Rusia, a punto de lograr la mayor captura de una ciudad ucraniana desde comienzos de la guerra

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POKROVSK, Ucrania.- Rusia está concentrando su poder de fuego y sus topas sobre la pequeña y asediada ciudad de Pokvrosk, en el este de Ucrania, y al parecer su ejército está a punto de conquistar esa ciudad que se ha convertido en puerta de ingreso a la región más ferozmente disputada de la guerra.

Tras más de un año de combates, Pokrovsk, un importante nudo ferroviario en la región de Donetsk, quedó prácticamente en ruinas, y su población de 60.000 habitantes antes de la guerra se redujo a menos de 1300. Los soldados ucranianos que defienden la ciudad informan de intensos combates. Casi un tercio de todas las batallas a lo largo del frente, que se extiende a lo largo de casi 1200 kilómetros, se libran en Pokrovsk, y la mitad de los ataques rusos con bombas planeadoras se concentran en la ciudad, declaró el lunes el presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky. Estas cifras no pudieron ser confirmadas de forma independiente.

Si bien el gobierno ucraniano asegura que sus fuerzas están recuperando barrios de Pokrovsk, según un mapa del campo de batalla elaborado por DeepState, un grupo vinculado al ejército ucraniano, en los últimos días las tropas rusas parecen haber tomado el control del extremo suroeste de la ciudad. Las tropas rusas también se aseguraron dos estrechas corredores en el centro y costado lado occidental de la ciudad. El mapa muestra el resto de Pokvrosk como una zona gris en disputa.

“El enemigo continúa reforzando su presencia en la ciudad”, posteó DeepState en las redes sociales el martes por la noche, y agregó que Pokrovsk estaba siendo “gradualmente absorbida”.

Tropas ucranianas se atrincheran entre las ruinas de Pokrovsk, donde Rusia concentra su ofensiva más fuerte desde la caída de Bakhmut

Si cae, Pokrovsk sería la ciudad más grande de Ucrania que es tomada por los rusos desde Bakhmut, en mayo de 2023, y es considerada como el último gran obstáculo que impide que las tropas rusas se acerquen a Sloviansk y Kramatorsk, las únicas ciudades importantes que siguen bajo control ucraniano en el Donetsk, región que el presidente ruso Vladimir Putin codicia desde hace tiempo.

La toma de Pokrovsk podría reforzar el relato de Rusia de que sigue avanzando en el campo de batalla y que si Kiev no cede ante las costosas exigencias del Kremlin para poner fin al conflicto, para Ucrania la guerra será cada vez peor. Putin ha ignorado los reclamos de Trump para llegar a un alto el fuego y el Kremlin ha seguido adelante con su invasión.

Ucrania lucha por retener Pokrovsk en parte para contrarrestar esa narrativa, especialmente para lograr mayor apoyo del voluble gobierno de Trump. Los funcionarios ucranianos insisten en que sus unidades especiales están expulsando a los rusos de la ciudad. El martes, Zelensky visitó a las tropas del lugar y repartió condecoraciones, y en un discurso pronunciado el miércoles por la noche dijo que “en Pokrovsk, seguimos derrotando al invasor”.

Volodimir Zelensky, en el centro, posa para una foto con militares cerca de la ciudad fronteriza de Pokrovsk, región de Donetsk, Ucrania, el martes 4 de noviembre de 2025

Más allá del mensaje geopolítico, perder Pokrovsk tal vez tenga poca importancia militar para Ucrania. Por sus avances graduales Rusia está pagando un costo inmenso, y si bien Ucrania desea conservar Pokrovsk, sus comandantes militares argumentan que las grandes pérdidas que le está infligiendo a las tropas del Kremlin desplegadas en la zona harán mella en el esfuerzo bélico ruso en general.

“Lo más destacable de la situación en Pokrovsk es que las fuerzas rusas hayan tardado tanto en lograr lo que para Putin era una absoluta prioridad”, dice Laura Cooper, alta funcionaria del Pentágono durante el gobierno de Biden, responsable de temas de Rusia y Ucrania. “Esto desbarata cualquier pronóstico de una rápida conquista del Donetsk”.

Putin dejó en claro que codiciaba todo el Donetsk y la región vecina de Lugansk desde 2014, cuando empezó a fogonear una guerra encubierta en el este de Ucrania, pero no ha tenido éxito ni siquiera tras lanzar, en febrero de 2022, la guerra más sangrienta en territorio de Europa desde la Segunda Guerra Mundial. La ofensiva rusa de este último verano boreal, cuyo objetivo era capturar todo el Donetsk, terminó con avances muy modestos.

Fuerzas ucranianas en inferioridad numérica

La guerra de Ucrania se ha convertido en un combate encarnizado. En las zonas abiertas del frente de batalla —un área de 24 kilómetros de ancho conocida como la “zona de la muerte”— el sobrevuelo de los drones vuelve extremadamente peligroso cualquier traslado. De hecho, en esa zona es raro ver tanques o equipos pesados. Las tropas ucranianas se esconden en toperas o ruinas de edificios y duermen bajo mantas térmicas. Las fuerzas rusas se desplazan rápidamente de un lugar a otro en unidades de apenas dos o tres efectivos.

