel. Lo que importa es que liberen a los rehenes. Quedan veinte que están en situaciones espantosas desde hace dos años. Y la gente de Gaza la pasa como el culo y quiero que eso se acabe.

–¿Sentís que se opina mucho sin saber del tema?

–Sí, acá opinan sobre el tema sin tener la menor idea de la cuestión histórico-religiosa. Hay un pequeño relato que sirve para entender de lo que estamos hablando: una mujer fue a inmolarse a Israel desde Gaza, llena de explosivos y acusada de haberle sido infiel al marido. Tuvo la suerte de que el Ejército no la matara y lograra sacarle los explosivos. Es fácil desde el mundo occidental apoyar causas que pueden tener una parte de razón. Siempre fui del grupo que piensa que tiene que haber un estado palestino, que no tiene sentido la ocupación, pero lo que pasó el 7 de octubre de 2023 me movió algunas fichas que tenía sueltas. Lo mismo pasa en Irán, donde la gente debe estar cansada y debe querer vivir en paz, como la mayoría del mundo. No es verdad que son todos terroristas. Yo digo “Free Palestine”, pero primero hay que liberarlos de Hamas y después de Israel. Entra ayuda humanitaria y Hamas no se las da. No es solamente opresores y oprimidos ni imperialismo ni anti imperialismo, sino que hay un montón de otros factores, sin por esto exculpar a Israel de muchas cagadas que se ha mandado. Todos pierden, aunque alguno pueda creer que gana. La violencia no va más, pero hoy tengo una mirada bastante desesperanzadora.

Roberto Moldavsky presenta Salud, Moldavsky y amor. De jueves a domingos en el teatro Apolo. Entradas desde 55000

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