“¿Viste nuestro último spot? Miralo, miralo”, dijo Sander van ‘t Noordende con una sonrisa en la cara, al señalar una pantalla en el hall de las oficinas de Randstad en Buenos Aires, mientras pausaba una sesión de fotos. El video, que corría en loop, graficaba de forma rápida que, para el aterrizaje de cada avión, se requiere la cobertura de 128 posiciones de trabajo. Y para el ejecutivo era motivo de orgullo: visibilizaba su rol y su aporte a la sociedad, aún cuando pasa desapercibido.
Sander van ‘t Noordende, CEO global de la compañía -dedicada a la prestación de servicios de recursos humanos-, llegó a la Argentina en el marco de una gira por América Latina, para acercarse al equipo y a los clientes. “Tenemos un gran negocio aquí. En los últimos años, el equipo hizo un trabajo fenomenal para llevar a Randstad al liderazgo del mercado local, y quería conocer su secreto. La Argentina es un país con grandes oportunidades, y parece que 2025 será un año de crecimiento económico”, afirmó en diálogo con LA NACIÓN.
De origen holandés y graduado de ingeniería industrial, con especialización en Finanzas y Marketing, van ‘t Noordende asumió como CEO de Randstad a inicios de 2022, un año después de haber tomado una silla dentro del Consejo de Supervisión. Con sede en los Países Bajos, Randstad opera en 39 mercados a nivel global, cuenta con cerca de 40.000 empleados y cotiza en Euronext Amsterdam. En 2024, la compañía apoyó a 1,7 millones de talentos para encontrar un trabajo y generó ingresos por más de 24.100 millones de euros. Van ‘t Noordende llegó a la firma tras haberse desempeñado como director para empresas con base en Estados Unidos y en Inglaterra, y de haber trazado una carrera de más de tres décadas en la consultora Accenture.
-¿Qué cambios identifica en el mercado argentino durante la última década?
-Los cambios que vemos en la Argentina son muy similares a los que identificamos en el resto del mundo. Identificamos una tendencia que denominamos “ABC del talento”. La A remite a “ambición” (ambition): hoy, solo el 51% de las personas afirma ser ambiciosa, lo que significa que el 49% no necesariamente busca una carrera importante. La B remite a “balance”: la mitad de las personas prioriza el equilibrio entre el trabajo y la vida personal, mientras que la otra mitad, la remuneración. Y la C remite a “conexión” (connection): cada vez más personas quieren sentirse cómodas y conectadas con sus compañeros. Creo que ya pasaron los días en los que las personas trabajaban para ganar dinero y permanecer en él durante mucho tiempo; hoy, por supuesto, quieren aprender y crecer y la remuneración es importante, pero el bienestar pasa por un conjunto de deseos mucho más amplio.
-¿Cuáles son los principales retos a los que se enfrentan las empresas hoy?
-En muchos lugares de trabajo, hoy conviven cuatro o cinco generaciones diferentes y cada persona tiene también distintos objetivos y deseos. Además, el talento es escaso, y resulta difícil encontrar personas con buenas habilidades; y quienes las poseen tienen múltiples oportunidades: si un empleado no está satisfecho con su trabajo, suele buscar otro. Frente a ello, las empresas tienen que aprender a gestionar los equipos y adaptarse al máximo a ellos. Deben esforzarse más que antes para involucrar a sus equipos, ofrecerle una carrera, capacitarlo y crear un entorno en el que todos se sientan cómodos.
-¿Qué están haciendo las empresas para ello?
-Hay tres ejes sobre los que las empresas suelen trabajar. En primer lugar, está el tono de la alta dirección, el cual no solo define el propósito de la empresa, sino que también establece la cultura, en la que las personas pueden colaborar, desempeñarse y desarrollar una carrera profesional. En Randstad, por ejemplo, nuestro propósito es conectar personas con oportunidades, y a nuestro equipo eso le encanta, porque el trabajo es una de las cosas más importantes en la vida. En segundo lugar, están las políticas de beneficios, lo cual abarca no solo la oferta de beneficios para todas las categorías de colaboradores, sino también la garantía de que las normas se aplican de manera equitativa. Y en tercer lugar, está la participación de las personas en el flujo de trabajo y la oportunidad de moldear el entorno laboral, por ejemplo, a través de redes -de mujeres, de personas con discapacidad o de la comunidad LGBTQ, entre otras-.
