Si el pasado día 9 de octubre, fecha en la que se anunció el Premio Nobel de Literatura 2025 se hubiera pronunciado el nombre de Mircea Cărtărescu en la sede de la Academia noruega, nadie se habría sorprendido mucho.
Y es que, desde hace unos años, el escritor rumano se ha convertido en uno de los favoritos en las apuestas gracias a su valioso aporte a la literatura contemporánea.
Nacido en Bucarest en 1956, es poeta, prosista, crítico literario, novelista y cuentista. Doctor en Literatura Rumana por la Universidad de Bucarest, ha sido profesor universitario y ha publicado una obra vasta y diversa, que abarca desde la poesía hasta la novela experimental.
Entre sus títulos más destacados figuran Nostalgia, Lulu, El Levante, Las Bellas Extranjeras, Solenoide y la trilogía Cegador (El ala izquierda, El cuerpo y El ala derecha), considerada por la crítica su obra maestra y traducida a más de 25 idiomas.
Tres cuentos para conocer a Cărtărescu
Ahora, la editorial Impedimenta, que se ha encargado de publicar y traducir al español prácticamente toda su obra, presenta Los conocedores, un volumen que reúne tres relatos vinculados a la totémica trilogía Cegador, y que ofrece una nueva puerta de acceso al universo literario de Cărtărescu.
El libro ha sido descrito como un “mapa del tesoro” a la hora de permitir al lector adentrarse en la obra de un autor que transforma el elemento autobiográfico en mítico a través de una poética desbordante y una imaginería alucinógena. “Una catedral de la imaginación y la erudición” es como la describe el mismo diario suizo.
La estructura de Los conocedores responde a una lógica de miniatura barroca: cada relato corresponde a uno de los volúmenes de la trilogía Cegador, funcionando como ventanas privilegiadas hacia el subconsciente más íntimo y onírico del autor. La obra condensa el vértigo y la belleza inabarcables de una trilogía que cambió la literatura europea contemporánea.
De qué va ‘Los conocedores. Tres relatos de Cegador’
En el primer relato, Los Badislav, el lector presencia la huida de un clan arcaico a través de un paisaje apocalíptico, donde la realidad se ve invadida por ángeles, demonios y criaturas que desafían cualquier lógica. Este escenario, de una potencia visual y simbólica desbordante, ilustra la capacidad de Cărtărescu para crear universos en los que lo fantástico y lo mítico se entrelazan de manera inseparable.
El segundo relato, El circo, transporta la acción a la Bucarest de los años sesenta, convertida en un organismo vivo y palpitante. Aquí, un niño (identificado como el propio Mircea) asiste a un espectáculo donde la realidad se distorsiona: escarabajos gigantes, alfombras que ocultan secretos de Estado y niñas con alas de mariposa se funden en una narración que explora la memoria y la revelación. Este relato destaca por su capacidad para transformar la experiencia personal en una visión alucinatoria y poética.
Por último, La boda lleva al lector hasta el lago de Como, en el contexto de la boda del conde Witold Csartarowsky. En este escenario, la narración se convierte en un aquelarre de figuras mitológicas, delirios y recuerdos, donde los límites entre el tiempo, el sueño y la materia se disuelven de manera definitiva. La obra logra así que el lector experimente la disolución de las fronteras entre realidad y fantasía, uno de los sellos distintivos de la escritura de Cărtărescu.