Tras las elecciones legislativas del domingo pasado, en las que La Libertad Avanza (LLA) logró un triunfo abrumador, el optimismo también se trasladó al mercado inmobiliario rural. En la XII Jornada Nacional de Actualización del Sector Inmobiliario Rural, el presidente de la Cámara Argentina de Inmobiliarias Rurales (CAIR), Abel Real, aseguró que el negocio de compraventa de campos tomó un importante vuelo y que los precios de la tierra alcanzaron valores que no se veían desde hace más de una década.
“Arrancó un 2025 bastante movido, pero qué sensible que es nuestro mercado. Para las elecciones de medio término ahí trastabilló, y a más de uno le pasa que espera a ver qué pasa después, porque realmente no tiene mucha fe en este país. Si vuelve tal gobierno, vamos a estar perjudicados, va a haber más impuestos y más palos en la rueda”, explicó Real, al describir cómo la incertidumbre política impacta directamente sobre el negocio.

En coincidencia, según detalló, el mercado rural se encuentra en uno de sus mejores momentos de los últimos años. “Hoy tenemos la percepción de que el valor de la hectárea en la zona núcleo volvió a los niveles del 2011, con un dólar sostenido, en US$17.000 la hectárea”, indicó.
En la misma línea, Roberto Frenkel Santillán, presidente de Bullrich Campos y vicepresidente de CAIR, coincidió en que el valor de US$17.000 por hectárea en la zona núcleo hoy se ha convertido en un estándar de mercado. “Han habido operaciones en US$20.000 la hectárea, algo que hace muchos años no se veía. Es cierto que se trata de campos buenos, de zona núcleo, pero estos valores repercuten en todo el resto del mercado”, explicó.
Para Frenkel Santillán, la revalorización de los campos argentinos resulta significativa, aunque aún lejos de los precios internacionales. “Los US$20.000 son un hecho importante, pero comparado con el resto del mundo estamos todavía muy lejos”, apuntó.
“Viable”: una última jugada busca evitar un final abrupto para una emblemática empresa láctea
Real recordó que, tras el máximo histórico alcanzado hace más de una década, los precios habían retrocedido y se mantuvieron estables hasta 2024. “Veníamos en crecimiento, pero en el año 2011 se frenó. Llegamos a un punto de valor máximo y después pasaron varios años hasta el 2024, que empezó a moverse un poquito. Hoy estamos en el mismo valor que entonces”, destacó.

En su análisis, Real subrayó que las variables políticas y económicas no son los únicos factores que inciden en el mercado. “Hay algo muy importante que está más allá de los gobiernos y de la situación económica, que es el clima. Estamos en una zona donde cualquier fenómeno climático puede ser otro palito más en la rueda. Pero ahora tenemos otro panorama, más alentador”, señaló.

El vicepresidente de Cair también compartió su sorpresa por el giro político que provocó el resultado electoral. “Tuve los nervios de punta y todavía casi no entiendo lo que pasó. Cómo fue que de una elección provincial tan dramática para el Gobierno se pasó a una nacional tan buena. A partir de ese momento dije: acá algo está pasando, y tenemos que pensar no solo en el mercado de hoy, sino en qué pasa si la Argentina se inserta en el mundo”, reflexionó.
Al analizar la evolución del negocio en la región, Frenkel Santillán comparó el desarrollo del mercado argentino con el de Paraguay. “En 20 años estamos igual, y sin embargo Paraguay nos mira desde arriba. Las diferencias son enormes: allá hubo desarrollo, infraestructura, caminos, electricidad, y un Estado presente que acompañó al productor. En cambio, nosotros seguimos pensando solo en nosotros y sin poder participar del mundo”, lamentó.
En su repaso de valores internacionales, advirtió que el atraso argentino también se refleja en los precios de la tierra. “Un campo en Estados Unidos vale US$42.000, en Brasil US$17.500 y en la Argentina promedio US$15.850. Eso demuestra que nuestro atraso no es mala suerte, no es casualidad, es un castigo. Es el corolario de lo que pasa en el país”, afirmó.
Con una mirada a futuro, el empresario analizó cómo podría evolucionar el mercado en un contexto de mayor apertura. “Si hay libertad de mercado y el cepo cambiario cede, si la Argentina se inserta en el mundo y se morigera la Ley de Tierras —como ya está trabajando el Poder Legislativo—, los inversores extranjeros pueden volver a ver al país como una oportunidad, no como un riesgo”, proyectó.
Frenkel Santillán recordó que desde el año 2000 hasta hoy el valor de los campos creció un 6% anual en promedio, sin contar la renta que puede obtenerse por producción. “Es un argumento muy sólido a tener en cuenta a la hora de vender y de pensar en cómo mostrarle la Argentina al mundo”, consideró.
Además, resaltó que el agro sigue siendo “la fuerza más dinámica del país” y que su capacidad de adaptación es clave para el desarrollo. “Veo campos tecnificados, tambos robotizados, explotaciones integradas que no solo producen materias primas, sino que generan valor agregado. Ese es el modelo que debemos impulsar”, planteó.
En ese sentido, señaló que el futuro de la tasación rural también deberá contemplar estos cambios. “Tenemos que empezar a valorar no solo la tierra, sino también el valor agregado que muchos campos le están dando a través de la tecnología y la diversificación productiva”, dijo.
“Ese valor agregado no se tasa por el valor inmobiliario, sino por la renta y los resultados productivos. Por eso tenemos que volver a aprender, a entender que estamos tasando un campo más una fábrica que genera ingresos. Es un desafío enorme, pero apasionante”, agregó.