Los soldados ucranianos anticipan que la guerra continuará básicamente igual: los rusos mandando al muere a un grandes cantidades de soldados para lograr avances mínimos. Según un estudio reciente, en el transcurso de la guerra han muerto o resultado heridos un total de casi un millón de rusos, más del doble que de ucranianos. “El enemigo seguirá avanzando poco a poco”, asegura el teniente coronel Arsen Dmytryk, primer subcomandante y jefe del Primer Cuerpo de Ejército de Azov.

Sin embargo, la situación en Pokrovsk pone de manifiesto el grave problema que tiene Ucrania: la escasez de soldados. En parte, el frente se ha convertido en un juego de estrategia donde Ucrania despliega batallones o brigadas para contrarrestar las incursiones rusas, y los rusos aprovechan cualquier brecha en la línea de frente para avanzar.

A fines del mes pasado, Zelensky dijo que en la zona de Pokrovsk las fuerzas ucranianas se encontraban en inferioridad numérica de ocho a uno frente a los rusos. Al ver que las fuerzas rusas avanzaban hacia la ciudad, el grupo de cartografía DeepState advirtió que la vecina localidad de Myrnohrad, al este Pokrovsk, podría quedar aislada de las tropas ucranianas.

“Seguimos combatiendo en la zona de Myrnohrad”, dice Volodymyr, de 26 años, comandante de una brigada de asalto aéreo. “Si Pokrovsk cae, nosotros en Myrnohrad también colapsamos”.

La amenaza creciente de los drones de ataque

Pokrovsk se encuentra a menos de 80 kilómetros de Kramatorsk, y Sloviansk está justo al norte. Esas dos ciudades fortificadas también enfrentan a una nueva amenaza: ahora pueden ser alcanzadas por drones de ataque rusos, así que ir en auto a hacer las compras o salir a andar en bicicleta es potencialmente mortal para los civiles, como ocurrió en otras ciudades.

Iryna Bondarenko, de 24 años, tiene planeado abandonar Sloviansk en cuanto pueda, en parte debido a los drones de ataque. “Cuando se acercan, lo primero que escuchás es el zumbido, y a continuación se dirige directamente hacia vos o hacia algún auto. Es aterrador”, dice Iryna, madre de un niño de 3 años. “Si te pasan cerca, fuiste”.

A medida que la guerra se fue convertido en una carnicería para Rusia, el Kremlin empezó a enviar pequeñas unidades de incluso solo dos soldados a pie para intentar infiltrarse entre las líneas ucranianas, ocultándose en bosques o pastizales.

Con la llegada del invierno boreal, los combates en Pokrovsk se intensifican bajo el acecho constante de drones rusos

Pero con la llegada del invierno boreal ese tipo de movimientos serán mucho más difíciles, cuando los árboles sin hojas ofrecen poca cobertura contra los drones y a esos soldados rusos los esperan largas y gélidas caminatas.

Pero cuando suficientes de esos pequeños grupos logran reunirse en un pueblo o ciudad, intentan atacar. A principios de agosto, los rusos realizaron una incursión sorpresa cerca de la ciudad de Dobropillia, a unos 21 kilómetros al norte de Pokrovsk, donde lograron avanzar unos 14 kilómetros al norte en dos columnas de soldados, “largas como orejas de conejo”.

El objetivo parecía ser cercar Pokrovsk y aislar Kramatorsk y Sloviansk, justo mientras Trump intentaba mediar un acuerdo de paz para poner fin a la guerra.

Ucrania movilizó algunas de sus mejores unidades de combate hasta las inmediaciones de Dobropillia y cortó las “orejas de conejo”. Pero esos refuerzos provenían de lugares como Pokrovsk y Kupiansk, en el noreste. Entonces, aprovechando la brecha que habían dejado en esos lugares, pequeñas unidades de rusos comenzaron a entrar en esas ciudades según soldados ucranianos y analistas militares.

“Uno de los factores claves que precipitaron el deterioro de la situación en Pokrovsk fue el avance de los rusos al este de Dobropillia en agosto”, apunta Rob Lee, investigador principal del Instituto de Investigación de Política Exterior, quien recientemente visitó la línea de frente.

Restos de edificios destruidos en Pokrovsk, una ciudad estratégica del Donetsk que se convirtió en el epicentro de los combates más intensos entre fuerzas rusas y ucranianas

A finales de septiembre, las afueras de Pokrovsk eran un páramo de vehículos y edificios calcinados, con drones sobrevolando sigilosamente entre las ruinas de la ciudad y asomándose a los sótanos en busca de objetivos.

Un comandante de pelotón de la Guardia Nacional ucraniana describe una batalla que se libró en diferentes pisos de un mismo edificio. “Nuestros hombres estaban en el primer piso y los rusos en el segundo, y ninguno sabía de la presencia del otro”, dijo. “Es una locura”.

Algunos soldados y analistas militares temen que Ucrania tarde demasiado en admitir la derrota y retirarse, como en batallas anteriores en la región rusa de Kursk o en ciudades como Avdiivka, en el Donetsk. Otros afirman que los ucranianos intentaron retener la ciudad durante demasiado tiempo.

Al teniente primero Yevhen, de 32 años, comandante de pelotón de drones ucraniano, lo preocupa que las tropas sean sacrificadas por motivos políticos. “Los rusos están sufriendo grandes pérdidas, de eso no hay duda, pero nosotros también”, dice Yevhen. “Pero nosotros no podemos permitírnoslo”.

Traducción de Jaime Arrambide

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