Salud: afirman que desarrollaron una pastilla que es tan efectiva como la inyectable Ozempic para bajar de peso

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NUEVA YORK.– Una píldora diaria sería tan efectiva para regular el nivel de azúcar en sangre y ayudar a bajar de peso en personas con diabetes tipo 2 como lo son las populares drogas inyectables de semaglutida —que se comercializan con los nombres Mounjaro y Ozempic— según los resultados de los ensayos clínicos que difundió hoy por la mañana laboratorios Eli Lilly.

El fármaco se llama orforglipron y es un GLP-1 —péptido similar al glucagón tipo 1—, una clase de drogas que han tenido un éxito espectacular por sus efectos de pérdida de peso. Pero los GLP-1 son muy costosos, deben mantenerse refrigerados y además son inyectables, así que una pastilla que logre los mismos resultados tiene un potencial de uso y popularidad aún más grande.

“En las próximas décadas, en el mundo habrá 700 millones de personas con diabetes tipo 2, y más de 1000 millones de personas con obesidad”, dice el doctor Daniel Skovronsky, jefe del departamento científico de laboratorios Eli Lilly. “Los inyectables no son una solución viable para miles de millones de personas alrededor del mundo”.

Los resultados anunciados por Eli Lilly son de un ensayo clínico sobre 559 personas con diabetes tipo 2 que tomaron la nueva pastilla o un placebo durante 40 semanas. En los pacientes que recibieron la pastilla de orforglipron, el análisis de hemoglobina reveló un descenso de los niveles de azúcar en sangre, que bajaron de entre un 1,3% y un 1,6%, aproximadamente. La misma reducción que tuvieron los pacientes que recibieron Ozempic o Mounjaro en ensayos clínicos no relacionados con este. En el 65% de las personas que tomaron la nueva píldora, los niveles de azúcar en sangre disminuyeron hasta ubicarse en rangos normales.

Y los que tomaron la pastilla también bajaron de peso: hasta 8 kilos, y un descenso que no se amesetó y que continuaba al finalizar el estudio. Esa pérdida es similar a la obtenida con 40 semanas de Ozempic pero levemente menor que con Mounjaro, también según resultados de ensayos no relacionados.

Los efectos secundarios también fueron los mismos que con las drogas inyectables: diarrea, indigestión, constipación, náuseas y vómitos.

Resultados

De los siete grandes ensayos clínicos con orforglipron, este es el primero que arroja resultados positivos. Hay otros en marcha que están testeando el fármaco para la pérdida de peso en personas no diabéticas.

La compañía anunció que presentará estos nuevos resultados en la sesión científica anual de la Asociación de Diabetes de Estados Unidos que se celebrará en junio próximo y que los publicará en una revista donde sean sometidos al proceso de revisión por pares.

Eli Lilly agregó que a fines de este año solicitará la aprobación de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) para comercializar orforglipron para la obesidad, y a principios de 2026 para su uso contra la diabetes.

Skovronsky dice que si el fármaco es aprobado para la obesidad y la diabetes, la empresa confía en tener suficientes pastillas para satisfacer la demanda. El científico comenta que se enteró de los resultados del estudio sobre la diabetes el martes por la mañana, pero que la empresa ya se estaba preparando para tener suministro antes de conocerlos.

La investigación

El 12% de los adultos norteamericanos afirma haber tomado un GLP-1. Alrededor del 40% de los norteamericanos son obesos y más del 10% tiene diabetes, en su mayoría tipo 2, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). En cierto modo, la existencia misma del orforglipron es un triunfo de la química moderna. Los fármacos GLP-1 inyectables son péptidos, pequeños fragmentos de proteínas. El problema es que los péptidos son digeridos por el estómago, así que para producir un GLP-1 que pueda ser administrado por vía oral, los químicos tuvieron que encontrar la manera de producir un no-péptido que actuara exactamente como un péptido. Los que descubrieron la manera de hacerlo fueron los investigadores de la empresa japonesa Chugai Pharmaceutical Company, que en mayo de 2018 le otorgaron la licencia de su fármaco a laboratorios Eli Lilly.

La solución fue encontrar una molécula pequeña —de milésimas del tamaño de un péptido— que se incrustara en una pequeña cavidad de la “proteína diana” de los GLP-1. Al incrustarse en esa cavidad, la proteína cambia de forma, lo mismo que ocurre cuando un GLP-1 se une a la proteína completa.

Descubrir esa pequeña molécula, dice Skovronsky, “fue como encontrar el santo grial”. El resultado —una pastilla que puede tomarse a cualquier hora del día, con o sin alimentos— es prácticamente inédito en el mundo de los fármacos peptídicos. La insulina, probablemente el peptídico más común, existe desde hace más de 50 años, y desde entonces, a pesar de los intensos esfuerzos científicos por crear una pastilla, la insulina sigue siendo solo inyectable. Lo mismo ocurre con la hormona del crecimiento humana, y con los fármacos utilizados para tratar una amplia variedad de enfermedades, como la artritis y el cáncer.

Novo Nordisk ofrece una pastilla de GLP-1, Rybelsus, pero contiene el péptido GLP-1, por lo que debe tomarse en grandes dosis y no es tan eficaz como los inyectables, ya que la mayor parte del péptido se degrada durante la digestión.

Sin embargo, para los pacientes con diabetes y quienes luchan contra la obesidad, una pastilla que pueda sustituir una inyección puede ser trascendente por varias razones.

Una de ellas es que el tratamiento puede volverse atractivo para personas que no soportan la idea de tener que inyectarse. El doctor C. Ronald Kahn, profesor de medicina de la Universidad de Harvard y director académico del Centro de Diabetes Joslin de la misma universidad, dice que tiene muchos pacientes reacios a inyectarse Ozempic o Mounjaro.

“No hay duda de que lo que preferirían la mayoría de las personas sería una pastilla”, dice Kahn.

La esperanza del doctor Sean Wharton, director de la Clínica Médica Wharton en Burlington, Ontario, es todavía más grande. Según el especialista, quien inscribió a algunos de sus pacientes en el estudio de Eli Lilly sobre orforglipron para la obesidad, la pastilla tiene el potencial de acercarles un tratamiento efectivo con GLP-1 a las poblaciones desatendidas de todo el mundo.

“Se puede producir fácilmente en una fábrica y enviar a todas partes”, dice Wharton. La pastilla debería costar mucho menos que los péptidos y no requiere un envasado especial. Tampoco necesita mantenerse refrigerada.

Por ahora, solo los países ricos tienen acceso a los medicamentos con GLP-1, e incluso en esos países, solo son accesibles para una pequeña parte de la población. “Pero con esto tenemos la oportunidad de que un medicamento llegue a millones y millones de personas”, apunta Wharton.

De todos modos, eso dependerá de laboratorios Eli Lilly y de cómo decida fijar el precio y distribuir su medicamento.

“Por eso enfatizo la palabra ‘oportunidad’,” concluye Wharton.

Por Gina Kolata y Rebecca Robbins

(Traducción de Jaime Arrambide)

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