Moscú, 3 jun (EFE).- La segunda ronda de negociaciones de paz en Estambul demostró que Rusia sigue buscando la completa rendición de Ucrania, ya que le exige que reconozca la anexión rusa de cinco regiones, convoque elecciones para reemplazar a sus actuales dirigentes y reduzca su ejército hasta unos límites que no supongan una amenaza para Moscú.
«Las conversaciones en Estambul son necesarias no para un compromiso con la paz en condiciones irreales inventadas por alguien, sino para nuestra pronta victoria y la destrucción total del poder neonazi. Ese es el sentido del memorándum ruso que fue publicado la víspera», escribió hoy Dmitri Medvédev, expresidente ruso, en su canal de Telegram.
Los negociadores rusos presentaron el lunes un memorándum de tres partes que contiene toda clase de demandas equiparables a una capitulación militar y política por parte de Kiev, pero ninguna concesión por parte de Moscú.
Los analistas aseguran que el Kremlin no está en posición de presentar demandas tan maximalistas, ya que su ejército, aunque sigue avanzando en el norte y el Donbás, no ha sido capaz de tomar una ciudad de más de 100.000 habitantes desde mediados de 2022.
Rusia quiere regresar a febrero de 2022 -demanda el levantamiento de todas las sanciones y la derogación de las leyes antirrusas-, pero no renuncia a las ganancias territoriales de tres años y medio de guerra.
La exigencia de una Ucrania neutral no es nueva. De hecho, es una demanda que Moscú hizo mucho antes del estallido del conflicto. El ingreso en la OTAN y el despliegue de armas nucleares siempre han sido una línea roja para el Kremlin.
Pero Moscú insiste en que el país vecino reduzca el número de efectivos de sus Fuerzas Armadas -Moscú puso ese listón en 85.000 soldados en marzo de 2022- y la disolución de las unidades nacionalistas.
Kiev también tendrá que cesar sus operaciones subversivas y de sabotaje contra territorio ruso, como es el caso de la conocida como Telaraña y que permitió destruir el domingo con drones transportados en camiones una docena de bombarderos en aeródromos rusos.
También demanda que Kiev renuncie a exigir reparaciones por las destrucciones causadas por la campaña militar rusa, para lo que el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, quería recurrir a los activos rusos congelados en Occidente.
Y como colofón, Moscú solicita el gradual restablecimiento de las relaciones diplomáticas y económicas, lo que incluiría el transporte de gas con destino a sus clientes europeos.
Uno de los puntos más sensibles es la convocatoria y celebración de elecciones presidenciales y parlamentarias en un plazo de cien días después del levantamiento de la ley marcial.
Es decir, después de que Kiev renuncie a la movilización de más hombres para su ejército, los ucranianos deben acudir a las urnas para elegir a sus nuevos órganos ejecutivos y legislativos.
Y es que Putin no quiere que sea Zelenski, al que el Kremlin considera ilegítimo por no convocar elecciones cuando expiró su mandato en mayo de 2024, el que firme el tratado de paz con Rusia.
En el memorándum no se habla de garantías de seguridad para Ucrania, que tendría que prohibir por ley el despliegue de tropas, bases e infraestructura militar extranjera.
Sólo en esas condiciones, incluida la retirada rusa de los territorios anexionados, Moscú declararía un alto el fuego de 30 días, como le exige Kiev y Occidente.
Mientras Ucrania estudia las propuestas del Kremlin, el ejército ruso continúa su avance imparable en la región ucraniana de Sumy con el fin de crear una franja de seguridad, que incluiría también a la vecina Járkov, aspecto que no figura tampoco en el memorándum.
Las tropas rusas anunciaron hoy la toma de localidad de Andriivka -séptimo pueblo en las últimas dos semanas- y avanzan peligrosamente hacia Yunakivka, estratégica ciudad a 25 kilómetros de la capital homónima de Sumy.
Según informa este martes el Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW), unidades rusas han intensificado su avance al norte y noreste de la capital.
El objetivo sería tomar posiciones a unos 15 kilómetros de Sumy, con lo que tendrían a tiro de su artillería la ciudad, aunque el ISW descarta que Rusia tenga la capacidad de tomar la ciudad.
Además, Medvédev aseguró en Telegram que «la venganza es inevitable», en respuesta al audaz y exitoso ataque ucraniano contra los aeródromos rusos.
«Nuestro ejército avanza activamente y continúa su ofensiva. Todo lo que debe ser volado, inevitablemente explotará y aquellos que deben ser exterminados, desaparecerán», comentó. EFE