San José, 29 abr (EFE).- La copresidenta nicaragüense, Rosario Murillo, dijo este martes que los críticos y opositores con el Gobierno que dirige junto con su esposo, el copresidente Daniel Ortega, y a quienes calificó de «imperdonables» y «condenables», y que han sido expulsados o se les ha prohibido el ingreso al país, no podrán regresar a Nicaragua.
«Los condenables, los imperdonables, jamás podrán retornar a esta tierra (Nicaragua) que no les pertenece», declaró Murillo a través de medios oficiales en Managua.
Murillo, designada copresidenta mediante una reforma a la Constitución Política promovida por su marido, consideró que a los «imperdonables» y a los «condenables» los carcome la «amargura y la rabia», mientras «el corazón les arde de tanta frustración».
«Los que siguen abundando en calumnias y mentiras, porque es lo único que tienen, la mentira, la calumnia, lo único que les queda y eso no da nada y no da para nada, porque los pueblos queremos paz», continuó la funcionaria.
Así mismo, la esposa de Ortega -dirigiéndose a los opositores cuyos líderes en su mayoría están en el exilio- dijo: «¡No pudieron, ni podrán!».
«Estamos por concluir abril, tenebroso para ellos, victorioso para el pueblo valiente, noble, amoroso, cristiano y fraternal, solidario de esta Nicaragua bendita», prosiguió la dignataria, en referencia a las manifestaciones antigubernamentales que estallaron en abril de 2018 y que neutralizaron a la fuerza.
«Tenebroso para ellos, se empeñaron en una aventura. ¡No pudieron, ni podrán! Desastre, fracaso, derrota, una aventura desastrosa, una aventura que le ha representado el repudio, el odio, el rechazo de las mayorías de nicaragüenses», agregó la copresidenta.
Murillo dijo que no habrá «ni perdón, ni olvido» y que «jamás serán perdonados, porque atentar contra la sangre santa de un pueblo que ha dado tanto, difamar sin asco a un pueblo que ha defendido tanto las verdades verdaderas, eso no tiene perdón, no tiene perdón, ni perdón, ni olvido».
«Siempre están pendientes las reparaciones, no repetición, pero pendientes las reparaciones», concluyó la designada copresidenta.
En abril de 2018, miles de nicaragüenses salieron a las calles a protestar por unas controvertidas reformas a la seguridad social, que, luego de la respuesta con la fuerza, se convirtieron en una exigencia de renuncia del presidente Ortega, de 79 años y en el poder desde 2007.
Las protestas dejaron al menos 355 personas muertas, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), aunque organismos nicaragüenses elevan la cifra a 684, mientras que Ortega reconoce que fueron «más de 300» y mantiene que se trató de un intento de golpe de Estado.
Desde entonces Nicaragua atraviesa una crisis política y social, que se acentuó tras las controvertidas elecciones de noviembre de 2021, en las que Ortega fue reelegido para un quinto mandato -cuarto consecutivo-, con sus principales contendientes en prisión, a los que luego expulsó del país y los privó de su nacionalidad y de sus derechos políticos, tras acusarlos de «golpistas» y de «traidores a la patria.EFE