A 230 kilómetros de Resistencia, la capital de Chaco, se encuentra Corzuela, una pequeña ciudad que apenas supera los diez mil habitantes y funciona como cabecera del departamento General Belgrano, en el centro de la provincia. Allí, el 4 de septiembre de 2005, en un punto geográfico bastante recóndito para el mapa futbolístico de la Argentina, nació Santiago Javier Lencina, la figura de River en la goleada por 4-0 sobre Instituto. Un volante ofensivo zurdo que se posicionó para Gallardo por encima de Pity Martínez, Nacho Fernández y obviamente el ya relegado Matías Rojas.
La llegada del joven mediocampista ofensivo a la Institución de Núñez se produjo en 2018, cuando se incorporó a la prenovena luego de superar una prueba realizada el año anterior. Alejandro Montenegro, aquel lateral izquierdo que fue multicampeón con River en la década del 80, fue el encargado de supervisar a los jugadores evaluados en ese examen donde Lencina logró ganarse un lugar para vivir desde el año siguiente en la pensión tras tener sus comienzos futbolísticos en el Club Atlético Deportivo Obreros Unidos, una humilde entidad de su tierra natal.
Sin las expectativas que durante su recorrido en las divisiones inferiores causó otro chaqueño como Claudio Echeverri ni tampoco el ruido que paulatinamente generó otro zurdo como Franco Mastantuono, Lencina asoma como la nueva carta desequilibrante formada en el semillero de River. Luego de realizar un aporte destacado en cada categoría logró ganarse una chance en la Reserva, donde tuvo el estreno por los puntos el 17 de octubre de 2023, bajo la dirección técnica de Marcelo Escudero. También con “Pichi”, aunque como entrenador interino, el zurdo tuvo su debut oficial en primera el 4 de agosto de 2024, cuando ingresó a los 38 minutos del segundo tiempo por Pablo Solari en un empate sin goles contra Unión, en Santa Fe. Al día siguiente, en el estadio Monumental, Marcelo Gallardo asumió en reemplazo de Martín Demichelis.
Su partido ante Instituto
Con el Muñeco al frente del plantel, Lencina no tuvo posibilidades durante el resto del año, pero sí consiguió una gran oportunidad el 16 de febrero pasado, cuatro días después de ir al banco de suplentes en Mendoza ante Godoy Cruz. Sorpresivamente, contra cualquier pronóstico, el mediocampista fue titular en la victoria por 1-0 como local sobre Lanús.
Actuó como extremo derecho en el 4-2-3-1 que diseñó el DT y fue sustituido a los 19 minutos de la segunda parte por Maximiliano Meza. Nuevamente tuvo rodaje, aunque entrando como relevo, el 19 de marzo en el cómodo triunfo por 3-0 frente a Ciudad de Bolívar, en Santiago del Estero. Al mismo tiempo, era el número 10 de la reserva, sabiendo que la superpoblación de volantes creativos no le brindaba un panorama favorable, pero sin caer en el bajón anímico que en muchos casos ocurre con los pibes luego de su bautismo en la élite del fútbol argentino.
Nueve goles y una docena de asistencias en 49 partidos oficiales es el registro de Lencina en la Reserva, la categoría a la que difícilmente vuelva porque Gallardo decidió que integrara definitivamente el elenco estable del primer equipo. Una decisión que fue más allá de formar parte de las prácticas porque el técnico más ganador de la historia de River depositó la confianza en el futbolista de 19 años de edad en el comienzo del Torneo Clausura.
Inteligente para saber dónde había un posible pase, cuándo le convenía desprenderse de la pelota y en qué momento debía encarar a los rivales para brindar el desequilibrio individual como herramienta, Lencina no sólo le ofreció la cuota indispensable de fluidez al circuito ofensivo del equipo, sino que también resultó determinante con su doblete en el estadio Mario Alberto Kempes.
Allí, a diferencia de la primera fecha, donde cumplió la función de interior izquierdo en el triunfo por 3-1 frente a Platense, tuvo un rol distinto. Con la inclusión de Juan Cruz Meza en la zona de volantes, relegando de la titularidad a Ian Subiabre, el chaqueño pasó a ocupar la posición de extremo derecho en un 4-3-3 que por momentos se rediseñaba como un 4-1-4-1 para recuperar la pelota. Sin embargo, ambos pibes intercambiaron sus respectivas posiciones a los 38 minutos del primer tiempo, una jugada maestra que se vio reflejada cuando el zurdo pisó el área para anotar el segundo tanto, a los 47 minutos, tras buscar una devolución de Facundo Colidio, autor del primero.
En la segunda etapa, cuando Gallardo realizó las primeras dos modificaciones, Lencina regresó al costado derecho del ataque e inmediatamente tuvo su recompensa al sacar un remate rasante para señalar el 3-0 parcial luego de que Maximiliano Salas desbordara por la izquierda. Más allá de ambos gritos, el número 39 de River contribuyó con la dinámica que pretende el técnico, quien decidió que disputara el partido completo, un hecho que no había sucedido hasta entonces.
De pasado breve en la Sub 20 bajo la conducción de Javier Mascherano, que lo convocó para una serie de amistosos contra Paraguay en septiembre de 2024, Lencina tan sólo registra cinco partidos oficiales en River, totalizando 250 minutos. Titular en tres de ellos, el zurdo, de apenas 1,72 metros de estatura, tiene un contrato vigente hasta el 31 de diciembre de 2026. Su cláusula de salida es de 30 millones de euros, cifra que asciende a 35 millones en la época actual, es decir cuando restan diez días hábiles o menos para el cierre del libro de pases en la Liga Profesional. El club de Núñez es dueño del 100 % de los derechos económicos, según el dato que indica el balance aprobado a principio de año. Un dato no menor, pensando en una futura transferencia, es que no posee ciudadanía europea.
Una asistencia ante Boca, en la Reserva
Con una sonrisa imposible de ocultar luego de gritar dos goles que se replicaron en las gargantas de unos 26.000 hinchas de River en los sectores destinados al público visitante en el estadio Kempes, Lencina expresó su satisfacción al término del partido. “La verdad que es un día soñado. Desde chico uno siempre sueña con este momento. Hoy (por el sábado) pude cumplir un sueño que tenía de chiquito cuando llegué a River, así que agradecido a Dios, a mi familia y a toda la gente de mi pueblo en Chaco. Deben estar todos muy contentos, agradecido al pueblo que es un pueblo muy chiquito de allá de Chaco y les mando un saludo muy grande”, manifestó, sin olvidar sus raíces en Corzuela.
Satisfecho con la tarea del enganche devenido en mediocampista, Gallardo resaltó su rendimiento ante Instituto: “Me pone muy feliz por él. Es un chico del club que tiene cualidades que viene demostrando desde hace mucho tiempo. Le viene muy bien a él y a nosotros como equipo”.