
El informe difundido con motivo del Día Mundial de la Infancia destaca que Gaza se ha convertido en el territorio con la mayor cantidad de niños amputados registrada en la historia contemporánea, según detalló la organización Save the Children. Esta información se apoya en los datos de Naciones Unidas, que cifraron en casi 12.000 el número de menores muertos o heridos en escenarios de conflicto durante 2024. De acuerdo con Save the Children, este aumento de víctimas infantiles está directamente relacionado con el uso intensivo de armas explosivas, especialmente en entornos urbanos, y con la creciente impunidad de quienes perpetran estos ataques.
Tal como informó Save the Children, el traslado progresivo de los combates hacia las ciudades marcó un cambio sustancial en la forma de hacer la guerra y en la manera en la que los niños y niñas se ven afectados. El informe «Infancia y lesiones por explosiones: el impacto devastador de las armas explosivas en los niños y niñas» indica que el 70 por ciento de las víctimas menores de edad durante 2024 se registró en áreas urbanas, cifra que contrasta con el promedio del 59 por ciento documentado entre 2020 y 2024. Save the Children resalta que este cambio representa una transformación en la naturaleza de las fatalidades infantiles durante conflictos armados, donde ya no predominan la desnutrición, las enfermedades o el colapso sanitario, sino la utilización de armas explosivas en lugares anteriormente considerados seguros, como hogares y escuelas.
El medio Save the Children expone además que durante los últimos tres años, las fuerzas gubernamentales figuran como principales responsables de estos incidentes, en gran parte por el uso de armamento de amplio alcance en zonas densamente pobladas. Según consignó la organización, los explosivos fabricados por Estados causaron el 54 por ciento de las muertes y lesiones de civiles en 2024, frente al 17 por ciento registrado en 2020. Save the Children atribuyó esta tendencia al fracaso de la comunidad internacional para exigir responsabilidades a los Estados involucrados en ataques contra civiles.
Narmina Strishenets, asesora principal de conflictos y defensa humanitaria de Save the Children en Reino Unido y autora principal del informe, declaró: «El mundo está siendo testigo de la destrucción deliberada de la infancia, y las pruebas son innegables». Strishenets subrayó que los niños pagan el precio más alto no solo por las acciones de grupos armados, sino también por gobiernos que deberían protegerlos: «Los misiles caen donde los niños duermen, juegan y aprenden, convirtiendo los lugares que deberían ser los más seguros, como sus hogares y escuelas, en trampas mortales». Añadió que actos antes condenados ahora se justifican como “el precio de la guerra”, y advirtió que esta normalización representa una modificación grave en los valores éticos globales.
De acuerdo con la información publicada por Save the Children, entre 2020 y 2024 la cifra de víctimas infantiles en zonas de conflicto se aproximó a 50.000. El informe señala además que la muerte o mutilación de menores constituye el 30 por ciento de todas las violaciones graves contra la infancia reconocidas internacionalmente y que representa la principal categoría única dentro de estas violaciones. Las áreas de conflicto más letales para los niños durante 2024 han sido los Territorios Palestinos Ocupados, Sudán, Birmania, Ucrania y Siria, siendo predominante el uso de armas explosivas.
Moazzam Malik, director ejecutivo de Save the Children en el Reino Unido, explicó que los menores se encuentran entre los más perjudicados por los conflictos actuales. Subrayó que detrás de las cifras existen historias de niños que han perdido movilidad, padres y acceso a la educación, además de ver quebrada su percepción de seguridad. Malik recalcó que la violencia interna de la guerra moderna afecta principalmente a la población civil y que el alcance del daño, como fracturas craneales, amputaciones y quemaduras complejas, supera las líneas de combate y condiciona la vida de los afectados durante años.
El informe, según reportó Save the Children, confirma que en la actualidad la mayoría de las víctimas de los conflictos armados no son combatientes adultos, sino niños y civiles. Estos menores sufren lesiones como amputaciones traumáticas y quemaduras de difícil recuperación, muchas de ellas con efectos a largo plazo o permanentes incluso si los niños logran sobrevivir. Malik denunció que el Derecho Internacional Humanitario, diseñado para salvaguardar a los menores en contextos bélicos, se ignora de modo sistemático, y calificó cada ataque contra escuelas u hospitales como un fracaso ético. Destacó que la falta de respuesta internacional puede allanar el terreno para una “anarquía total” en los futuros conflictos, despojados de restricciones.
Paul Reavley, pediatra experto en urgencias y presidente de la Paediatric Blast Injury Partnership, resaltó en el informe divulgado por Save the Children que los niños presentan una vulnerabilidad mayor ante armas explosivas debido a sus características anatómicas, fisiológicas y psicosociales. Reavley incidió en que muchos niños mueren antes de llegar a los hospitales y quienes sobreviven enfrentan tasas de mortalidad superiores a las de los adultos en el mismo sistema de atención. Explicó que las lesiones están frecuentemente asociadas a una combinación de daños severos, tratamiento prolongado y cuidados específicos a lo largo de la vida.
Save the Children recalcó que el sistema sanitario en contextos de guerra suele estar orientado a adultos y no responde adecuadamente a las necesidades de los menores, lo que complica la recuperación. El medio remarcó que los supervivientes infantiles experimentan dolor crónico, discapacidades, traumas psicológicos y estigmatización persistentes. Reavley instó a dotar al personal sanitario de conocimientos, recursos e infraestructuras adecuadas para atender estas complejidades pediátricas en escenarios bélicos.
Según Save the Children, las protecciones internacionales para los niños se están erosionando en las guerras actuales, hasta el punto de que la rendición de cuentas por ataques indiscriminados es prácticamente nula. Por ello, la ONG instó a la comunidad de líderes mundiales a detener el uso de armas explosivas en zonas con alta densidad de población, reforzar las políticas de protección infantil en conflictos e invertir en asistencia integral, investigación y programas de rehabilitación para menores afectados por lesiones relacionadas con explosivos.
