El nuevo Protocolo Común aprobado para fortalecer la respuesta ante la gripe, la COVID-19 y otros virus respiratorios introduce una clasificación de escenarios de riesgo que guiará la aplicación de medidas sanitarias según las condiciones epidemiológicas detectadas en cada territorio. Tal como detalló el Ministerio de Sanidad en un comunicado reproducido por los medios, el acuerdo con todas las comunidades autónomas proporciona un marco flexible y escalonado para proteger la salud pública y optimizar la coordinación institucional según las distintas fases de amenaza infecciosa.
Según informó el Ministerio de Sanidad, el protocolo establece cuatro escenarios que abarcan desde situaciones de incidencia basal hasta crisis epidémicas de nivel muy alto. Esta decisión, según el medio consultado, permite ajustar las estrategias conforme evoluciona la transmisión viral. Las clasificaciones de riesgo dependen de las tasas de transmisibilidad, el análisis de múltiples indicadores epidemiológicos, la presión sobre los recursos asistenciales y la vulnerabilidad de la población. Cada comunidad autónoma valora y define el ámbito de aplicación y los escenarios pertinentes en función del contexto local.
La ministra de Sanidad, Mónica García, expresó a través de la red social X que «el teletrabajo o las mascarillas en centros sanitarios salvan vidas. Dijimos que era necesario y posible», ratificando de este modo el enfoque preventivo de estas acciones. Según reportó el Ministerio, los cuatro niveles de riesgo –situación interepidémica o basal, epidemia de nivel bajo o medio, epidemia de nivel alto y epidemia de nivel muy alto– implican la aplicación escalonada e incremental de medidas, de modo que en cada etapa se añaden recomendaciones a las previas.
En el escenario basal, se priorizan acciones como la promoción de la vacunación, la vigilancia epidemiológica y la formación continuada del personal sanitario. El uso de mascarilla quirúrgica se aconseja para toda persona con síntomas respiratorios, sobre todo en presencia de individuos vulnerables. En centros sociosanitarios se establece igualmente su utilización permanente para el personal sintomático.
De acuerdo con el documento difundido por el Ministerio de Sanidad, el avance al escenario de epidemia de nivel bajo o medio implica fortalecer la coordinación interinstitucional y la información pública dirigida a la ciudadanía. Las recomendaciones enfatizan el uso de mascarilla por parte de sintomáticos y en áreas donde haya colectivos especialmente sensibles. En hospitales, el uso de mascarilla se recomienda en zonas de especial riesgo, como unidades oncológicas o de trasplantes, para profesionales, pacientes y acompañantes. En centros residenciales, los trabajadores con síntomas deberán seguir utilizando mascarilla y podrán adoptarse medidas adicionales ante brotes.
En situación de epidemia de nivel alto, los planes de continuidad asistencial se ajustan para asegurar la operatividad del sistema, y el uso de mascarilla se extiende a espacios comunes en centros sanitarios, como salas de espera o servicios de urgencias. Además, se revisa la política de visitas en centros de mayores, e individuos especialmente vulnerables deben recurrir al uso de mascarillas en espacios cerrados carentes de ventilación adecuada.
El nivel más alto de alerta, correspondiente a una epidemia de incidencia muy elevada, supone la activación de la coordinación extraordinaria entre territorios. Se convocan reuniones con el Pleno del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud para la adopción de decisiones rápidas. El protocolo habilita a las autoridades a implantar medidas excepcionales focalizadas en determinados ámbitos sociales o profesionales de riesgo alto de contagio.
El Ministerio de Sanidad subrayó la relevancia de una coordinación continuada entre las administraciones públicas regionales de salud y los órganos centrales, con revisiones periódicas del estado epidemiológico para mantener la capacidad de reacción frente a nuevas oleadas o variantes. Según publicó el Ministerio, la vigilancia en entornos vulnerables, como residencias de mayores o servicios hospitalarios específicos, se considera un aspecto prioritario debido al mayor riesgo de complicaciones. La detección temprana y la respuesta inmediata se indicaron como elementos clave para limitar el impacto sanitario.
Según indicó el comunicado oficial, las recomendaciones aprobadas constituyen una herramienta esencial para anticipar el impacto de las epidemias estacionales, perfeccionar la capacidad de reacción del sistema de salud y proteger colectivamente a la población. El Ministerio destacó que el diseño modular del protocolo permite adaptar las intervenciones a las singulares necesidades territoriales, alineando la preparación sanitaria con la evolución concreta de las infecciones respiratorias año tras año.
El protocolo detalla que las medidas escalonadas pueden ir desde la información y prevención básica en periodos de baja transmisión hasta el despliegue de acciones extraordinarias ante escenarios de transmisión descontrolada. La aplicación localizada de las recomendaciones, la vigilancia intensificada en sectores vulnerables y la actualización sistemática de los indicadores forman parte de la estrategia de respuesta alineada entre las comunidades autónomas y la Administración central.
