Luego de abrir los ojos por primera vez tras permanecer doce días internada en terapia intensiva, los médicos dieron un nuevo parte sobre la salud de Alejandra “Locomotora” Olivera. La exboxeadora de 47 años se encuentra en la UCI del Hospital Cullen de Santa Fe, en donde ingresó el lunes 14 de julio con un diagnóstico de accidente cerebrovascular (ACV) isquémico, y está “estable desde el punto de vista clínico”.
“Respecto a la evolución neurológica, mantiene períodos de respuesta motora y apertura ocular, tanto espontánea como a la orden, como los días previos», detalló Bruno Moroni, director del centro médico.
A su vez, indicó que se continúa con el “proceso de desvinculación de la asistencia respiratoria mecánica, con períodos más prolongados de respiración espontánea”. “Continúa bajo seguimiento permanente por parte del equipo de la Unidad de Terapia Intensiva. Su pronóstico continúa siendo reservado”, finalizó el parte.
Esta leve mejora en sus reacciones se dio luego de que este viernes su estado crítico obligara a los médicos a realizar una traqueotomía, su segunda intervención quirúrgica. El objetivo del procedimiento era disminuir la sedación y “optimizar la evaluación neurológica”.
La internación
Oliveras fue encontrada en su domicilio y trasladada al hospital el lunes 14 de julio a las 9.20. El parte inicial describió un “síndrome confusional asociado a una pérdida de la movilidad en el lado izquierdo del cuerpo”.
Según detalló el equipo médico, Oliveras habría sufrido el ACV durante el sueño y, al despertar, ya presentaba el déficit motor en su lado izquierdo. Su llegada al Hospital Cullen se produjo con ocho horas de evolución del evento, un retraso que la dejó fuera de la ventana de atención para tratamientos de emergencia menos invasivos y que derivó en un infarto cerebral profundo ya instalado.
Su cuadro se agravó rápidamente. El miércoles 16, apenas 48 horas después de su ingreso, una tomografía reveló un deterioro que obligó a una cirugía de urgencia. Le practicaron una craniectomía descompresiva, una intervención para remover parte del cráneo y aliviar la presión sobre el cerebro inflamado. Desde entonces, su situación es crítica.
El director del hospital había indicado que la deportista no tenía antecedentes de salud de consideración, aunque estudios posteriores revelaron una historia médica más compleja. Alejandro Musacchio, jefe de Neurorradiología del Hospital Cullen, confirmó que la causa subyacente fue una condición preexistente y sin seguimiento.