Sébastien Lecornu llevaba menos de un mes como primer ministro cuando, este lunes 6 de octubre, renunció abruptamente a su cargo tras un intenso fin de semana político y el anuncio, apenas unas horas antes, de su nuevo gabinete. “No se cumplen las condiciones para que yo siga como primer ministro”, afirmaba Lecornu, haciendo referencia a los varios días de negociaciones fallidas con otros partidos. Hoy viernes, 10 de octubre, el presidente de la República Francesa ha anunciado que Lecornu regresa a su cargo como primer ministro.
Crisis política en Francia
La renuncia quedó confirmada tras una reunión en el Palacio del Elíseo entre el propio Lecornu y el presidente de la República Francesa, Emmanuel Macron, habiendo pasado apenas 26 días desde que el ministro saliente accediese al cargo con la caída del gabinete anterior, de François Bayrou, quien no fue capaz de sacar adelante unos presupuestos con recortes de hasta 44.000 millones de euros. Además, con el déficit del 5,8% del PIB francés alcanzado en 2024 y la deuda rozando el 114%, la situación no era nada fácil.
En realidad, la agitación en el panorama político francés empieza con la decisión de Macron de disolver la Asamblea Nacional en junio de 2024. Las elecciones anticipadas consiguientes se saldaron sin mayoría clara para ningún bloque, y desde entonces el ciclo político francés se encuentra en una suerte de bucle de bloqueos en el que ningún primer ministro es capaz de conseguir el apoyo suficiente como para avanzar en la agenda legislativa ni aprobar presupuestos, aunque el plazo para presentar los correspondientes a 2026 finaliza el 13 de octubre.
Lecornu, quinto y sexto primer ministro francés
La elección de Lecornu el pasado 10 de septiembre fue recibida con rechazo por varios partidos de la Asamblea Nacional, que advirtieron desde un principio que no le apoyarían, exigiendo a Macron que o bien dimitiese o bien convocase elecciones anticipadas. Marine Le Pen, de Agrupación Nacional, valoraba que “lo único sensato que se puede hacer ahora es convocar elecciones”, añadiendo que “esta broma ya ha durado demasiado. Los franceses están hartos. Macron ha puesto al país en una situación extremadamente difícil”. El presidente de la República, por su parte, ha insistido en varias ocasiones que no tiene intención de abandonar la presidencia antes de 2027.
Lecornu, antiguo ministro de Defensa y fiel aliado de Macron, se convirtió a principios de septiembre en el quinto primer ministro francés en solo dos años. Al abandonar, este lunes 6 de octubre, la residencia oficial en el Hotel de Matignon, criticó los “apetitos partidistas” de las formaciones políticas, a las que acusó también de conducirse “como si tuvieran una mayoría absoluta”. Y añadió: “Estaba dispuesto a llegar a compromisos, pero todos los partidos querían que el otro partido adoptara sus programas completamente”, expresando una aparente imposibilidad para llegar a ningún acuerdo. Para Lecornu, “no haría falta mucho para que esto funcione”, esto siendo la política francesa, y que lo que impide su éxito es una falta de humildad y que la clase política no deje “de lado algunos egos”.
Este viernes, después de otra ronda de consultas con los partidos mayoritarios – salvo La Francia Insumisa y Agrupación Nacional, que no accedieron a la convocatoria – Macron ha vuelto a nombrar primer ministro a Lecornu, presentando esta elección como un “momento de responsabilidad colectiva”.
Aunque este miércoles Lecornu aseguraba que “no corría detrás” del cargo, tras el anuncio de su reelección publicaba en X que “acepto, por deber, la misión que me confía el presidente de la República de hacer todo lo posible para que Francia tenga un presupuesto antes de fin de año y para responder a los problemas de la vida cotidiana de nuestros compatriotas”. “Es necesario poner fin a esta crisis política”, valora, “y a esta inestabilidad perjudicial para la imagen de Francia y sus intereses”.
Considera también que esto solo podrá conseguirse “bajo ciertas condiciones, sacando las conclusiones que se imponen tras estas últimas semanas; todos los asuntos planteados durante las consultas de estos días serán objeto de debate parlamentario. Los diputados y senadores podrán asumir su responsabilidad, y los debates deberán llegar hasta el final; el saneamiento de nuestras cuentas públicas sigue siendo una prioridad para nuestro futuro y nuestra soberanía: nadie podrá eludir esta necesidad; todas las ambiciones son legítimas y útiles, pero quienes se incorporen al Gobierno deberán comprometerse a desvincularse de cualquier ambición presidencial para 2027; el nuevo equipo de gobierno deberá encarnar la renovación y la diversidad de competencias».