Rolf Hoenger: “La economía está en riesgo si no se invierte bien en salud”

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CIUDAD DE MÉXICO.- “La pandemia fue un excelente ejemplo de qué pasa cuando no se tiene salud en una sociedad: no se tiene economía. Lo vimos con la recesión: sin salud no hay economía y sin economía no hay salud”, sostuvo Rolf Hoenger, licenciado en economía por la Universidad de Sr. Gallen, Suiza y Area Head para Roche Farma en América Latina.

El ejecutivo tiene un magíster en Salud Pública Global por la Universidad Queen Mary Londres. Como referente de la industria de medicamentos señaló: “Tenemos que demostrar que las terapias que hacemos son sumamente rentables para la sociedad”, porque “es buena inversión tratar a los pacientes tempranamente y acercarnos a la cura, por ejemplo, del cáncer de mama”, ya que las personas, una vez sanas, volverán a su actividad laboral y podrán seguir desarrollando tareas socialmente valiosas, como el cuidado de los niños.

Gastar mejor en salud, un desafío que se hace mayor con el envejecimiento poblacional y los avances científicos

En diálogo con LA NACION y en el marco del Roche Press Day -un foro sobre el sector que anualmente desarrolla la compañia- Hoenger especificó que las investigaciones para lograr el desarrollo de un medicamento “pueden tomar de 12 a 20 años”, a la vez que implican una inversión promedio, en todas las etapas, de US$2000 millones. “Las patentes protegen al innovador que hizo la investigación; para cuando ya no hay que compensar ese costo inicial, existe el mercado de genéricos”, definió, al referirse a los precios de los productos farmacéuticos.

Rolf Hoenger: “La pandemia fue un excelente ejemplo de qué pasa cuando no se tiene salud en una sociedad: no se tiene economía. Lo vimos con la recesión: sin salud no hay economía y sin economía no hay salud”

En la investigación clínica de la compañía de origen suizo, la Argentina es, según definió Hoenger, uno de los tres pilares de la región, junto con Brasil y México. Para este año, la inversión en el país es de US$60 millones y para 2026 se prevé algo similar. Actualmente están activos más de 60 estudios clínicos en más de 250 centros de salud de los sectores público y privado, que involucran a alrededor de 1000 pacientes. El ejecutivo afirmó que en esos estudios hechos para desarrollar productos, “parte de nuestra obligación es pagar la terapia, y muchas veces tenemos que instalar la capacidad necesaria para hacer las pruebas y el seguimiento de los pacientes”.

“Hay una percepción de que la salud es gasto y no inversión. Y existe suficiente documentación y data para demostrar que no es así. Un informe del Banco Mundial y McKinsey Institute dice que un dólar invertido genera 2 a 4 dólares de PBI”, afirmó.

En relación con la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para que los países gasten en temas sanitarios el equivalente a al menos el 6% del PBI, afirmó que con eso se busca que los sistemas públicos sean “sostenible y resilientes, porque se quiere evitar el gasto catastrófico que significa que un hogar deba dedicar más del 10% de su ingreso a la salud, por ejemplo, para comprar medicación”.

Sin embargo, quienes están a cargo de la gestión pública no suelen hacer ese análisis y los costos elevados de la medicación y los tratamientos terminan, en muchos casos, determinando que se recurra a la Justicia. “La pregunta es si está considerada la salud como inversión. Son diálogos que tenemos que tener», afirmó Hoenger al respecto.

Consultado sobre los altos precios de los nuevos productos farmacológicos y las posibilidades de acortar la brecha para que las innovaciones lleguen a más personas en plazos más cortos, el ejecutivo regional puntualizó que “como industria, hablamos de valor, y hay que entender cómo nace un medicamento”.

Entonces, especificó: “Normalmente, el proceso puede tomar de 12 a 20 años, considerando los estudios clínicos y una fase preclínica. Hay mucho riesgo involucrado hasta que hay un medicamento. Y terminado un medicamento, ¿cuál es el valor, si cura un cáncer de mama? Esa persona va a continuar cuidando a sus hijos, va a poder aportar y tendrá una vida totalmente normal. El retorno para la sociedad es alto. Si hay un niño con hemofilia severa, ¿la escuela lo va a aceptar si hace así [se roza el codo], empieza a sangrar y hay que transportarlo al hospital? En muchos de esos casos los niños no van a la escuela y la mamá se queda en casa; el valor de una medicación que pare el sangrado es que el niño tenga una vida normal y la mamá regresa al empleo“.

Siguiendo esas argumentaciones, señaló que vería bien la puesta en funcionamiento en la Argentina de una Agencia de Evaluación de Tecnologías, que evalúe la efectividad del uso de los productos para que sean cubiertos por los financiadores del sistema de salud. “Si los criterios de evaluación consideran el efecto socio económico integral, holísticamente visto, creo que es una excelente decisión tenerla. Si un ministerio de transporte tiene que decidir si hace el puente o no y qué puente priorizar, hará un estudio económico y de factibilidad… ¿por qué no aplicar lo mismo en salud?“.

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