Salud: un laboratorio anunció que su vacuna contra el VSR puede ser usada en adultos de 18 a 59 años con enfermedades crónicas

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La Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) autorizó el uso de la vacuna contra el Virus Sincicial Respiratorio (VSR) del laboratorio Pfizer en adultos de entre 18 y 59 años que presenten enfermedades crónicas. La medida amplía el esquema de inmunización que hasta ahora incluía solamente a embarazadas y personas mayores de 60. Así lo anunció la compañía en una presentación de la que participó LA NACIÓN.

El VSR, tradicionalmente asociado con cuadros respiratorios severos en lactantes y adultos mayores, también representa una amenaza significativa para adultos más jóvenes con condiciones de salud preexistentes. Entre los factores de riesgo que más se repiten se encuentran asma, diabetes, afecciones cardíacas y estados de inmunosupresión, ya sea por enfermedad o tratamiento.

La nueva indicación de la vacuna apunta a reducir hospitalizaciones y complicaciones respiratorias en adultos con condiciones de base

Según estudios realizados en América Latina, que fueron publicados en el International Journal of Infectious Diseases, entre un 40,9% y un 69,9% de los adultos infectados con VSR que presentaban síntomas compatibles con una enfermedad tipo influenza debieron ser hospitalizados. En los casos de neumonía asociada al virus, ese porcentaje llegó al 91,7%. La carga de enfermedad, de hecho, se ha comparado con la generada por la influenza o incluso el Covid-19. En un estudio realizado en México, en adultos de entre 18 y 59 años, se reportó una tasa de hospitalización del 53,3%, con ingresos frecuentes a unidades de cuidados intensivos y necesidad de ventilación mecánica.

Según la Dirección de Epidemiología, basada en los datos del Sistema Nacional de Vigilancia de la Salud, en lo que va del año se ha detectado un aumento en los casos de VSR. Desde la semana epidemiológica 12 se reportaron 215 casos, y en las semanas 18 y 19 se notificaron 295 detecciones, lo que evidencia una tendencia sostenida en ascenso.

El VSR es uno de los virus más comunes que afectan a bebés y niños pequeños, pero en adultos puede presentarse de forma más inespecífica, lo que dificulta su diagnóstico. “En la población adulta, los síntomas del VSR son más inespecíficos, lo que puede confundirse con otras infecciones respiratorias, provocando un importante subdiagnóstico”, explicó, durante la presentación de prensa, Miriam Rozenek, médica infectóloga y geriatra. “Además, la carga viral suele ser más baja que en niños, lo que dificulta su detección sin pruebas moleculares como RT-PCR”, agregó.

En América Latina, estudios reportaron hasta un 53% de hospitalización por VSR en adultos con comorbilidades entre 18 y 59 años

Entre los síntomas más frecuentes se encuentran la rinorrea, congestión nasal, tos y estornudos. En algunos casos, el virus puede progresar y comprometer las vías respiratorias inferiores, generando cuadros como bronquiolitis, neumonía, insuficiencia respiratoria, apnea e, incluso, la muerte. Su forma de transmisión es por gotas, ya sea al hablar, toser o estornudar.

La falta de inmunidad duradera tras la infección natural por VSR hace que las reinfecciones sean frecuentes a lo largo de la vida, lo cual agrava el riesgo en personas con enfermedades crónicas. En este grupo, una infección que en una persona sana podría ser leve puede transformarse en un cuadro grave.

La vacuna de Pfizer aprobada es una de subunidades proteicas recombinantes. Es la primera y única autorizada en la Argentina para prevenir la enfermedad del tracto respiratorio inferior causada por VSR en adultos de entre 18 y 59 años con factores de riesgo. Es la misma que ya se aplica en mayores de 60 y embarazadas, en este último caso con el objetivo de proteger a los lactantes a través de la inmunización materna.

El estudio que derivó en la aprobación

La aprobación se basó en los resultados del estudio clínico fase 3 MONeT, que evaluó la seguridad, tolerabilidad e inmunogenicidad de la vacuna en adultos con comorbilidades. En ese ensayo, se demostró que los títulos de anticuerpos neutralizantes fueron incluso superiores en el grupo de 18 a 59 años en comparación con el grupo de mayores de 60. Además, la tasa de respuesta inmunológica fue más alta, cumpliendo los criterios regulatorios de no inferioridad. En cuanto a seguridad, los eventos adversos fueron leves a moderados y transitorios, como dolor, enrojecimiento o hinchazón en el sitio de aplicación, fiebre o fatiga. No se registraron efectos graves relacionados con la vacuna.

“Hasta ahora, la vacunación se centraba casi exclusivamente en los extremos de la vida, pero sabemos que muchas personas jóvenes con comorbilidades también pueden desarrollar formas graves de la enfermedad, siendo la vacunación una herramienta que puede ayudarlos”, sostuvo Rozenek. “La vacunación en adultos vulnerables no solo protege al paciente individual, sino que también alivia la presión sobre los servicios de salud, ya que estos pacientes suelen requerir más recursos: hospitalización prolongada, estudios diagnósticos, tratamientos de soporte respiratorio y seguimiento posterior”, completó.

Las enfermedades pulmonares como EPOC, asma o bronquiectasias pueden favorecer cuadros de obstrucción de vías respiratorias, exacerbaciones graves e incluso neumonía. Las enfermedades cardíacas como la insuficiencia o la enfermedad coronaria también pueden descompensarse durante una infección por VSR. Los estados de inmunocompromiso, ya sea por enfermedades como el cáncer o por tratamientos inmunosupresores, incrementan tanto la posibilidad de contraer el virus como la de sufrir sus formas más graves. También se identifican como factores de riesgo la diabetes mellitus, enfermedades hepáticas, renales y neuromusculares.

“Es fundamental que las personas tengan presente la correlatividad que existe entre sus antecedentes de salud y un cuadro de tos, fiebre o congestión, ya que puede ser mucho más que eso, y abordarlo a tiempo puede prevenir que se agrave”, explicó Rozenek.

La decisión de ampliar el uso de la vacuna contra el VSR a este grupo etario con comorbilidades representa un cambio de paradigma en la forma de abordar la prevención de enfermedades respiratorias. “En un contexto donde las infecciones respiratorias agudas están en aumento, visibilizar el impacto del VSR en adultos jóvenes con enfermedades de base es clave para mejorar el diagnóstico, la prevención y el manejo clínico”, sostuvo Rozenek. Y concluyó: “Contar con una herramienta de prevención segura y eficaz contra el virus sincicial respiratorio nos permite anticiparnos a las complicaciones, es un paso importante hacia una medicina más proactiva, que busca evitar internaciones y proteger a quienes más lo necesitan”.

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