
Wang Yi, principal figura diplomática de China, sostuvo recientes encuentros bilaterales con mandos de Tailandia y Camboya, transmitiendo que lo prioritario consiste en lograr un alto el fuego y disminuir los daños producidos por la escalada en la zona limítrofe, según reportó Europa Press. Dicha postura se enmarca en un contexto de bombardeos sobre áreas cercanas a la frontera, que han impulsado un incremento del desplazamiento interno y motivado a autoridades internacionales a exigir la reactivación del diálogo entre ambos países para frenar el deterioro humanitario y el potencial desborde regional.
Europa Press detalló que el uso de aviones F-16 por parte de la Fuerza Aérea de Tailandia en operaciones en sectores colindantes con Camboya ha derivado en una ola de personas desplazadas, con notables repercusiones sobre las infraestructuras y los servicios básicos de las localidades adyacentes. Según consignó el medio, las denuncias del gobierno camboyano acusan a Tailandia de infligir perjuicios relevantes en la población civil y de agravar una emergencia humanitaria que, hasta la fecha, suma unos 1.000.000 de desplazados y más de 50 fallecidos. El incremento de las hostilidades se inserta en una disputa de larga data por la delimitación de la frontera, que se extiende unos 800 kilómetros, y la soberanía sobre templos de valor arqueológico, un desacuerdo cuyo origen se remonta al periodo colonial.
Las operaciones militares han alcanzado a municipios densamente poblados en la franja fronteriza, como Poipet, afectando tanto a civiles como a infraestructuras críticas. Las autoridades camboyanas han reclamado ante organismos internacionales que la magnitud de los desplazamientos y la interrupción de actividades cotidianas constituyen factores de presión que complican la capacidad de respuesta humanitaria.
A raíz de estos acontecimientos, Washington y Pekín han intensificado iniciativas diplomáticas paralelas orientadas a frenar la escalada y promover el restablecimiento del diálogo, según consignó Europa Press. Rubio, secretario de Estado de Estados Unidos, llevó adelante una conversación telefónica con Sihasak Phuangketkeow, el ministro de Exteriores tailandés. Durante la comunicación, Rubio reclamó la implementación de «medidas concretas» para lograr una reducción inmediata de las tensiones y contribuir al restablecimiento de la seguridad regional. El Departamento de Estado estadounidense, a través de un comunicado citado por Europa Press, señaló que la persistencia de los enfrentamientos genera una «profunda inquietud» y reiteró que la estabilización fronteriza forma parte de las prioridades inmediatas de la administración estadounidense.
La petición de Rubio, según informó Europa Press, incluyó la reactivación de los Acuerdos de Paz de Kuala Lumpur firmados a finales de octubre, subrayando que sólo el retorno a un marco negociador puede modificar la actual dinámica de confrontación. Hasta el momento, Washington ha enfocado sus gestiones en presionar al gobierno tailandés, sin que se haya reportado una agenda formal de contactos directos con las autoridades de Camboya.
Por el lado chino, Europa Press relató que el despliegue diplomático se ha materializado mediante visitas y el envío de un emisario especial cuyo objetivo es reforzar los mecanismos de confianza e impulsar la reanudación del diálogo bilateral. Las autoridades del Ministerio de Exteriores de China, de acuerdo con el reporte del medio, han enfatizado la necesidad de crear sistemas de verificación y permitir el acceso de misiones humanitarias en las zonas más afectadas, señalando que la posición de Pekín es «imparcial y justa». China exige a ambas partes que fortalezcan la cooperación para reconstruir la confianza mutua y reducir el sufrimiento civil, además de llamar a Bangkok y Phnom Penh a permitir la entrada de equipos internacionales que evalúen e intervengan en la situación.
El medio resaltó que la presión internacional sobre Tailandia y Camboya se explica por el temor a que la crisis rebase la capacidad de los gobiernos vecinos y de los organismos multilaterales, lo que pondría en riesgo la estabilidad regional. La preocupación central radica en el constante aumento del número de desplazados y el deterioro de las condiciones básicas, que está afectando el acceso a salud, agua potable y refugios seguros para miles de familias que han debido abandonar sus hogares.
La respuesta de los organismos multilaterales y de las agencias internacionales sigue la evolución del conflicto, priorizando la protección de la población civil y la restauración de canales mínimos de seguridad y atención. Europa Press documentó que los equipos desplegados en la región han tenido que adaptar sus operaciones ante el flujo creciente de desplazados y la presión sobre recursos locales, que amenaza con generar situaciones críticas en materia sanitaria y de abastecimiento.
El agravamiento de las tensiones fronterizas complica las perspectivas para una respuesta regional coordinada, según alertó Europa Press. Los países del sudeste asiático afrontan la posibilidad de que el conflicto genere un efecto dominó, dada la magnitud sin precedentes del fenómeno de desplazamiento y la demanda creciente de ayuda humanitaria. La comunidad internacional considera prioritaria la restauración del diálogo y el cese de las hostilidades, con la intención de evitar una crisis aún mayor.
Según fuentes citadas por Europa Press, las posibilidades de alcanzar una tregua duradera o retomar negociaciones formales quedan supeditadas a la disposición de Tailandia y Camboya para aceptar mecanismos de verificación, facilitar el acceso de equipos humanitarios y reincorporar los compromisos de acuerdos de paz previos. El desenlace inmediato de la crisis y su impacto en la estabilidad del sudeste asiático dependerán de la voluntad real de las partes para responder a los llamados multilaterales y adaptarse a las demandas emergentes del contexto humanitario.