-Previamente, en una entrevista, señaló la necesidad de retener a quienes se acercan a la edad jubilatoria, para enfrentar así el desafío de la escasez de talento. ¿Cómo imagina este escenario?
-En la mayoría de las sociedades, el envejecimiento poblacional es evidente y se traduce, en pocas palabras, en un menor número de personas que debe realizar una mayor cantidad de tareas. Una de las formas de abordar este desafío es incentivando a las personas a que trabajen hasta una edad más avanzada; pero para ello las empresas deben diseñar una propuesta atractiva; así, en la última década, la categoría de trabajadores cuya participación creció más es aquella de 55 -70 años. Esta es una categoría en la que las empresas no solían centrarse: cuando ingesé al mercado laboral: 35 años atrás, se esperaba que hubiera mucho desempleo en algunos mercados y que la gente tuviera que jubilarse anticipadamente, mientras que hoy, a la inversa, hay menos personas y tienen que trabajar por más tiempo.
-¿Cómo evalúa los marcos legales laborales? ¿Están preparadas para el trabajo del futuro?
-Cada país tiene su propio conjunto de regulaciones laborales, y creo que es fundamental que garanticen un mercado justo, en el que las personas tengan igualdad de oportunidades, reciban el mismo salario por el mismo trabajo y perciban cierto nivel de protección por parte de su empleador. Algunos países se centran en el trabajo fijo y en la protección laboral, e intentan evitar el tema de la flexibilidad, pero eso es casi imposible hacerlo, porque existe el trabajo por encargo y el eventual, entre otras formas. El punto es: qué nivel de flexibilidad se puede o se desea garantizar, y cómo se logra. Esto viene atado a los cambios atravesados en los últimos años. Las empresas necesitan más flexibilidad, porque el mundo cambia muy rápido, en términos de patrones de demanda y como consecuencia de la tecnología. La búsqueda de un equilibrio adecuado entre protección y flexibilidad es fundamental para todos los países y, por supuesto, se ve que cada país toma caminos diferentes.
-¿Cómo impactan las tecnologías y la inteligencia artificial (IA) en el trabajo?
-Soy optimista en cuanto a la incorporación de IA, porque ayuda a la productividad de las personas y, así, a la escasez de talentos derivada del envejecimiento poblacional. A su vez, la automatización libera a las personas de roles que no necesariamente eran interesantes, como el empaquetado. Creo que habrá más trabajo en áreas como salud, hostelería y servicios, además de tecnología. En paralelo, otros empleos desaparecerán o se achicarán, como los contables, bancarios o diseñadores. Para cada sociedad, la pregunta que debemos plantearnos es ¿Cómo asegurarnos de que nuestra gente siga siendo relevante para el mercado laboral del futuro?
-¿Cómo se incorporan a este escenario las poblaciones en situación de vulnerabilidad?
-Es muy importante que los países y las comunidades contribuyan a la capacitación de las personas para que encuentren trabajo. Desde Randstad, por ejemplo, en el marco de un acuerdo con la Dirección General de Integración Económica del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, llevamos adelante una iniciativa de reclutamiento y selección de candidatos residentes en el Barrio Padre Mujica. Diseñamos los talleres “Mi Primer Empleo” para jóvenes, así como cursos de capacitación y de orientación para la elaboración de CV y de desarrollo de herramientas para la búsqueda de trabajo, Una pequeña ayuda puede cambiar la vida de las personas.
-¿Cómo imagina el futuro del trabajo?
-Vemos una mayor flexibilidad en términos de locaciones en donde los trabajos son realizados. Algunas empresas consideran necesarios que los trabajadores vayan cuatro o cinco veces a la semana a la oficina, mientras que otras ni siquiera tienen oficina. Hay un esquema mucho más colorido, respecto de años atras, y creo que esta tendencia continuará. Además, la tecnología jugará un papel cada vez más importante. No obstante, las personas no serán reemplazadas por tecnología, sino por personas que la utilicen. El mensaje para las personas es que la abracen.